Los inservibles suplementos antioxidantes que publicitan los medios: lo que no nos mata nos vuelve más fuertes.

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Parece que la ciencia declara que los antioxidantes no son tan beneficiosos como pensaríamos. En el libro La medusa inmortal de Nicklas Brendborg encontramos que los antioxidantes estarían en contra de un efecto que tiene el organismo que puede ayudar a la longevidad. 
 
Todo empieza analizando los árboles. Se comprobó que los arboles en un invernadero, con todos los nutrientes habidos y por haber, no viven, se desploman al poco tiempo, si carecen de un factor fundamental: el viento. 
 
El viento, amigo y enemigo de los árboles, es lo que favorece que se produzca resiliencia y haga que crezcan fuertes. Como dice el refrán, lo que no nos mata, nos fortalece. Si eliminamos el factor del viento, se comprobó científicamente que los arboles terminando debilitándose y cayendo a la tierra. Esto confirmaría también, como ya veremos, porqué se sabe que estadísticamente los que toman antioxidantes se mueren antes que los que no toman. No tienen el factor estresor, que son los radicales libres, como lo es el viento estresor con los árboles. 
 
Este fenómeno de adversidad se conoce como “Hormesis”. Correr, mi deporte favorito que hago al menos 2 veces por semana, es un buen ejemplo. Produce que el ritmo cardíaco y la tensión arterial se disparen; con cada zancada que damos, huesos, músculos se tensan. Todo el organismo se esfuerza y utiliza las reservas de energía acumuladas en el organismo, el metabolismo se acelera. En suma, correr crea radicales libres, moléculas dañinas para el organismo. Y sin embargo, trae como consecuencia que estemos más sanos porque estamos dando al organismo un mensaje claro al estresarlo: vuélvete más fuerte. Y el organismo responde en consecuencia. 
 
Ahora, si utilizamos suplementos antioxidantes tras el deporte, lo que hacemos es anular el efecto beneficioso del estresor. Interrumpimos el proceso de fortalecimiento y mejora de la salud que concede correr. 
 
Pero los estresores no están únicamente en estas acciones: correr, darse una ducha helada. También la comida. Los vegetales, como ser vivo que no quiere morir, segregan sustancias que no son tan inocuas para nuestro organismo. En suma, nos aportan pequeñas dosis de químicos venenosos, pero nuestro tamaño impide nos haga nada sino todo lo contrario: contribuyen al efecto de Hormesis. Sin embargo, se ha comprobado en laboratorio que los gusanos alimentados con dosis bajas de arsénico, el veneno Rey de los venenos, los gusanos vivian más tiempo, eran más inmunes a venenos y se volvían resistentes al estrés. De nuevo, lo que no los mata los vuelve más fuerte. 
 
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