Entre los requisitos del concurso se lee: rigurosamente inédita. Y original. Una novela original. ¿Se puede considerar como tal la novela ganadora del premio Planeta 2012 La Marca del Meridiano de Lorenzo Silva?.
Nunca. La razón es sencilla: la novela mencionada es una secuela o parte de una saga de éxito del escritor, cuyos dos personajes ya se han cobrado páginas y páginas de protagonismo en sus otras entregas y que se inicia con El Lejano País de los Estanques hasta La Estrategia del Agua y acaba con esta novela ganadora del Premio.
Más allá de esto es aburridísima. Lenta. Con diálogos trillados y que abundan en la típica plática de policías endurecidos. Es una novela que no sorprende y causa sopor. Largos párrafos concedidos a la crisis social que vive España. ¿Y qué me interesa a mi? En lugar de sumergirnos en otra realidad nos deja en la realidad diaria y con vistas a panoramas que ya todos conocemos.
Pero descubrir que los personajes ya fueron usados y que, como dice un crítico de la novela “Nadie que no esté ya enganchado a la pareja Vila y Chamorro, como estoy yo, se va a enganchar por este libro” me hace pensar, justo hoy que acabo de entregar una novela al famoso Premio Alfaguara, si no estaré haciendo un trabajo digno de un triste Sísifo.
¿Qué otra prueba hace falta para darnos cuenta del engaño que constituyen los Premios Literarios que siempre se conceden a escritores con libros ya publicados y con, inclusive, personajes ya creados y de éxito en sus otras novelas?.
¿Dónde quedó lo que demandaban las reglas de participación al concurso referido a Obras Inéditas y Originales?.
Por algo Ernesto Sabato renunció y denunció el Premio Planeta: porque le habían ofrecido ganar el concurso de 1994.
No me cuesta imaginar algo semejante con Lorenzo Silva. Nada mejor para asegurarse las ventas de sus otras novelas, imprescindibles para entender la que ganó el Premio, que concederle ganar algo que no merece.