La punta de hierro meteórico y el fuego de Marte

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Los alquimistas del pasado – y modernos – pensaban que el hierro era la materia prima que albergaba un fuego interno poderoso. Fulcanelli menciona que tiene la lanza por emblema y que contiene el Espíritu Universal. 
 
Estas ideas románticas probablemente vinieron del pasado y la observación de los meteoritos que caían del cielo, bólidos de fuego que se precipitaban a la tierra y que sirvieron para forjar armas, como la punta de esta flecha. 
 
Imagen: Beda Hofmann y otros / Journal of Archaeological Science

 
Donde se la encontró, fue un asentamiento de Mörigen, en lo que hoy es Suiza. Tuvo su edad dorada en torno al 800/900 a.C. La punta que constituye esta flecha de hierro meteórico provenía, sin embargo, de Estonia, a más 1600 km. 
 
Sin duda, las chispas que despide el hierro – único de los metales que lo permite – despertaron estas ideas de que su fuego interno (nacido del cielo mismo), así como todas las cosas lo poseen, podía ser comunicado a una materia que sirviera de reservorio. 
 
De ahí las muchas alusiones - y caminos metalúrgicos - que nacieron en el alquimista Alexander Von Suchten, derivaron en el Becerro de Oro de Helvetius que noveló sus hipótesis, hasta nuestros días con Fulcanelli y familia que siguieron la misma y equivocada linea de pensamiento alquímico arrastrando a cuantos alquimistas modernos existen.

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