
Al leer la noticia del deterioro de la memoria de Gabriel Garcia Marquéz me he puesto a investigar un poco sobre nuestra memoria, cómo se forma, donde está localizada en nuestro cerebro.
Y descubrí el Hipocampo, el animal que en la mitología griega tira del carro de Poseidón, un monstruo marino mezcla de caballo y de pez.
En nuestro cerebro hay una zona muy parecida al famoso caballito de mar, y por eso recibió el nombre de Hipocampo. Es una región cerebral muy antigua situada donde están los lóbulos temporales.

Y descubrí el Hipocampo, el animal que en la mitología griega tira del carro de Poseidón, un monstruo marino mezcla de caballo y de pez.
En nuestro cerebro hay una zona muy parecida al famoso caballito de mar, y por eso recibió el nombre de Hipocampo. Es una región cerebral muy antigua situada donde están los lóbulos temporales.

© Prof. Laszlo Seress, Wikipedia, Creative Commons by sa 3.0
Allí es donde los recuerdos se trasladan de un lado a otro, es decir, de la memoria de corto plazo a la memoria de largo plazo. El hipocampo es lo primero que se deteriora cuando una persona padece Alzheimer.

Y aunque parezca que es algo que no conlleva sufrimiento es una forma de morir en vida que, de momento, no tiene solución.
Sólo si el cerebro, parte a parte, fuera reemplazado por elementos más duraderos, (no orgánicos) podríamos resolver esta enfermedad natural del proceso de vejez que afecta a millones de personas.

Pero de momento toda nuestra atención está en las religiones. Donaciones a la Iglesia Universal, donaciones a pastores de todos lados del mundo, donaciones a la Cienciología y todo culto que promueva otras realidades invisibles indemostradas y fraudulentas.
Aquellos imperios crecen, se reproducen, y , como colmenas, conducen a fieles abejas obreras a sus recintos. Pero no producen miel, sino hiel.
En tanto, la gente muere, los cerebros se deterioran, y pudiendo resolver este problema fundamental, no hacen otra cosa que dilapidar el dinero en donaciones a aquellas sectas que nunca han hecho nada más que crear ilusiones para gente que todavía necesita cuentos de cuna para adultos.

En tanto, la gente muere, los cerebros se deterioran, y pudiendo resolver este problema fundamental, no hacen otra cosa que dilapidar el dinero en donaciones a aquellas sectas que nunca han hecho nada más que crear ilusiones para gente que todavía necesita cuentos de cuna para adultos.
¿Alguna vez vendrá algún filántropo a ocuparse de estos dilemas existenciales como debe hacerse, esto es, financionando “proyectos de Inmortalidad”?.
Los hay, sin duda, pero en comparación con las Iglesias y Sectas, son inexistentes.