Y lo hice. En efecto, desde hace tiempo venía teniendo la necesidad de hacer una terapia de vidas pasadas. Había leído tanto al respecto, que consideré que era hora de la verdad, la hora de reclinarme en el sillón y remontarme a las cienagas de la memoria adormecida.
Dr Cabouli |
Necesitaba ir, como siempre, a la fuente. Y en este caso, su fuente era el Dr Jose Luis Cabouli, experto de todo Sudamérica y Europa en lo concerniente a Vidas Pasadas.
Dar con el Dr Cabouli no fue sencillo. Su agenda está atiborrada de conferencias, talleres vivenciales y viajes por todo el orbe.
No obstante, dejé claro a su secretaria que ni bien pudiera dar una sesión en privado me avisara. Y así lo hizo luego de unos meses.
Hoy, 9 de marzo de 2009, a las 14:30 hs de la tarde, toqué timbre en su depto de Palermo. Y no hizo esperarse, al momento bajó a abrirme la puerta y hacerme pasar a su despacho.
Allí empezamos con una serie de preguntas sobre mi vida, sobre mis delirios, pasiones y búsquedas y la razón de por qué estaba ahí.
Le dije lo que sabe todo el mundo: desde hace años busco esa forma abstracta de conocimiento que algunos llaman "la verdad". Pero hasta ahora sólo me he encontrado con enormes mentiras tejidas por intereses de personas sin escrúpulos. Incursioné en el tema Ovni, Fantasmas, Fenómenos Paranormales, Religión, Alquimia (la verdadera, la de laboratorio) y mil y un temas inquietantes más.
Llegado a este punto, le dije, estaba convencido que intelectualmente no podría adquirir verdad alguna. Necesitaba una experiencia individual, tal vez emocional, que me brindara una respuesta.
Hasta ese momento, absorbido por sus libros y los de Brian Weiss, pensaba que la regresión era algo así como un sueño lucido y vívido: como soñar estando consciente. Brian Weiss decía en sus libros que es un estado entre el sueño y la vigilia, y que se logra con hipnosis (o mucha práctica).
Como sea, me pide el Dr Cabouli que me descalce y me recueste en su sillón, bien relajado. Hasta ese momento había liberado mi mente de todo prejuicio o crítica. Estaba en blanco. Receptivo a lo que se produjera.
Y lo que sucedió fue que dijera lo primero que se me pasara por la mente: le hablé de una luz de velas, en un lugar oscuro. Luego, que viera la escena y la describiera. La describí como un lugar lleno de libros y polvo y suciedad, con la luz de la luna entrando por arriba.
Así continuamos.
Me guiaba y yo relataba en base a sus palabras lo primero que se me pasaba por la cabeza o que, cuando menos, tenía coherencia. Como ir armando un cuento. Relaté que vi un hombre viejo, sentado a la luz de velas, con la visión desgastada, leyendo sus libros viejos, que había sido arrestado por haber revelado algo a la realeza o a la iglesia, y vivía confinado en una especie de ático donde la luz de la luna ingresaba por una especie de claraboya.
En la otra historia (otra vida para algunos) era un huerfano abandonado que se hacía un futuro con su carrera exitosa y se volvía millonario, viviendo en un rascacielos en una ciudad importante. La ventana enorme del rascacielos siempre daba a la ciudad vista desde las alturas. Yo siempre he tenido una extraña predilección por verlo todo desde las alturas, y aquella historia que fui creando guiado por el Dr Cabouli, es un fiel reflejo de mis gustos personales.
De hecho, en ambas historias hay ecos de mi vida actual. El anciano recluido en el ático leyendo y leyendo habla de mi vida actual, donde casi no tengo contacto social, y donde me paso trabajando, leyendo , investigando. Puede ser una exteriorización de mi vida diaria, convertida en un símbolo agradable ( la historia medieval donde supuestamente transcurre es un escenario seductor).
Como sea, y para hacer corto este informe, en las historias que visualicé siempre hubo condimentos de mi vida ordinaria, ecos y paralelos demasiados coincidentes. Después de todo, estaba hilándolo con la imaginación.
Algunos dirán que yo era aquel anciano y aquel millonario. Y yo digo que aquellos personajes son eso: personajes. No hubo nada que me hiciera experimentar algo de gran impacto y sentido vívido.
Muchos podrán pensar que las actuales formas de vivir que uno experimenta son consecuencias de Vidas Pasadas, por tanto, los gustos e imaginaciones se orientan a lo que vivimos: pero a mi , personalmente, no me satisface esta explicación. Es decir, que carece de evidencias.
A veces he tenido sueños de alto contenido visual y realismo realmente impactante, recordándolos en la vigilia como si hubieran pasado realmente. Pero este no ha sido el caso. En la consulta de Dr Cabouli no pasó nada de eso. Incluso más: imaginar un cuento para un libro mio me hace estar más presente en la historia que lo que le iba relatando a él, a pedido suyo.
A veces he tenido sueños de alto contenido visual y realismo realmente impactante, recordándolos en la vigilia como si hubieran pasado realmente. Pero este no ha sido el caso. En la consulta de Dr Cabouli no pasó nada de eso. Incluso más: imaginar un cuento para un libro mio me hace estar más presente en la historia que lo que le iba relatando a él, a pedido suyo.
Una vez soñé que era afroamericano, y realmente entendí lo que es estar en el pellejo de una persona de raza negra, con todas las discriminaciones circundantes. Y sí, fue muy visual. Pero era un sueño.
La cuestión es que salí decepcionado de la consulta. Eso era cualquier cosa. ¿Hipnosis? ¿Donde estaba tal cosa?. Me marché con el sabor de que estos especialistas llenan páginas de sus libros con historias que no son historias auténticas. Que son, de alguna manera, forzadas por la imaginación y el pedido del terapeuta.
Los pacientes colaboramos a bosquejarles esas historias, ellos luego guían, determinan, controlan y auspician la explicación a la historia.
La cuestión es que salí decepcionado de la consulta. Eso era cualquier cosa. ¿Hipnosis? ¿Donde estaba tal cosa?. Me marché con el sabor de que estos especialistas llenan páginas de sus libros con historias que no son historias auténticas. Que son, de alguna manera, forzadas por la imaginación y el pedido del terapeuta.
Los pacientes colaboramos a bosquejarles esas historias, ellos luego guían, determinan, controlan y auspician la explicación a la historia.
Al final, de una ficción que fabricamos ellos crean una religión.