En el día de ayer me entrevistó el querido Carlitos Iurchuk para un programa de su canal Demonios. La entrevista fue magnifica. Y ya lo veníamos hablando semanas atrás, cuando después de muchos años nos volvimos a ver en un bar en microcentro para charlar de los viejos No Identificados. Verlo a Carlitos fue pensar en aquellos años felices, cuando investigaba los ovnis y todo parecía estar bien. Es decir, tendría 25 años y toda la vida por delante, una novia igualita a Scully (que solía acompañarme en mis andanzas en el misterio) y el horizonte de la existencia se me antojaba ilimitado.
Ayer recordé de nuevo viejas épocas. Y aunque estoy alejado del tema Ovni investigando otros rumbos más arcanos, siempre será un placer volver a estudiar estos casos extraños. Y si algo destaco de las experiencias inusuales, que dejo en la entrevista en claro, son esos testigos involuntarios de los fenómenos. Con involuntarios digo gente que no les interesa el tema, que son escépticos, y que, sin embargo, tienen un encuentro con lo extraño sin buscarlo. Tengo un acervo de casos de los más inusuales. Episodios que me llegaron también de manera involuntaria: nos los buscaba, y de golpe, una mujer que limpiaba las oficinas de mi anterior empleo (antes de pandemia) me relata algo espeluznante. En una sesión de fotos sucede lo mismo. Y así muchas historias que literalmente salen de la galera del investigador. Son tantas que he pensado en armar algún día un libro al respecto.
Y aunque sé que el tema, fenómeno - o como quieran llamarle - Ovni se intente explicar como algo psicosocial, como algo extraterrestre, como ingenios tecnológicos avanzados ocultos a la mirada del mundo, o como entidades invisibles no humanas, quizá es algo mucho más profundo que todo ello y que resiste su examen porque quizá entenderlo necesita entendernos a nosotros mismos y nuestras búsquedas internas.
Pero les dejo la entrevista para el que le interese esta temática.