No soy tan mal pensado como parece. Pero bueno, esta serie de fotos hablan por si solas. No debo - no debería - opinar más allá de lo que tales imágenes muestran. Pero...está claro que el acto en sí demuestra otro sentido. Uno para el niño, inocente, y otro para el prelado, no tan inocente.
¿Qué muestran? Pues el abuso de poder, la degeneración de un hombre que obliga a menores a actos de humillación que, aunque los niños no comprendan plenamente el alcance de lo que hacen, no deja de ser un acto de vejación.
Que obligue a menores a lamerle sus rodillas enjutas embadurnadas de crema es algo espantoso y no lo veo, por ningún lado, como un juego. Sí, escucho por ahí los que hablaran de cultura. Yo no creo eso.
Este hombre es nada menos que director de una Escuela Superior de Salesianos Lubin. Y mediante este “jueguito” de la crema en las rodillas, los inicia en...vaya uno saber.
“Esto es muy preocupante”, dijo Marek Michalak, portavoz del gobierno polaco en asuntos de niñez, informó The Telegraph.
“Sin duda, los límites de la decencia y las formas aceptables de contacto corporal se han superado. He ordenado una investigación y exijo una explicación por parte de todas las autoridades pertinentes”, sentenció Michalak.
Ahora este sacerdote polaco se encuentra en investigación. Supongo que no soy yo quien siendo ateo lo juzgue. A otros también les ha parecido aberrante lo que hace.
Es el problema de darles poder a un grupo de hombres repletos de deseos y pasiones, como todos los hombres, pero que se jactan de representar a Dios por encima de sus criaturas.
Estos emisarios de un Dios imaginario deberían desaparecer de la faz de la tierra. Ya hemos visto que el Vaticano los apoya, y en lugar de condenarlos como corresponde siempre encuentran un hueco eclesiástico donde escapar (y reubicarlos).
