¿Existe el chupacabras?

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La morada que conviene a monstruos como vosotros es el antro del
león bebedor de sangre

Esquilo, Las euménides


La idea de un ser que chupa la sangre no es nueva. Ya en el imaginario colectivo de la humanidad encontramos esa fascinación por el líquido vital.

Leyendas, cuentos, historias, nos hablan de seres monstruosos que salen de sus moradas en la noche sedientos de sangre, y atacan a animales, e incluso a seres humanos; como la milenaria tradición de Lilitû, entidad babilonia celebre por succionar la sangre de niños.



Pero los vestigios de esta presencia, a veces llamada vampiro o vanpir –término bautizado mucho antes de descubrir la especie quiróptera en 1761- se rastrean hasta la prehistoria.

Por ejemplo, en Persia, donde encontramos un jarrón con un dibujo de un hombre apresado por un ente abominable que intenta succionarle la sangre.

Sin precisar tanto ni geográfica, ni cronológicamente, podemos suponer que desde siempre el hombre ha tenido en su imaginación, como representación del horror nocturno, a un vampiro bebedor de sangre.





Por eso es natural que se hable hasta estos días de un chupacabras, un ente nocturno que se abastecería de la sangre de animales.

Investigué, hace algunos años atrás, el tema del chupacabras. Sólo hallé la mano humana detrás. Sea falseando pruebas, sea matando animales para ritos, sea ocultando la realidad a través de una prensa amarillista y un fervor fanático por los ovnis.

Mis días de investigación entre pastores, hombres de campo, ganaderos, veterinarios, cazadores , etc, develando, casi como un detective que persigue al asesino serial, los rastros que este “ente” ( bautizado como “chupacabras” o “depredasangre” ) iba dejando en los campos, en los animales, en el ánimo de la gente, me hizo advertir algo obvio: que las muertes en realidad se relacionaban con simples depredadores de la región.



Cuando consulté con veterinarios me dijeron lo mismo. Y cuando los que estudiaron más de 1000 cadáveres de animales en Puerto Rico, país de origen del mito, notificaron la causa de los decesos concluyeron por lo mismo: eran víctimas de animales depredadores.

¿Y lo de la sangre? No se les había drenado la sangre. Sus cuerpos habían sido mordidos como cualquier bestia podría efectuar.

Desde el vamos, partíamos de mentiras: nunca hubo punzadas desde donde se les sacaba la sangre. Y las que hubo, posteriormente, o mucho tiempo atrás (1972) se debían a la mano humana, probablemente para algún tipo de ritual.

Por eso siempre se encontraron la clase de huellas de las imágenes, de pies caninos, depredadores vulgares de la región, e incluso zapatos (cuando se trataba de satanistas aprovechando la ola de vampirismo).





En efecto, las Lamias, Empusas, Estrigas, Vanpir, Chupacabras, no provienen de otro lado que de los mundos de Morpheo.

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