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Las metamorfosis de los alquimistas

Desde hace un tiempo, hay una corriente de alquimistas que trabajan mediante la pirolisis de biomasas vegetales. Hacen acetatos, destilan en seco, y quieren, en esta destilación destructiva obtener algo distinto a lo que la ciencia indica que ofrece la pirolisis, a saber, carbón o char, alquitranes, productos gaseosos o ácidos de madera (mezcla de metileno, ácido acético, e incluso algunas veces acetona). 
 
Pero ¿Qué es la Pirolisis? La pirolisis es una degradación térmica de una sustancia en ausencia de oxígeno. Sobre este asunto hay innumerables trabajos científicos recientes. Hagan una búsqueda somera en Google y se sorprenderán la cantidad de información. 
 
Ya se sabe lo que produce la pirolisis, no hay misterio, las sustancias pestilentes que generan. Si lo haces en tu casa siguiendo a algún confiado alquimista llenaras de hedores de punta a punta tu hogar. En especial cuando viene el aceite negro llamado por los antiguos “aceite negro pestilentoso”. En verdad, no les faltaba razón al llamarlo así. El hedor queda adherido a tu ropa y tus manos y es difícil desprenderse del mismo. Dura semanas. 
 
Aceite rojo pestilente: sabiamente como se ve en la foto debajo, Robert Bartlett hace la pirolisis en el exterior.

Robert Bartlett en pleno proceso de la Pirolisis: click aqui para ir a la fuente de las capturas

 
La lógica de la teoría alquímica subyace, una vez más, en mezclar los tres principios separados de la pirolisis y obtener algo especial. La realidad es que no sirve para nada. No hay otra cosa que un mejunje de líquidos pestilentes que no harán nada por ti. 
 
Sí, el caput se puede blanquear y obtener su sal blanca. Sí, se puede hacer germinar una suerte de hongo de ácido acético en un matraz – que George Ripley, Norton, y otros autores llamaron “vida mineral”. Un ejemplo de esto llevado a cabo por un alquimista moderno es Lynn Osburn y su libro Las metamorfosis del León Verde
 
 
"Vida Mineral" Fotografía del libro de Lynn Osburn citado precedentemente. Más imagenes aquí



Pero aunque se piense que este es un camino que conduce a Roma, no conduce a otro lado que a ninguna parte. Usted dirá , ¿y todos aquellos grabados enseñando la pirolisis? Estos mismos: 
 



Bueno, respondo rápido: señalan caminos espagíricos, enseñan el intento de descifrar donde estaba el maldito mercurio filosófico que, según el corpus alquímico, se encontraba dentro de todas las cosas. Y si estaba dentro, en su núcleo o centro, ¿qué mejor forma que sacarlo a través de la pirolisis?. 
 
Al ver que se separaban 3 sustancias esto envalentonó a los antiguos y se convencieron que podía haber algo oculto en su reunión, dejaron aquellos grabados y textos convencidísimos de que por ahí se obtenía la Panacea. Pero murieron como todo mortal e incluso más pronto por aspirar los rancios vapores de la destilación destructiva, como le sucedió a un alquimista que no contó más la historia años atrás. 
 
Durante meses trabajé en esta operatoria, con mucho cuidado, para entender por qué pensaban así nuestros antepasados. El resultado será algún día un libro, o quizá nunca lo sea, por eso, para dejar fresco el sabor de la experiencia les escribo esta breve crítica al proceso desdeñoso de la pirolisis. No pierdan tiempo, ni gasten dinero, ya lo hice por ustedes. 
 
 

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