La serie de Netflix revivió un caso que formó parte del libro de Budd Hopkins conocido como Testigos (Witnessed ) Y se lo titula así porque lo fuerte del relato es contar con al menos 23 personas que afirmaron haber visto el resplandor del ovni e incluso a la abducida volar por los aires.
El evento habría sucedido en la ciudad de Nueva York el 30 de noviembre de 1989, aproximadamente a las 3 de la madrugada – la hora en que segregamos mayor melatonina para los científicos, y la hora del diablo, para los metafísicos.
Linda Cortile, una madre de dos hijos casada, es abducida por fuerzas extraterrestres y la ven salir por la ventana de un edificio de apartamentos de 12 pisos.
Suspendida dentro de un haz de luz azul, Linda es llevada a bordo de Ovni de color naranja rojizo brillante que tomó rumbo al Puente de Brooklyn.
Según se cuenta en el documental de Netflix, en la ocasión hubo un apagón general en la ciudad. Y muchos testigos desde diferentes ángulos observaron la experiencia.
Pero el relato más poderoso para el investigador OVNI, Budd Hopkins, ha sido el de dos hombres que se presentaron en la casa de Linda identificándose como policías y que resultaron ser observadores casuales del fenómeno con sus binoculares, viendo como Linda era llevada en el aire por criaturas hasta el Ovni suspendido.
A esto, se suma el relato de un hombre que manejaba un camión desde hacía 20 años y que cruzando el puente es testigo del apagón, incluido su propio coche que se apaga, y observa cómo aparece un ovni que se traga a la mujer flotando por los cielos.
La escena, digna de una película de Hollywood, Hopkins aseguró hasta el día de su muerte que fue genuina. Y la protagonista, defendió en el documental su experiencia. Sin embargo, es la mujer de Hopkins, Carol Rainey, la que no se quedó quieta. Notó, nos cuenta en el documental, irregularidades en el testimonio bajo hipnosis. También contrató un perito en dactilografía y se percató que las cartas de los dos agentes de policía eran falsas, cuya firma coincidía con la letra de Linda .
Pero Linda no solo aportaba su versión de los hechos como damnificada por los aliens, sino que contaba con un acervo de testigos que no se conocían entre sí, ¿cómo podía ser? ¿Acaso los había contratado a todos para que verificaran su testimonio?.
Por otro lado, tenía una radiografía con un curioso artefacto que salía en su nariz.
¿Cómo se puede explicar semejante tinglado ?
Muy sencillamente. Empecemos por el artefacto encontrado en las radiografías.
EL CHIP EXTRATERRESTRE EN LA NARIZ
Ella se quejaba de una protuberancia en la nariz y le dice a su marido que va a chequearse. Su sorpresa es mayúscula cuando la médica le encuentra esa suerte de artefacto incrustado en la nariz y hasta una cicatriz de una supuesta cirugía.
Budd Hopkins entonces al enterarse empieza a atar cabos de sus otros casos y dice, por fin, tengo el caso completo con evidencias y todo. Algo irrefutable, según su tesitura.
De ahí en más se volvió defensor acérrimo del caso de Linda como si fuera una suerte de religión incuestionable. Ni de su mujer puede aceptar una crítica.
La explicación del supuesto “chip” de rastreamiento extraterrestre es simple, como bien dedujo mi buen amigo Maury González, de Alter Anómalo: es una simple resistencia. Las mismas que venden en cualquier casa de electrónica o que se puede arrancar de algún aparato simple como una vieja radio.
Claramente cuando le toman la radiografía parece estar acostada Linda y en un movimiento simple pudo introducirse en la cavidad de la nariz la resistencia. Salen curvados los filamentos precisamente para no dañar el tejido de la nariz con las puntas. Si se fijan, está ahí nomas de los orificios de respiración.
Recordemos algo importante: ella se había estado nutriendo de la bibliografía de los abducidos que había escrito Budd Hopkins, sabía los casos donde la nariz parecía jugar un papel clave en los abducidos. Simplemente fue un paso más lejos: mientras al resto de los secuestrados nunca se le localizó nada, ella quiso darle la evidencia de su vida a Budd Hopkins, y se instaló el pequeño resistor para que salga en la radiografía aquella forma caprichosamente familiar.
LOS TESTIGOS DEL SECUESTRO
Como demostró la esposa de Budd Hopkins, las cartas de los supuestos agentes de policía que visitaron a Linda tenían la misma caligrafía de ella, y desde ese punto de vista se desmantelaba la versión más interesante del caso. Pero ¿y los otros 23 testigos?.
Dejemos que el propio James Randi nos traiga un ejemplo que yo mismo tuve ocasión de comprobar experimentalmente:
“Hace muchos años, en un programa de radio, John Nebel y yo planeamos llevar a cabo un pequeño experimento. Aprovechamos su show radiofónico para conversar sobre los platillos voladores. Las líneas telefónicas estaban abiertas a los oyentes. Describí, casi sin aliento, cómo esa misma noche había circulado en cocha a través del área de Perth Amboy, Nueva Jersey, y había visto una formación en forma de V de objetos triangulares de color naranja que se movían en dirección norte. Dije no estar seguro de si había habido algún ruido a causa del estruendo del tráfico. De inmediato el tablero de comunicaciones de la emisora de radio se iluminó como un árbol de navidad electrónico y la secretaria de John comenzó a registrar informes de oyentes que también habían sido testigos de esa notable visión. Algunos incluso contaron sus historias en el aire. En medio hora habíamos establecido el número exacto de triángulos y la velocidad , altura y dirección precisa de la formación, y habíamos descubierto que yo solo había visto pasar una vez a los “platillos volantes” cuando en realidad habían pasado varias veces. Recordando ahora ese episodio, pienso que el hecho de haber “revelado el secreto” en el mismo programa después de una hora de estar en el aire resultó poco afortunado. De otro modo, el mencionado avisamiento sin duda se habría incorporado a la numerosa literatura acerca de los “objetos volantes no identificados” y había constituido uno de los casos indiscutibles citados por los creyentes. Por decirlo asi, terminamos con el fraude compasivamente para mostrar a los oyentes qué fácil resultaba crear de la nada un fraude completo que podía ser apoyado y aumentado por conspiradores serviciales”.
Cuando James Randi vino a Buenos Aires en un congreso de Ilusionismo nos contó a todos algunos de los casos en los que incluso dijo haber visto aterrizar un objeto en un campo, en otra emisora de radio, y enseguida se sumaron testimonios de oyentes que agregaron la fisionomía de los ocupantes del ovni, aunque claramente todo era inventado.
Personalmente hice algo similar con el caso de una criatura lobuna que había visto en un bosque, enseguida me llamaron personas que la habían visto también, que venían cazándola, y que me alentaban a ir con ellos a cazar al licántropo. Recibí recuerdo no menos de 10 llamados telefónicos a lo largo de una semana confirmando mi “visión” originada no en los bosques sino en los meandros de mi imaginación.
Esto significa que los 23 testigos del caso ovni, aparecieron una vez ocupó la atención de Budd Hopkins y los medios de comunicación. El gran apagón, la teoría de la abducción de Linda, las luces sobrevolando que algunos pudieron ver y que – como decía Maury Gonzalez – tranquilamente pudieron ser helicópteros que circulaban en la zona, todo aquello fue suficiente para formar el "caldo de cultivo" que hizo brotar espontáneamente testigos.
Algunos ni abrieron la ventana, como vemos que cuentan en el documental del Netflix, tanta sugestión les ocasionaba el resplandor de los helicópteros. Otros eran ciegos. Y los pocos que afirmaron haber visto a Linda levitar por los aires su testimonio puede provenir como aquellos que Randi rescató en el programa de radio.
Quizá es un ansia de protagonismo para escapar del tedio de la existencia con el misterio. No lo sé. Pero sí que las personas pueden confirmar algo que jamás vieron.
CONCLUSION DEL CASO LINDA
A esta altura sobran ejemplos de que su caso es un engaño elaboradísimo. La razón es simple y el documental nos lo ventila un poco.
Linda tenía de joven una vida en la música, había grabado un disco y se fotografíaba con estrellas de Hollywood como John Wayne y Mia Farrow. Su vida parecía encaminada al estrellato, codeándose con la farándula, pero de golpe se enamoró y se casó. Tuvo dos hijos. Y la frustración de la vida conyugal hizo mella en su existencia.
De golpe las luces, los aplausos, dejaron de existir. De golpe la crianza de los hijos, el dejar satisfecho a un marido, ocuparon el lugar de sus sueños desvanecidos.
Cuando llega a sus manos el libro de Budd Hopkins encuentra la manera de volver al escenario. Diseña su propia abducción, se somete a hipnosis – que difiere de los reales abducidos en cuanto a como la relata ella, Linda parece estar contando un guion aprendido de memoria – y empieza a pergeñar la serie de engaños, cada vez más elaborados, hasta que tiene su clímax con el apagón y su secuestro por los aires levitando.
La vuelven protagonista de nuevo. Su caso sale en un libro, la llaman de programas de televisión, de golpe aparece su rostro en los diarios, su ego acaricia esa vanidad perdida por el matrimonio. Y aumenta la apuesta. Ahora es su hijo el abducido.
Alecciona a su hijo para que relate lo mismo que ella "experimentó" con los aliens : pero en el documental, aunque sigue apoyando a su madre – después de todo es su madre – no quiere que se lo identifique y sale en las sombras, silueteado en tinieblas.
Luego redobla la apuesta Linda: dice ser secuestrada por policías, y cada vez apuesta por un nuevo contenido hollywoodense a su relato, después de todo, es su patria frustrada a la que recurre, ese lugar donde quiso pertenecer pero no pudo por la vida matrimonial y los hijos, pero forma su propia película al ser considerado su caso como auténtico por algunos investigadores.
Pero no señores, es más falso y más armado, que no puede ser que alguien en su sano juicio lo haya considerado factible. Jugó con la inocencia Budd Hopkins y sus ansias de sacar a toda costa el libro Witnessed. A la vez, el documental parece sugerir cierto affaire de Linda y Budd, al punto que ella tras ser abducida lo llama telefónicamente - están los audios - y él le dice de verse de inmediato, a lo que ella le indica que se maquilla un poco y ya va a verlo.
¿Es necesario maquillarse tras un secuestro traumático con extraterrestres?
Pero bueno, toda su historia estuvo maquillada.