Sospecho que en el futuro la neurociencia se de la mano con la inteligencia artificial, una idea que vengo analizando desde hace muchos años.
Este es un ejemplo: una mujer con parálisis logró comunicarse con un avatar digital que tradujo señales cerebrales en habla y expresiones faciales.
El avatar, de esta forma, puede sonreír, mostrar sorpresa, y fruncir el seño, algo que la paciente, Ann, no puede hacer desde hace muchísimos años.