La pregunta que me hice al verla es la de siempre : ¿por qué juegan con el tiempo de las personas, de los televidentes? ¿Por qué nos toman de idiotas?.
El guion deja que desear apenas avanza la serie. No solamente porque hay escenas innecesarias de sexo entre los protagonistas, sino porque al final, el guionista trata a los televidentes que se bancaron horas de la serie de estúpidos.
Rompiendo el sentido común, la lógica y la propia realidad, invierte la trama dejando que una mujer que vivió una noche de pasión con un joven resulte al final violada por ese joven. En un giro inesperado, absurdo, incoherente con la realidad, ese mismo joven que la viola durante tres interminables horas, y le toma fotografías pornográficas, resulta ser el salvador de su hijo que casi se ahoga en el océano.
Parece que el violador andaba por la playa, tras haber pasado una noche placentera violando a su presa, y no le importó en lo mínimo alejarse de la zona del crimen – lo que sería de lo más sensato de haber ocurrido un delito de abuso - para, encima, salvar al hijo de la mujer violada que, dicho sea de paso, andaba jugado en el borde del océano mientras la mamá tomaba sol.
No solo el joven se paseaba por la playa, la propia mujer violaba tomaba sol dormida mientras su pequeño hijo se alejó en una balsa de goma mar adentro. Justo el violador andaba cerca y decide arriesgar su vida, donde la perderá en el océano, y salvar al niño de su víctima.
El guionista rompe el sentido común y los propios limites de la realidad se deforman. El padre del joven violador, en una cruzada por destruir a la mujer violada, de golpe le cree el relato a esta mujer y le pide perdón. Pasó años odiándola, pero una palabra suya bastó para sanar, como diría el relato bíblico.
Uno al final se siente estafado. Percibe que jugaron con su ingenuidad de televidente y el violado es el propio espectador, al deformar el sentido de la realidad demarcada por el guion.
Entonces una foto donde la mujer se ve lujuriosa se percibe ahora como actuada para la cámara del violador, donde el llanto que irrumpió segundos antes de sonreír a la cámara se difumina a la velocidad del rayo para capturar una esplendorosa sonrisa provocadora. Pero no hay secuelas de lágrimas, ¡parece que el violador la había hasta maquillado!.
Estas series destilan únicamente sexualidad; son un avance al porno que luego el televidente decidirá acaparar. Estimulan, más que la imaginación, la libido. Provocan, más que la inteligencia, la irracionalidad. Y sin embargo, pocos se dan cuenta que jugaron con su tiempo: les basto ver a la protagonista desnuda para eclipsar toda critica y escepticismo. El motor del sexo siempre a la vanguardia.