El peligroso e inseguro barrio de Las Cañitas a día de hoy

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Era pasada la medianoche cuando el alarido me despabiló. Eran gritos alarmantes, como si estuvieran masacrando a alguien. Al poco, disparos. Me asomé desde el noveno piso e identifiqué la casa donde provenían las perturbaciones. Eran hombres y mujeres a los gritos. Y de golpe se llenó las calles de patrulleros. Más tiros. Una voz se alzó desde la columna de alaridos reclamando “esté país necesita más balas”
 
Donde vivo, en Las Cañitas, es un lugar donde cada vez hay más robos. Tal es así que los propios vecinos elaboraron un mapa del delito, este mismo: 
  

 
Y no es para menos: la inseguridad se hace patente cada vez más. En una semana hubo 40 latrocinios. Ladrones trepando por encima de las casas, entrando cuando no estaba el propietario (como a un amigo al que aprovecharon a desvalijarlo cuando pasaba unos días afuera ),  o simplemente interceptándote en la calle.
 
Nadie pensaría que uno de los barrios más tops, donde actores como Diego Peretti se pasean por sus calles, es un mar de delincuencia. Y sin ir más lejos, el otro día bajaba a recibir unos equipos de laboratorio para un proceso secreto antiguo, cuando un joven pasó pidiendo que le compré pañuelitos. Me negué sistemáticamente y continué avanzando. 
 
Al poco, un grito en la esquina, cuando pagaba a la vendedora que me traía el artilugio, me reclamó la atención. Le dije se metiera en su coche con el dinero, y vi cómo pasaba corriendo, cuan veloz era, aquel joven "vende pañuelos" siendo perseguido por un muchacho de la veterinaria de enfrente. Lo alcanzó en medio de la calle y lo lanzó contra el empedrado. Ahí lo retuvo y enseguida otro más lo apoyó. Al instante apareció la policía. 
 
Al muchacho lo llevaron hasta la entrada de donde vivo, y lo dejaron ahí a la espera de que vinieran más patrulleros. Parece había intentado robarle en un acto de oportunismo a un hombre que tenía una pesada maleta. Esta es la foto de los hechos que tomé días atrás
 


Algo similar pasó en el restaturante favorito mío, conocido como Dalchemist. El dueño descubrió al ladrón y lo atrapó, al final, terminó dándole trabajo porque percibió que robaba por necesidad. 
 
En efecto, no es un barrio seguro, y no me quiero imaginar lo que está sucediendo en otros barrios que ya tenían fama de inseguros. Hay muchos latrocinios, pero son oportunistas, gente vendiendo cosas que terminan robándote. 
 
Sin embargo, situaciones como la sucedida ayer a la noche, que no salió en ningún medio de comunicación, aquellos alaridos sufrientes que revelaban la maldad humana en toda su gloria, son la clase de situaciones que a uno le hace ver hasta donde caló el país donde se vive. 
 
Lo más horrendo en Las Cañitas, ha sido el crimen de una anciana que encontraron con una almohada en la cabeza. O la entradera al edificio y el operativo armado. Esos son criminales de verás, no ladrones oportunistas, son los que calzan revólveres y cruzarte con ellos te puede costar la vida. 
 
 

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