Las hermanas satánicas

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Los rezos habían comenzado a oírse desde la medianoche. Pero a la mañana se intensificaron, interrumpidos de pronto por agudos gritos. Provenían de la familia Vásquez. ¿Qué estaba sucediendo allí?.

La policía llegó, pero la casa estaba clausurada con cuatro llaves. Echaron la puerta abajo y dentro se encontraron con una escena del todo dantesca: un cuerpo desnudo de un hombre rodeado de dos jóvenes, también sin ropa, embadurnadas de sangre.

Resultó ser Juan Carlos Vásquez, y sus dos hijas de 22 y 29 años, Gabriela y Silvia.

Una de ellas, al ver a los oficiales, gritó con una voz gutural casi masculina: “Váyanse de acá”. En su mano había un cuchillo y tuvieron que someterla entre tres oficiales para quitárselo de tanta furia que tenía.

Su fuerza era brutal y parecía poseída por el mismísimo demonio.

Las hermanas fueron de inmediato hospitalizadas. Y mientras una hablaba incoherencias, la otra hablaba en una lengua extraña que algunos médicos identificaron como portugués.


El caso de las hermanas satánicas había comenzado. Era marzo del año 2000.



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¿POSESION DEL DIABLO, RITUAL SATANICO O DISOCIACION DE LA PERSONALIDAD?

Según los que estudiaron atentamente el caso lo que se produjo fue una disociación de la personalidad. Probablemente fecundada por sus lecturas y cursos de esoterismo y ocultismo que efectuaban en cierto negocio de pseudociencias.

La amnesia, los trances hipnóticos y el sonambulismo serían variedades de la misma psicopatología. El fenómeno tiene su máximo exponente en casos como los de Sarah o William, donde dos o más personalidades coexisten en un mismo cuerpo y cada una de ellas puede estar completamente consciente de su comportamiento, memoria y experiencia. Cada personalidad, a su vez, puede adoptar su propio nombre, sexo y, en ocasiones, estar al tanto de las restantes identidades que conviven con ella.” , nos dice Mariana Comolli, experta en el tema.

Actualmente una de ellas quedó recluida en la Unidad 27 del Servicio Penitenciario Federal y la otra pudo salir libre del Neuropsiquiátrico Moyano. Nada más se habló del tema.

100 PUÑALADAS

El caso me recordó vagamente el de las primas de la bañera. Si bien en este hecho estaba bien esclarecido el detonante y las asesinas.

En el barrio de Saavedra , Manuela Pedraza 5873, fue donde sucedió todo. Un barrio y un lugar donde nada había de extraordinario. Salvo que las chicas, hijas del ferretero Juan Carlos Vásquez tenían fascinación por el ocultismo.

Frecuentaban Transmutar, un centro donde vendían todo el “arsenal” magufo y oculto que pudieran necesitar: velas, relicarios, libros, incienso, etc.

Se especuló que aquel centro esotérico tenía mucha responsabilidad al inculcar en las mentes de las jóvenes ideas alocadas sobre ángeles y rituales para atraerlos. También, se habló de un posible incesto por parte del padre de las chicas.

Lo cierto es que el contexto mágico, independiente de donde abrevaran ellas sus creencias, fue el subterfugio para el homicidio.

Quizá un abuso de su padre impelió a que camuflaran ese hecho “culpando al diablo” de todo. Esta opinión también la ofrece la psicóloga Isabel Monzón en un artículo publicado en Brujas, donde habla al respecto del caso.


CONCLUSION

No hay misterio en la muerte de una persona a manos de otra. Los incentivos pueden ser inimaginables. Pero cuando el esoterismo está presente es muy claro que los sentimientos sean exacerbados.

La creencia en la magia negra, en el satanismo, en toda manifestación sin bases sólidas amparadas únicamente en la fe individual son peligrosas.

Creer en tales disciplinas no es nunca sano. Porque si no es un parricidio es un atentado con bombas o algo mucho peor.

La fe, dice el proverbio popular, mueve montañas. Yo creo que es peligroso mover montañas cuando estas han estado siempre ahí.

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