Una mirada al mundo en forma de diario

0

He llevado a modo de diario, durante un par de meses, acontecimientos y pensamientos de mi vida. Me ha causado cierto pesar darme cuenta que en la vida de un ser humano no hay grandes novedades en el día a día.

Y todo, por más excepcional que sea en principio, termina convirtiéndose en rutina. Y ante eso simulamos la monotonía con eventos intrascendentes.

Por tanto, los registros no son lineales. Eso es lo más lamentable. Hay días en que no sucedió nada destacable, absolutamente nada digno de escribir. De modo que a veces saltan de semana a semana o día por medio. 

La pregunta es ¿qué sucede con esos huecos, con esos vacíos en la vida de una persona? Si no son importantes siquiera para escribirlos, ¿qué es lo importante y cómo lo no importante nos afecta?. 

Eso lo dejo a cada quien. 


Miércoles 18:41 horas 


Buscando una birome para escribir mis pensamientos, un desliz hizo que me reventara un dedo en un cajón. Entendí mejor lo que iba a escribir. El sentido de la vida no es existir sino sufrir. El dolor. Todo esto a colación de una observación en el metro. 

Todos aquellos cráneos homínidos con cabelleras largas o cortas, los cuerpos apelmazados como una misma grosera carne. Y todos, absolutamente, empeñados en ser útiles a otros. Una pequeña ración de mundo apretada convenciéndose día a día de que la vida tiene un sentido. Pero ¿lo hay si está la muerte?. Seguramente tendrá el que le demos. 

Al llegar a mi casa, pensé, podría ir a correr a Palermo. Me convencí que si existiera en el mercado una sustancia que fuera sucedánea de las estimulaciones que genera correr (endorfinas, adrenalina, telomerasa) me bastaría tomarla para obtener los resultados saludables del deporte sin invertir mi tiempo de mortal en la producción de agitación y sudor. Me engaño. Necesito salir a correr por la noche porque la adrenalina es irremplazable. Así sacudo el corazón para que me deje estar un día más en esta tierra. Siempre un día más. 

Igual veo con cariño las pastillas de resveratrol, cuyo compuesto derivado del vino, sirve para afectar la molécula implicada en nuestra longevidad. El SIRT 1, que codifica una proteína denominada Sirtuina 1. Según los estudios científicos funciona. Veremos el efecto en mi organismo. 

Jueves 09:45 horas


No hay muchas cosas interesantes a destacar en el día de una persona. Apenas tomamos nota de los eventos que nos detienen en el pensar. Lo que distrae, merece incluirse.

La frase de Sartre me viene a la cabeza:

Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga por debilidad y muere por casualidad”. 

Y sin embargo, mi sangre y mi ADN parece refutarlo. No hay debilidad en la lucha por la supervivencia. Y la lucha ya es una razón por sí misma. 

Viernes 13:40 horas 


Acabo de escuchar a una médica. Su testimonio de un parto común me sacude. Gritos. Lágrimas. La criatura trabada. Debieron romperle sus huesitos para que pudiera salir.

¡Rompérselos!

Así dice la médica. Y yo pienso en el diseño poco favorable de la evolución. Otra vez haciendo de las suyas. Si hubiera habido alguien detrás planificando estas cosas no sucederían. Digo alguien detrás:llámese Dios. Todos naceríamos sin complicaciones, saldríamos como un Compac de una compactera, deslizándonos suavemente.

Escribo esto en el subte. 

Sábado 09:00 horas



Veo, por TV, una fila de personas haciendo “cola” para pagar una cuantiosa entrada de fútbol. En el acto pienso que el ser humano no debería ser inmortal: la monotonía sería eterna, la ociosidad infinita.

Nada habría, siendo inmortales, que valiera la pena emprender. Al cabo, todo nos aburriría. Y acabaríamos como los trogloditas de Borges.

Todo dándonos igual.

Igual yo quiero ser inmortal y, cuando me cansé, dejar de existir por mis propios medios. 

Día sin anotar 20:30 horas


Into The Wild: el ejemplo vivo de que si un hombre no está preparado la naturaleza lo devora. La refutación a la cita bíblica (Job 38:41 ; Luc 12:24 ) de que “hasta los pájaros son alimentados por el señor”.

Alex Supertram murió de hambre en Alaska. En su diario sólo escribe y piensa sobre la comida: cómo obtenerla, como prepararla. Es lo único que llena sus pensamientos. Nada más le importa. Justo leo una frase de Bioy Casares: “Hay generosidad en la dicha y egoísmo en la aventura”. 

Domingo 13:45 horas 




No dejo de pensar en los partos naturales y aquellos casos en que es necesario romper el diminuto cuerpecillo del bebé para que nazca.

Pienso que si algo así debiéramos hacer cada vez que expulsamos un CD o DVD de nuestra Pc nadie dudaría que diseñaron mal el aparato de expulsión. Incluso emitiríamos una queja a la compañía para que nos den “uno bueno”.

Pero al ser humano, pobre diablo, no lo creó otra compañía que la evolución: ¡Y no acepta reclamos! 

Lunes 16:00 horas 



Una mujer recostada en una camilla es introducida en un ascensor. Al rato, una anciana pasa sentada en silla de ruedas. Tiene una mirada desamparada. El ecografista dice: “Se usa una pinza y se abre con los dedos el vientre”. Cero tacto.

Así, como este hombre, es un hospital.

Un lugar donde nos reconocemos por lo que somos: organismos biológicos. Organismos. Débiles. Desolados. Vulnerables.

Hoy, tormenta terrible; muere un represor. Las calles anegadas; subtes interrumpidos. Dos muertos por el temporal. Lo mismo de todos los días. O muy parecido. 

Martes 12:17 horas 




Dios no aparece frente a ningún ámbito de la razón humana”, dice un religioso. Y me pregunto ¿acaso para qué se engendró la razón a través del penoso camino evolutivo?.

¡Nos hubiéramos quedado en el fermento evolutivo de nuestro cerebro reptiloide viviendo en el humo de dios, repletos de sufrimiento y dolor!

Si desarrollar la razón para sobrevivir eliminó la posibilidad de ver a dios y acceder ante su “vasta presencia”, entonces aquel dios sería, en todo sentido, un dios irrazonable. 

Martes 18:23 horas 



Casi una semana del nacimiento al cuadrado del sentido de mi vida: mis hijitos. Pequeños milagros encapsulados y en desarrollo. Giro la cabeza hacia atrás y recuerdo los penosos primeros días donde todo era nuevo. 

Las caminatas, en el silencio de la madrugada del hospital, buscando biberones y consejos en la nursería. El Hospital, en la noche, vacío, silente, quebrado a veces por el llanto aislado de un infante; la guardia de seguridad cabeceando en una silla, conciliando un sueño incómodo; obligado. 

Fuera, en los jardines, las esculturas. Hombres de piedra de antaño; inmortales sin vida real. En la habitación mis milagros. Y en los fríos pasillos las puertas cerradas con los carteles conmemorando nacimientos con cada nombre escrito.

La noche deslizándose en un eterno insomnio. 

 Jueves 14:54 horas 




Una reflexión de Cormac McCarthy sobre la muerte:

La muerte es lo que los vivos llevan consigo. Un estado de pánico, como un presagio inquietante de un recuerdo amargo. Pero los muertos no recuerdan, y la nada no es una maldición”

De su libro Suttree

La ciudad se ha convertido en un infierno para algunos. Cortes de luz. Falta de agua. Protestas. Todos estos “condimentos” en una olla en ebullición a más de 37 grados centígrados. Humedad y calor. El aire acondicionado salvando nuestras vulnerables anatomías. Evitando que se avenga el necesario castigo por este calentamiento global del cual somos responsables por ser puntuales (y más que eso) en la vida; obsesionados con la ambición. 

Sábado 13:19 horas 



Viajo en subte. En fila, mientras espero para recargar mi tarjeta, observó un vagabundo en musculosa negra, jeans roñosos, una mochila colgada al hombro sucio, repleta de ropa también sucia. Instintivamente siento rechazo; doy un respingo hacia atrás cuando se mueve y amaga tocarme con la mochila. 

Me corro enseguida a la otra ventanilla para cargar mi tarjeta y descubro quien es aquel pordiosero: un travestido famoso de la TV basura: una mujer a medio camino entre el hombre que es y el perro en que se ha convertido. Pestilente engendro vestido con mugre y carcomido por los deseos, el mundo de la noche, la fama segura y el sexo sin amor. 

He ahí el pálido reflejo de una existencia penosa, de un camino sin retorno y torcido hacia lo bizarro. Oigo que le dice a la expendedora de crédito para la tarjeta: “ Quiero ir a mi cama” Sonríe feroz. Sin dientes. El pelo greñudo con semanas de desaseo. 

Imagino su vida en un segundo: una noche agitada entre el humo de la pista de baile, los cuerpos sudorosos y calientes contra su simulación de mujer y su peluca mal puesta captando los brillos de las luces del escenario. El cuerpo lleno de alcohol y drogas. 

El resultado lo veo ahora, en el andén del subte: tirado en el suelo, recostado esperando el subte. Abyecta figura del horror de una vida sin propósito. 

12: 15 horas (un día cualquiera que no he agendado cuál es) 




Centro médico: Hospital Italiano. Afeitan a mi hija. Antes de ella, pelaban un anciano arrugado, todo depilado. Resultó ser el ex director del Hospital Italiano. Ahora tiene más de 90 años, conserva lucidez.

El contraste entre mi hija recién nacida y aquel anciano a punto de retirarse no puede ser más elocuente: unos parten para que otros lleguen y tengan una oportunidad de existir en la vida. 

Ambos cerca del misterio. Antes de nacer, y tras esta vida, al morir. Ambos arrugados y calvos. 

Un rato después el Dr. Lupo atiende a mis hijos. Los palpa, los ausculta y pesa. El viejo es un amasijo de flema y moco y tos. Miro horrorizado como tose y con la mano que se ha refregado la nariz y tapado la boca la apoya en el pecho de mi hijo. Pero es Lupo; el más sabio del Hospital. 

Jueves 14:11 horas 




Rechazo la teoría de Dunne, los sueños no son portales al futuro. Son repeticiones de variables posibles que uno pretende hacer encajar en la vigilia con lo conocido. Freud tiene razón. Si hasta los rostros y escenarios guardan parecidos y se repiten, ¿Cómo no pensar que una coincidencia con lo conocido se malinterprete como un fogonazo al futuro? Es como descubrir la cara de la luna. Uno hace el intento desesperado de buscar patrones y hacerlos coincidir. Lo mismo con los sueños de Dunne

Miércoles 16:45 horas



Debra Winger. Actriz. La busco en Google. Imágenes del pasado, presente y futuro. La calavera deseosa de enseñarse y la piel en retirada.

He ahí el futuro de toda estrella. 

Viernes 09:27 horas  




Viajo en colectivo. La gente empecinada en sentirse indispensable. Si no hay trabajo, mejor morirse. El sentido a la vida es hacer algo por lo que te paguen dinero, según ellos.

Miro por la ventanilla y escucho música mientras leo un libro. ¡Qué importa el libro! Y ahí está, de nuevo: el día de mañana no habrá quien oiga esta canción ni lea este libro. Y entonces disimulo la existencia. Y digo “día de mañana” pensando en aquel poco luminoso amanecer en que el sol dejé de irradiar su calor y se empiece a morir.

No habrá nadie que recuerde todas nuestras luchas. Todo extraviado en la inmensidad del mundo. Ya nada importará. Mucho menos llegar tarde al trabajo, la preocupación del mundo. ¿Y por qué tiene que importar ahora teniendo en perspectiva este panorama para la vida en la tierra y el planeta y la galaxia? Porque respiramos. Y debemos simular que estamos ocupados en cosas grandes, más grandes que el Universo. 

 Jueves 09: 50 horas


Por lo visto las adversidades son las que conducen a lograr nuestros mejores valores como la perseverancia, la audacia, y la creatividad. El arte auténtico nace de eso. Lo dicen los grandes.

Hoy iba por la calle contemplando los esqueletos humanos. Un pie adelante, otro atrás. Erguidos. Enhiestos. Y pensar que miles de años atrás no sabíamos otra cosa que caminar desnudos y encorvados por la gran sabana.

Ahora lucimos las marcas del momento, loguitos estúpidos para mentes pobres. Usamos ropas de colores y así y todo, si hoy volviéramos a la selva y a la sabana africana regresaríamos a ser quienes fuimos. Y no dudaríamos en matar para sobrevivir. 

Sábado 05:30 (madrugada) 


De las infinitas noches con sus mamaderas y llantos contenidos obtengo una reflexión: a la madrugada, cuando acabo la segunda dosis de mamadera, y me dispongo a dormir, siempre, de 4 a la hora del nuevo llanto uno queda sensibilizado, pendiente de todo sonido y movimiento y el rato que pudiera dormir nunca es profundo.

Qué diferencia habría al poder dormir una hora con la seguridad completa de no ser levantado. Pero así es la vida: no tenemos seguridad de cuándo será nuestro final y estamos pendientes, sensibilizados, de cuando será interrumpida la vida.

Una hora de sueño incómodo: 100 años de vida incómoda. Nunca plenamente relajados. Siempre con la sorpresa del final aguardándonos. Una vida con la muerte acompañándonos es una vida en constante alerta. 

Sábado 16:37 horas 


Pienso en la vida eterna. Dos opciones se abren camino: Cielo (Paraíso) o Reencarnación. ¿Acaso no es lo mismo?

La necesidad de contar con una meta existencial elevada y de perpetuar nuestra identidad. En palabras de Ciorán:

“Pecado original y transmigración: dos ideas que asimilan el destino a una expiación, y lo mismo da que se trate de la falta del primer hombre o de las que nosotros hemos cometido en nuestras existencias anteriores”. 

Domingo 17:00 horas 



Busqué afanosamente aquella cita que retrata mejor que yo mis fracasos editoriales, la imposibilidad de ser publicado por una editorial de prestigio.

Es esta:

 “X, que ha fracasado en todo, se lamenta de no haber tenido un destino. Todo lo contrario, le digo: la serie de tus fracasos es tan notable que parece revelar un designio providencial”.

Lo dice Emile Ciorán, y es un consuelo en estos momentos en que mi nombre no sale en la lista de los finalistas de varios concursos en los que he participado.  Y recuerdo, por si hiciera falta, mis intentos en las editoriales y con los agentes literarios.

Absoluto fracaso.

Lunes 09:20 horas  



Dolor de estómago. El sentimiento de lo débil que es el cuerpo humano. El médico me dice que es un virus, que el dolor, los vómitos, la diarrea, fueron provocados por un minúsculo organismo contagioso.

Ese agente infeccioso es capaz de tumbar al más poderoso del planeta. Los Alejandros Magnos y Atilas se inclinan ante el microbio. Hércules se humilla ante el pequeño agente.

Un preparado de quinina me ayuda a relajar la fiebre y acabar con los dolores. Gané pero…esos microorganismos siguen ahí, poblando el mundo como otra civilización. Diseñados específicamente para hacernos la vida imposible. 

Viernes 03:00 horas 

Sostengo a mi hijo en mis brazos. Y mientras toma la mamadera, con la mano libre leo el libro de Schopenhauer, El mundo como representación y voluntad. Creo en muchas de las cosas que dice este filósofo. No por su talento, sino porque me han pasado. Y las reconozco como verdades. 

Es un genio Schopenhauer, eso es indiscutible. Ahora bien, ¿y eso de desprenderse de la voluntad a través del ascetismo o siguiendo el ejemplo de la vida de los santos? La vida de un vegetal le resta valor a la vida. Y creo que eso insensibiliza al arte. 

Si renunciamos al mundo, el mundo también renuncia a uno. Y en esa circunstancia ¿qué valor podría tener la vida?. Ninguno. 

Me parece que es un camino de gente cobarde que no quiere sufrir y no quiere tener miedo a morir y necesita desprenderse de los estímulos que pueden provocarles aferrarse a la vida. Renunciando a todo, creen salirse del círculo. Y quizá lo hagan. Pero el precio es volverse un robot sin sentimientos auténticos. Y al final, la nada los espera como a todos. 

Me quedo con lo que Nietzsche decía:  afirmaba el valor de la vida más que la renuncia a la misma.



Publicar un comentario

0Comentarios

Telegram del autor:@SJarre