El Gran Elixir Rojo de los antiguos y su forma de alcanzar la inmortalidad.

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En el poema épico de Gilgamesh (2500-2000 a. C.), el personaje busca un elixir para la inmortalidad y le señalan un arbusto espinoso: 
 
“Hay una planta en el fondo del agua, parecida al Lycium espinoso; esa planta pincha como las espinas del rosal, tratando de arrancarte las manos;¡Si tus manos lo agarran, obtendrás la inmortalidad!" 
 
Espinas es sinónimo de acacia. El nombre deriva de la palabra griega, ακις (akis ‘espinas’). Las espinas se encuentran en las especies de acacias africanas.

El botánico Dioscórides incluyó una descripción de este árbol medicinal en su libro De Materia Médica, precursor de la farmacopea moderna. Y no era para menos, los egipcios lo conocían como el árbol de la vida, se pensaba que Osiris, el dios del inframundo, había nacido de un árbol de acacia nilotica y su espíritu ocupaba el árbol. 
 
 
Esto nos lleva a las milenarias tradiciones donde el eje central es un árbol. Dioses que nacen de árboles; serpientes que reptan por los mismos para tentar al género humano. En la mitología egipcia hay todo un culto referido a los árboles, en especial, de la acacia nilotica cuyo nombre deriva del griego Aki (espinas) y “nilotica” porque se encontraba cerca del Río Nilo.  

Hoy día se comprende mejor toda esta mitología al entender que aquel árbol presenta en sus raíces o cortezas un psicoactivo importante conocido como DMT, que siempre se lo ha relacionado con la glándula pineal (aunque sin evidencias) y con la comunicación con entidades sobrenaturales tras su ingesta. De hecho, le llamaron la "molécula de Dios", algunos escritores entusiastas.

Respecto a esto tenemos el excelente libro de P.D Newman que propone la tesis de que el Gran Elixir de la alquimia es nada menos que el preparado con acacia, cuyo compuesto activo de DMT produce una transformación en el alquimista, transmutándolo en otra persona al percibir realidades no ordinarias. 




Habla de que los masones fueron los encargados de transmitir y conservar el secreto por iniciación. Y Dice: 

“Debido quizás a la desmitificación generalizada de la alquimia que ha resultado de la Ilustración, fue allí, detrás de las puertas de tejas de las logias masónicas, donde se sacó la piedra de relativa oscuridad y a la luz del día. Bajo juramentos solemnes de secreto, se reveló gradualmente a los candidatos con los ojos muy abiertos que la piedra filosofal es nada menos que el bermellón, extracto enteogénico de ciertas especies psicodélicas de acacia. Aunque pasarían otros cien años antes de que el químico y psiquiatra húngaro Stephen István Szára se inyectara por vía intramuscular DMT extraído de la acacia, descubriendo el potencial enteogénico del compuesto, ya que demostrado en nuestro libro, Alchemically Stoned: The Psychedelic Secret of Freemasonry, los efectos alucinógenos de DMT y la acacia eran bien conocidos por ciertos círculos masónicos en todo el siglo XVIII e incluso XIX” 


Respecto a la preparación de este elixir, el alquimista Steve Kalec conoce el proceso y ha narrado su experiencia con lujo de detalles, donde aseguró haber estado en control de su realidad no ordinaria por al menos 6 horas, diferencia con el brevisimo lapso del consumo de DMT fumandolo. El proceso es muy simple y lo escribiré algún día en un libro.

Newman sospecha que así fue como John Dee se comunicaba con los seres angélicos y redactó sus textos en lenguaje angélico. Dee estaba desesperado por establecer dicho contacto, y por eso tenía un medium a su lado, que mucho no le sirvió más que para seducir a su esposa.

El elixir rojo de acacia de J. Erik LaPort : su artículo al respecto: click aqui



Newman dice: 

La goma arábiga, también conocida como goma de acacia, se produce a partir de la savia de un número de especies de acacia, más predominantemente, Acacia senegal y Acacia nilotica, ambas conocidas como portadoras de dimetiltriptamina. DMT, por otro lado, se encuentra dentro de la corteza interna de la raíz carmesí-púrpura de varias especies de acacia. Uno se produce de una parte del árbol, el otro, de otro. En la medida en que la mayoría de las autoridades en alquimia están de acuerdo en que ambos los polvos blanco y rojo proceden de uno y el mismo prima materia, debería ser obvio cuál debe ser esa materia. No se deje engañar, amable lector, por el uso del término Goma aquí. Como bien sabe cualquiera que haya incursionado en la elaboración de incienso, La goma arábiga se vende regularmente en forma de polvo blanco, al igual que DMT (también se encuentra a menudo como un polvo blanco), cuando crudamente es extraído de la acacia, se encuentra comúnmente en su lugar en forma de pegajoso o chicle rojizo anaranjado-rosado. De hecho, cuando primero encontró cristales DMT reales, el filósofo psicodélico, Terence McKenna, en su rap, Alien Dreamtime, informó que la piedra de triptamina se asemejaba a "bolas de naftalina naranja". Si, como sugiere Jung, el polvo blanco realmente responde a goma arábiga, tal vez esté claro entonces que el polvo rojo, identificado por Khunrath como "goma roja" o la "resina de los sabios", debe corresponder a la capa de corteza rojiza y rica en DMT dentro de las raíces de Acacia senegal, Acacia nilotica y otras especies relacionadas que producir goma arábiga y DMT. La noción de dos sustancias místicas que se producen a partir de un árbol único no tiene precedentes. Consideremos, por ejemplo, el árbol mítico del Edén. 
 
Y añade: 

La "madera" de la vida y la "madera" del conocimiento del bien y del mal, por lo tanto, teóricamente podrían haber venido ambas de un mismo árbol. De manera similar, la palabra hebrea generalmente traducida como "fruto" (PRI) también podría implicar un producto, es decir, una sustancia producida a partir de la madera: Además, al igual que los almidones vegetales, la goma arábiga sirve hasta el día de hoy como alimento en muchas partes del mundo y, de hecho, puede sostener el cuerpo humano durante períodos prolongados. En ese sentido, la goma arábiga es un verdadero producto de la "madera" que da vida. El DMT, sin embargo, se produce a partir de la "madera" que imparte conocimiento, es decir, se encuentra en una parte completamente diferente de la acacia: las raíces. Coincidentemente, en su Rito Egipcio de la Francmasonería, el Conde Alessandro di Cagliostro en realidad identifica el árbol bíblico del Edén como una especie de acacia. 

Aquí unos videos de la preparación del Elixir de la acacia según como lo hacían en el antiguo egipto, gentileza de Rhoend y de Mónica.






CONCLUSIONES PRELIMINARES

Muy probablemente Newman tenga toda la razón al adjudicarle al Elixir Rojo de Acacia las propiedades espirituales tan sagradas por los egipcios. No es por nada que ellos lo dejaron reflejado en su intenso simbolismo. 



Ahora el lector se estará preguntando lo mismo. ¿Esta fue la Piedra Filosofal?. Como saben los que leyeron mi libro Al-quimera, la primera noción de la piedra era meramente crisopeyica: buscaban una sustancia para transmutar metales. Pero las nociones sobre las caracteristicas de la piedra cambiaron a lo largo del tiempo. De una sustancia para convertir metales se convirtió en algo más. Las nociones del elixir de vida se confundieron con las nociones de la piedra crisopeyica.
 
Ahora bien, sobre las nociones del elixir de vida tranquilamente puede ser como plantea Newman. Los fogonazos de otra realidad en virtud del DMT que para el antiguo no eran alucinaciones, sino realidades tan evidentes como la propia realidad ordinaria.

El problema es que la alquimia se ha ido mezclando con el tiempo con muchos conceptos de todo tipo, conocimientos de orfebres egipcios que doraban metales, como por ejemplo Zosimos, luego el bagaje de conocimiento heleno donde la filosofía de la naturaleza se adosó a prácticas metalúrgicas y de orfebrería. En todo esto, el secreto de los egipcios se fue extraviando con el tiempo. 

Cuando Geber rechaza el reino vegetal como opción para la Piedra Filosofal o Gran Elixir, todo ese saber se eclipsa para la posteridad. Y le siguen otros alquimistas que también demuestran su rechazo visceral al reino vegetal como Alexander Von Suchten, Basilio Valentín, Limojon de Saint Didier, Nicolás Valois etcétera. Hasta escriben obras alabando metales como el antimonio, el oro vulgar, el hierro, el mercurio, etcétera.

La busqueda para extender la vida se establece con minerales, con mercurios, con rancias pócimas que nunca sirven para nada más que envenenar a las personas. Y el secreto del DMT de la acacia se va mezclando con la variedad de vías alquimicas. 




Pero la pregunta que uno se hace es, si pudieramos descubrir que no solamente somos carne física y que, por el contrario, algo más albergamos ¿necesitariamos  buscar cómo prolongar la carne física con elixires de vida eterna?

¿Acaso la inmortalidad auténtica no sería algo así como tomar conciencia de que la inmortalidad no depende de nosotros sino que ya estaría implícita en nosotros mismos? En otras palabras: ¿Quién querría vivir más tiempo de lo permitido en el mundo al advertir que la carne es nuestra cárcel que nos mantiene alejados de la auténtica libertad?

El despertar, el ver bajo los velos de la realidad. Esto podría proporcionar el consumo del Elixir de acacia con el DMT como psicoactivo derivado.

 


Pero estas concepciones, muy bellas y deseables - a mi me encantaría fueran ciertas -no son más que abstraccioes. 
 
El DMT es una droga psicodélica, que los egipcios no lo hubieran advertido y le hubieran dado connotaciones espirituales es otra cosa. Hoy día, el hombre moderno tiene otra visión más sesgada y dura de la realidad. Sin embargo, los estudios no deben detenerse y continuar.



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