Diario de viaje a Los Angeles , California

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Foto: SJarré © Los Ángeles, California.
Durante un par de meses la pasé en Los Ángeles, California. A través de episodios, que cualquiera diría que fueron aventuras, conocí bastante aquel terrotorio. Hoy comparto con mis lectores estas anécdotas que, aunque algo añejas, retratan el perfil de una ciudad y del viajar.

El texto no ha sido modificado, es tal y como lo escribí en su día, hace ya tantos años.

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Mi estadia en Los Angeles Los Angeles, Estados Unidos

Hace un par de años viajé a Los Ángeles, en una travesía que se diría inolvidable. Lo hice no por el sencillo hecho de conocer aquella famosa ciudad, como California, sino para conocer la cultura y ver de asentarme en aquel país. Tristemente, como siempre sucede, me di cuenta que la vida allí no era nada sencilla. Y la dureza con que se trata a los inmigrantes no es sólo de películas. 

Centro vacio de LA. Foto: SJarré ©
En su día fui redactando mis aventuras en Los Angeles (LA) en un blog. Pero como muchos empezaron a tomar contenido de mis historias para adosarlas a sus blogs de viajes, decidí borrar tal blog. Hoy (mayo 2009) decido compartir con todos los lectores esta anécdota.

Y por muchos motivos. Pero quizá, sobre todo, luego de haber visto ayer la película Paraíso Travel, para enseñar que no todo lo que brilla es oro, y que, siempre, se está mejor en casa. Y si se lucha, el país donde se vive puede realmente brillar como oro. 

Así pues, aquí les dejo la anécdota tal y como la escribí en su día, con ligeras alteraciones en el lenguaje pero tal cual. 


Primer día: la llegada


Llegué hoy a Los Angeles, California. Bueno, fue ayer a la madrugada, pero da lo mismo. El viaje fue realmente desagradable. Volar en American Airlines no fue lo que esperaba. Y me quejaba de Aerolineas Argentinas. 

Un consejo: si viajas a EUA, no lo hagas con combinación. O al menos, que la combinación de vuelos no sea en el mismo día. Pues entre que te piden pasaporte, sellan, te desnudan para revisar y cargas tus maletas para subir al otro avión (ellos no lo hacen ese pasaje de maletas) terminas sudado, dolorido del cuerpo y stresado a más no poder. Al menos así me pasó. 

Vista del atardecer desde los Studios Universales. Foto: SJarré ©
Casi pierdo el avión por esto, por algo que no podíamos controlar, el paso de migración, el desnudarse, el mover equipajes, etc. Y para colmo: unos retorcijones que se ensañaron conmigo. Los nervios, la comida, que sé yo. Pero la corrida literal con valijas hasta el avión me alivianó esa tensión estomacal. Llegué a L.A y realmente debo decir que no era lo que esperaba encontrar. 

Pues hoy, al menos, donde estoy, en San Fernando Valley ,alojado en el hotel de Good Nite, me siento como viviendo en un pueblo fantasma. Espero que la imagen cambie, pero desde que llegué a L.A no veo gente. Parecen escondidas, o que acabaron de filmar "Soy Leyenda" de Will Smith. 

Tomé un autobús que valió el ticket 10 dólares. El hotel, que en Internet sale 44 dólares terminó saliendo por pagarlo en efectivo 75 dólares por día. Rentar un automóvil sale más de 1200 dólares al mes. Y los alquileres de vivienda en eso estoy: andan oscilando los 600 a 1200 dólares. Mañana iré a lo que se considera el centro de Los Ángeles, espero ver esa maldita alfombra roja, las calles bellas y bien dibujadas que nos muestran por televisión, sino pensaré que es una gran mentira. 

Yo considero que una ciudad es ciudad por la cultura y lo cosmopolita que es. Si no hay gente no es una ciudad como tal, semeja más un cementerio. Y aquí, el silencio, las calles vacías, da para pensar. Lo único bueno es que este hotel tiene conexión WIFI y puedo escribir estas reflexiones. 

North Hollywood. Foto: SJarré ©
¿Qué es viajar? Aprender a respetar las culturas, a no despreciar lo que se tiene, y a saber la verdad de la mentira. Viajando no sólo se conoce gente, lugares, y culturas, sino que uno viaja hacía si mismo, y sus recuerdos. Y su sentimiento en cada uno de los lugares que ha pisado, sirven para saber donde está y donde estará en un mañana, finalmente asentando sus pies. 

Hoy en el autobús veía un hombre de unos 50 y pico de años que subía con las manos curtidas y se sentaba en silencio en unos asientos. Pensé ligeramente en la vida que llevaba ese hombre, sus manos, curtidas y ásperas, hablaban de un trabajo forzado y agotador. Su ropa me decía lo mismo. Y en su mirada, cansina, veía un destello de lo que era su vida: trabajar, trabajar, y trabajar. 

Museo de cera. Foto: SJarré ©
No voy a negar que el trabajo ennoblece el alma de la persona, pero cuando se hace lo que no se quiere, cuando se vive para el trabajo uno ha muerto en vida. Trabajar para vivir debería ser lo correcto, pero la mayoría de las personas viven para trabajar.

¿Y entonces, cuando demonios hay tiempo para buscar la verdad?

Así nunca. Y así es necesario usar el ingenio para encontrar la forma de mantenerse en la vida, viajar, y llegar a fondos espirituales de comprensión. Y vale decir que no soy espiritual como puedan entenderlo muchos. Yo. Espiritual. Lean bien lo que digo. Soy más bien práctico. Pero sé que debe haber una solución al enigma de donde venimos y adonde vamos, sobre todo el "adonde vamos". 

Saberlo eso, - lo sé por experiencia- puede cambiarte el entero mundo interno y con éste el externo le sigue. Mañana tal vez encuentre alguna verdad en esta ciudad americana. Yo a diferencia de muchos no busco el sueño americano aquí. Viajé y viajo, pero siempre buscaré el sueño humano: saber por qué existimos.  


Desolado Los Angeles Los Angeles, Estados Unidos


Pues sí. Todavía lo veo desolado a Los Ángeles. Recorrí hoy el centro mismo, Downtown, pero no había casi gente en la calle. Había negocios, finalmente veo negocios, shoppings, y calles con tiendas. E incluso vi el barrio chino, Chinatown. Y por fin: edificios! Aún así, las calles no están llenas. Y los gringos desaparecieron. O están en sus bunkers ocultos de tantos hindúes, latinos, chinos y afroamericanos. No veo un movimiento como el centro porteño de Buenos Aires. No veo esa agitación nerviosa de transeúntes. Se ve calmado, relajado el lugar. Con un eco extraño casi melancólico en las calles. 

El Centro de LA. Vacio. Desolado. A la noche cobra vida. Foto: SJarré ©
Pensaba alquilar un automóvil, pero no pude. Soy pobre. Reservé en Internet en Advantage, a un precio que a regañadientes iba a pagar: 800 dólares 1 mes de uso. Pero al llegar a Advantage, me topé con la desilusionante información, que no me dijeron ni por teléfono ni en la pagina web: de que había una tasa extra de seguro que hacía que el alquiler se fuera a 1600 dólares!! Y dije: Oh, fuck! Sin pensarlo. Y las gringas se rieron de mi expresión. 

La cuestión es que perdí en ese viaje en taxi 30 dólares para que me dijeran que la renta del coche se iba por las nubes. Enojado, me tomé un autobús que venía en la calle donde estaba, y llegué al centro de Los Ángeles en unos 30 minutos aproximadamente. Entonces aprendí a viajar en metro, en autobús, y me di cuenta que los transportes urbanos eran mejor. Más rápidos, menos vericuetos entre calles, más baratos. Eso fue suficiente para que mi humor por el fallido alquiler cambiara. 

Si bien perdí 30 dólares en taxi, gané la experiencia de que a veces es mejor moverse en los transportes públicos que regalar el dinero así porque así. Alquilar un auto sale eso. Comprarlo, sale casi igual!! Es increíble. Pero es así. Más adelante, ya en un departamento rentado, que espero mañana encontrar en el periódico, pues será mejor comprar un coche si llega a ser necesario. 



Bajo el sol de CaliforniaLos Angeles, Estados Unidos


Hoy sentí verdaderamente afinidad con el pollo asado. El sol en Los Ángeles al mediodia es increíblemente fuerte. Pareciera que la capa de ozono ha desaparecido aquí, y hay una inmensa lupa en el cielo iluminando a las personas y quemándolas sin piedad. 

Hoy fue un día de búsquedas de departamentos donde vivir. Llamé a muchos que salieron en el diario. La mayoría hablaban en castellano, eran mexicanos que rentaban viviendas. La mayoría no respondía al llamado del Skype, de modo que tuve que cargar otros 10 dólares en el teléfono del hotel. Pues estaba visto que sólo llamando de red fija responden el llamado o atienden. 

Metro LA. Foto: SJarré ©
Total: fui a ver un departamento de 600 dólares en North Hollywood. Total: un asco, realmente desagradable, sucio, sin muebles, en una zona horrible con un mexicano sentado con cara de pocos amigos, como custodiando el lugar. 

Salí disparado y ya con pocos ánimos de visitar el resto. Pues me di cuenta que la mayoría eran viviendas anexadas a las propiedades, no departamentos individuales. Ya dába el día por perdido. Toda la mañana telefoneando y leyendo del diario, y ahora, luego de 1 hora de viaje al centro de Los Ángeles lo que había buscado no era lo que quería. 

Yo pensaba: estoy en el centro de la tecnología, donde nació Internet y donde vive Microsoft, ¿cómo puede ser que no existan páginas web que contengan fotos de los departamentos, descripciones, disponibilidades y reservas online como sucede en Argentina con tantas que existen pululando en la red.?. Pues en está ciudad vacía todo parece un misterio. 

Baño público a monedas. Foto: SJarré ©
Hoy descubrí este baño público realmente interesante, (pongo la foto arriba y aquí el detalle) Y con el descubrimiento del baño me di cuenta que los gringos cobran todo, hasta el aire cuando se les ocurra la forma de cobrarlo. Vas al baño, y debes poner una moneda de 25 centavos, te deja 20 minutos para que orines, cagues o lo que sea que hagas. Luego, se abre la puerta y agarrate si no te has subido los pantalones o si no terminaste de cagar. Debes poner otra moneda. 

Tras salir, la maquina se cierra y se autolimpia, quedándose desinfectada. Realmente una genialidad. Un servicio público que reditúa dinero. Sin embargo, fue viendo esa máquina que noté en una esquina, ya esperando el bus que me regresaría a la soledad del hotel, una chica blandiendo un cartel y casi bailando. 

Me acerqué hacia allí, no tanto por la chica que movía ese cartel de forma graciosa sino más bien por ver un patio de refrescos para tomar algo, ya que todavía faltaban 20 minutos para el arribo del bus y el calor hería la piel. 

La mujer del cartel mostraba que se rentaban departamentos a no mucha distancia de allí. Le pedí me dijera y me indicó. Era raro ver esa mujer en una ciudad vacía un domingo vacío de Los Ángeles. ¿A quien le hacía señas? A mí. 

Fui hasta donde me indicó y contacté con unas personas que me mostraron, luego de un protocolo casi, el departamento para alquilar. Al verlo, casi me da un vuelco el corazón: era bellísimo. Con heladera, lavarropas, dos habitaciones, piscina, wi fi, sala de gimnasia, etc. Un lujo de casi 1600 dólares mensuales. Quedé encantado, no sólo con la decoración, sino con la seguridad. Además, en medio del metro, cercano a todas las cosas. 

Salí excitado del departamento, con hambre y con sed, direccionando mis pasos a un centro de comidas rápidas. Allí almorcé pensando qué iba a hacer (al carajo el Bus), si rentar ese departamento o buscar otro por donde estaba ahora, en Sylmar, San Fernando Valley (hay algunos por una avenida cercana) por un precio menor. 

Decidí que lo mejor era rentar aquel lujo y rezar de conseguir un empleo o sacar adelante mis negocios con mayor ímpetu y ganar más dólares en el mismo. Quizá ambas cosas era posible hacer. Entonces, al regresar hacia la parada del bus, ya decidido a volver al hotel, detuve a un muchacho mexicano y le pregunté sin más cómo conseguía un Social Security. 

Boca de Metro que empalma con bus de Sylmar. Foto: SJarré ©
Y para mi sorpresa me indicó cómo sacarlo, el precio ( no más de 50 dólares) y la estación de metro exacta donde hacerlo. Le pregunté: "¿pero sirve?". Y me respondió con inocencia y tranquilidad: " algunos la aceptan otros la rechazan, pero a mi me sirvió para conseguir el empleo donde estoy ahora." 

Cuestión: mañana voy a ir a aquella dirección y sacarme una de esas identificaciones. Claro, muchos dirán que sacar aquello roza en el delito. Pues no hay mayor delito, en mi opinión, que no compartir un país por burocracias de inmigración cuando el planeta fue hecho para todas las personas. Sonará utópico lo que digo, pero es así. 

La división de países y estados es una ilusión más que se pone el ser humano para decir tener control. Pues los inmigrantes pasan fronteras, arriesgan su vida para ello, y los países que tanto impiden su paso crecen en virtud de la mano de obra inmigrante. Estados Unidos es un país de inmigrantes, y vive gracias a ello. Y ahora si ponen sus tontas reglas burocráticas sólo lo hacen para incomodar. Pues que yo sepa ningún país les pide VISA a ellos (en Venezuela sale hasta 450 dólares pedir el trámite con la inseguridad de que te rechacen el visado), ni les ponen problemas para alquilar o para buscar empleo en Sudamérica

Es más: somos tan torpes los latinos que cuando vemos un gringo pensamos que estamos ante un ser superior y lo tratamos como un dios. Pues no. Es solo un pedazo de carne más que debe costarle lo mismo que a todos nos cuesta avanzar en la vida. Pero ahora sé que ellos son lo que son gracias a sus películas. 

Las películas, vistas a nivel mundial, llenas de efectos especiales, son su mejor y más diestra tarjeta de presentación. Con ello son populares y salvadores, y con el mundo del cine crece y prospera la economía de Estados Unidos. Pero hay películas, como el Laberinto de Fauno, que prometen superar el cine americano. Quizá sea hora de que los Latinos tomen un poco de la sangre gélida del gringo para unirse y crecer en muchos aspectos. Pues bien. Mañana vamos a ver qué pasa. 

Lo más probable es que alquile ese departamento de 1600 dólares mensuales. Una locura el precio, pero que lo vale en verdad. Un calculo simple, dadas las distancias y el gasto en taxi y hotel que llevo me dicta que, por lo pronto, es la mejor opción. Después de todo está en pleno centro, y de ahí, a las entrevistas voy en metro, y tengo todo cerca. 

El bus por dentro. Foto: SJarré ©
A la larga es ahorrar en transporte, dado que no alquilé aquel coche de 1600 dólares. Sólo hoy, comiendo fuera en Dennys, viajando en Taxi, y en Bus gasté algo así como 60 dólares. Eso, porque no tengo refrigerador, y debo obligatoriamente comer fuera. Porque estoy lejos de todo, y debo tomar bus, o taxi para recorrer lugares o visitar ciertos departamentos en puntos específicos. Muchos en ignotas partes. 

Todo es gasto, y el hotel donde estoy con sus 75 dólares diarios es un dolor de cabeza. Hay que pagar la novatada. El estar solo sin amigos ni contactos. 

A Penelope Cruz, cuando vino a LA, dicen que Nicolas Cage la albergó en su mansión mientras buscaba trabajo de actriz. Pues yo no tengo a tal anfitrión, pero tengo otro que lo llaman dólar. ¡Lástima sea tan escaso! 

Mientras tenga un poco de lo ahorrado, mi mejor amigo, mi contacto y aliado se llamará dólar. Esperaré que llame a muchos de sus socios para que siga contando con él. Pero es duro, muy duro todo. Avanzar en una ciudad nueva, sin conocidos, y en mi caso sin dominar la lengua a la perfección es algo muy difícil. Yo no tengo ni el curriculum que tenía Antonio Banderas ni el que tenía Salma Hayek. Sólo prospero con mi negocio, los ahorros que a lo largo de 1 año de residencia en Argentina supe generar

Es cierto, quizá esté mejor que muchos mexicanos que han cruzado la frontera desesperados, y están indocumentados sin nada ni nadie en el país que llegan. Pero como digo, a nadie le resulta fácil nada aquí. Al menos sin ayuda es muy difícil avanzar. Y todo juega: puedes salir de un departamento feo y sentirte deprimido a buscar trabajo, tolerando frustraciones que te deprimen día a día. O salir de un departamento bello, animado, y tolerando con ahínco las frustraciones si las hay. Todo cumple un papel, y todo sirve para hacer que saquemos eso que llevamos dentro nuestro. Esa fuerza que debe salir cuando debe salir. Esa inteligencia que aparece en la necesidad que crea el coraje. 



Algo en el Aire Los Angeles, Estados Unidos


Desde que llegué siento algo en el aire. No sé. Como si hubiera en el ambiente algo que no está en orden. Y entonces ayer encontré aquellos carteles donde indican que hay algo malo en todo el estado de California. Y entonces me doy cuenta que eso malo son los desechos químicos, el uso indiscriminado del mercurio para el oro de California, y las armas militares que producen daños cancerígenos. 

Letrero de advertencia. Foto: SJarré ©
Algo me lo decía. Y ahora, a minutos de salir a ver qué hago con el departamento, si alquilarlo o no alquilarlo, me debato en continuar o no en Los Ángeles. Las deformidades de personas en la calle, que he notado, no se debe sólo a la comida. Las descargas continuas de estática que estoy largando desde que llegué, o la diarrea que tengo desde hace días no se debe a que estoy nervioso en un nuevo lugar. 

Como digo, y como sentí al llegar, hay algo más. Por eso en los kioscos venden las pastillas para tonificar y dar energía. Venden bolsas con pastillas energizantes, bebidas, Ginseng, etc. Porque la contaminación ambiental que hay atrofia músculos, debilita, y al cerebro lo hace rendir mucho menos, e incluso daños al sistema nervioso y retardos al desarrollo cerebral. Claro, de esto nadie habla. 

El conserje del hotel, un muchacho pálido de ojos enormes, me dijo que es porque la gente fuma. Un mexicano nos dijo que era por el cloro de la piscina. La realidad es el mercurio y los desechos usados en el estado americano. 

Si hay trabajo y dinero está todo bien. Eso piensa la gente y a otra cosa. Por algo será que no veo gringos en Los Ángeles, al menos no el típico sajón rubicundo. Como sea, da para pensar eso. Sobre todo, si uno no se siente a gusto donde está, y eso lo siento desde el primer día de llegado. 



Una vuelta por el InframundoLos Angeles, Estados Unidos


Uno debe pensar, como yo pensé cuando estaba en Argentina o Venezuela, que Estados Unidos es el país de la perfección. Donde hay cero (0) delincuencia, o cuando menos si la hay no es como en Sudamerica. 

Pues no. 

Es pura ilusión. Ayer y hoy descendí al inframundo de Los Angeles. Un lugar que cuando cae el sol es mejor no estarse por la calle. Y de día, mejor andar con los ojos bien abiertos. Al menos eso es lo que me recomendó quien me hizo un Social Security, y quien me sirvió un helado de menta en Mc Donals

Zona de marginación. Foto: SJarré ©
Es la estación de metro Westlake/ MacArthur Park. Te bajas ahí y el olor a marihuana te entrará de una si andas por la tarde. Los rostros severos y graves de los latinos se te clavarán como una daga. Y lo mejor es que si sabes castellano lo hables y bien fuerte, no vaya a ser que te confundan con un gringo. 

Allí venden Green Card, Licencias de conducir de California, lo que desees para poder empezar a trabajar en Estados Unidos. Te lo venden por 30 a 80 dólares. Y claro, probé. Me hice una SS y un ID de California. 

Más por una curiosidad y por tener un souvenir de California que por buscar un empleo aqui. Pero si la economía se me va en declive con mis negocios pues la pienso usar. Además, vas a alquilar un departamento, como intenté hoy de nuevo, y te vienen con mil burocracias gringas. Que debes tener un historial de créditos, que el depósito de 300 dólares se triplica o que debes pagar por adelantado 3 meses.  

Y yo me quejaba de Argentina. Allí es mucho más fácil los alquileres temporarios: te sale de 400 a 1500 dólares pero son de lujo, los reservas por Internet, y nadie te pide nada de nada. Por algo se van los gringos allí. 

Hoy les dije: "¿te pago por adelantado los meses, te enseño que tengo el dinero por una carta del banco, que tengo un trabajo online por el que recibo dinero, etc...así y todo nos cobras los 1500 de depósito ?"(cuando era 300 solamente y misteriosamente aumentó) 

Pues sí dijeron al unisono: porque no puedo demostrar que tengo un crédito en su nación, aunque el banco es de su nación y la empresa que nos paga es de su nación. Pero no tengo SS. ¿Paradojico? No. Mente gringa. Pero volviendo al inframundo. 

Ya sabes donde conseguir aquella documentación ilegal y prohibida. Te arriesgas a que te deporten si te descubren. Pero el país no es la gran cosa. Sólo tienen gran economía, algo de orden y muchísima contaminación. Nada se compara, insisto, con Madrid, Barcelona o incluso regiones de Argentina como Bariloche, Córdoba, etc. 

No es mi Id Card, coloqué esta a modo de referencia.
Todavía me faltan estados por conocer, pero bueno, ya soy ciudadano americano. Al menos así lo dice la Identification Card que me hicieron hoy, de óptima calidad. Sólo me falta darle al inglés con mayor seriedad. Y con respecto a alquilar un departamento. Pues se me hace que de momento me quedaré en Sylmar, en el hotel a 2 horas del centro de Los Angeles. Es un lugar tranquilo, hay que reconocerlo, aunque queda en la otra punta, a las afueras. Me recuerda cuando vivía en Boadilla del Monte, Madrid, y volvía a Boadilla desde el centro, ya que queda a las afueras. 

Tengo que tomar un bus, luego el metro. Largo y cansador viaje. Ojalá y pueda conseguir un departamento por el centro, como me recomendó mi asesor en Green Card falsas indicándonos un par de zonas buenas. Pero ya desde mañana me meteré a ganar dinero en algún empleo. Y de momento a vivir donde estoy. 

Mi plan es que si en 3 semanas no consigo trabajo, pues desaparezco de Los Angeles antes de que explote mi economía. Yo voy a llamar cuanto anuncio vea de trabajo. En fin, ya me siento cansado, creo que es hora de recostarme y terminar unos asuntos online que tengo. 




Entrevista frustrada Los Angeles, Estados Unidos


Me levanté muy temprano. Pero vaya a saber por qué, siempre termino saliendo para el centro al mediodia. Hoy pacté para una entrevista en la zona de Monterey Park, para Data Entry. Pagan 10 dólares por hora. No me piden papeles (aunque quien haya seguido esta aventura sabrá que tengo "papeles" ya) El unico problema es la distancia. Y ahora, con el aumento de la nafta se dificulta más. Las distancias, aún con carros, son enormes. Y hoy vi que sucedía lo mismo que en Venezuela. Filas y filas de coches lentamente avanzando en las grandes autopistas. A paso de tortuga, lleno todo. 

Paseo de las estrellas. Foto: SJarré ©
Como sea, el trabajo quedaba como a 3 horas de donde estoy. Un cálculo simple me hizo que descartara aquel destino. Y como el conductor del bus, llamado Daniel, empezó a darme una animosa charla, pues seguí su consejo y fui para Hollywood. A las entrañas misma de la bestia del cine. Y allí, las estrellas regadas en el pavimento. Los nombres de famosos grabados donde uno pisa. Tiendas, disfraces, personajes vestidos de Spartan, Marilyn, etc. 

Caminé y caminé hasta un teatro chino muy popular y de gran diseño. Luego, terminé agotados, rostizado por el sol, y regresando el penoso trayecto hasta Sylmar, que es donde estoy aún. 

Hoy pagué una estadía de 1 semana más. Pero todavía espero conseguir departamento en North Hollywood. Pues de allí queda todo cerca. El viaje es agotador, la parada del bus me queda lejos donde ahora estoy. Tengo que mudarme si quiero avanzar en está ciudad. Insisto: las distancias son gigantescas. 

Si puedo vivir en North Hollywood, pese al ambiente algo peligroso de noche, creo yo que conseguiré un empleo en menos de 1 semana. Me levantaría bien temprano, e iría a buscar algo de trabajo. Pues mi negocio está algo débil ahora, y necesito refuerzos. No da para una vida en Estados Unidos.

Disfrazados en peatonal. North Hollywood. Foto: SJarré ©
 Pero donde estoy tras el abundante desayuno te desgana viajar 1 hora y media hasta el centro de Los Angeles. Y la caminata hasta la parada es otra pesadilla bajo el sol californiano. Llego siempre de noche, y agotado por todo. No me alcanza el tiempo. Y los avisos de empleo se ofrecen para trabajos fuera del cento de Los Angeles, en otras ciudades aledañas. No sé como todavía me quedan ánimos para escribir esto siendo la 01: 30 de la madrugada

En fin , por eso hoy fui a ver un coche que me encantó. Igual a Kitt, el auto fantástico, aquella vieja serie de televisión. Piden 2500 dólares conversables. Pero hay que verificar papeles, que no estén firmados de ambos lados, que no haya sido robado, etc. Pero ciertamente me encantó ese coche, a mi que no me gustan los coches y que no sé siquiera manejar. Vamos a ver mañana que tal avanza el día. 



Espera interminable Los Angeles, Estados Unidos


Y sí. Descarto al final aquel de 1600 dólares. A la hora de la verdad se vinieron con mil y un burocracias: entre ellas, que debía tener un sellado especial por 3 meses de la embajada. (Cuando mi pasaporte dicen hasta 6 meses!!) Hoy decidi ir a ver departamentos como de costumbre. Pero lo mismo en todos lados: te piden referencias laborales, y que llenes una aplicación de 25 a 35 dólares (cada manager varía el precio ) para ver si puedes optar a rentar el depto. Yo creo que el negocio es esa aplicación porque hace ya tiempo que veo los mismos avisos y no se alquilan. 

Con una pareja que llene dos aplicaciones (porque cada uno debe llenarla) ya tienen como 60 dólares, sumemosle que vayan 2 parejas interesadas son 120 dólares por día. Al mes es un sueldo. Ganan más que rentándolo. 

Entrada Universal Studios. Foto: SJarré ©
De modo que cambié el rumbo y decidí ir a Universal Studios a conocer como es el lugar donde se pasean las estrellas. 

Pues sí. Estaba la alfombra roja, donde había un enjambre de chinos tomándose fotos. Luego, la música y las tiendas me enloquecieron. Vendían de todo: bromas, trucos magneticos, lasér, helados, muñecos, aliens, e incluso había magos callejeros. Realmente un lugar formidable y que me encantó muchísimo. Todo el camino lo hice a pie desde que descendí del metro. Subí una loma bastante larga (donde está este cartel que pego aqui) , hasta llegar a un puente donde si lo cruzas llegas a Universal Studios. Y verás la puerta famosa. En verdad todo muy atractivo. 

Vi cosas realmente interesantes, curiosas, gente volando dentro de jaulas de cristal usando aquellos ventiladores potentes para simular paracaidismo. 

El problema fue el regreso. Ya el sol se había ocultado. Y decidí que era hora de emprender el largo retorno a Sylmar, en San Fernando Valley, donde estaba aún. Caminar tiene lo suyo. Pero cuando el clima se pone gélido la cosa se pone apretada. Lo peor fue esperar el autobus: exactamente 1 hora y media esperando. Yo me decía,"coño, estoy o no estoy en el primer mundo?". Jamás en Madrid esperé un transporte público tanto tiempo. En verdad los gringos tienen un pésimo servicio público en este sentido. Al menos si vives a las afueras la pasas feo. 

Y no sólo esperé ese tiempo, sino que la chofer, una afroamericana con cara de pocos amigos, nos dejó a todos los pasajeros varados en medio de la nada, porque según decía acababa el recorrido ahí. Una mentira con mayúsculas pues todos sabíamos que no terminaba ahí, sino mucho más lejos. Putearon algunos, otros callaron. Yo tomé el celular y llamé un taxi. 

Y quizá la espera, el dejarnos varados podría haber sido tolerado con mejor ánimo si la chofer no hubiera respondido con un marcado desdén cuando le pregunté por qué nos dejaba ahí. El compañero de abordo de la mujer iba a responderme y ella sólo le dijo, tajantemente: "no le hables". La hubiera insultado. 

A metros de aquí esperé el colectivo por horas. Foto: SJarré ©
Recuerdo descender del bus y ver a otra afroamericana, más vieja, acuclillarse contra un arbusto y orinar lo más campante. Sentí un látigo de impotencia.

Aquí los gringos le roban a todo turista, pero un robo muy mal, asqueroso. Cuando estaba esperando el autobus, vi al menos 5 limusinas que pasaron camino a Universal Studios. Y cada vez que las veía, tullido por el frío, me preguntaba qué demonios hay que hacer para tener tanto dinero. Por ahí leí alguna vez que el secreto consiste en que la preparación encuentre oportunidad. Pues lo pongo en duda. Yo hace tiempo diseñaba ilusiones para prestidigitadores, me robaron un invento que luego se hizo famoso en un campeonato mundial de magia. Luego, unos artículos míos en revistas europeas sirvieron para que un escritor ya conocido tomará mi idea y la divulgara en un libro que se convirtió en best seller. Y no hablemos de los libros que escribí y que duermen en un cajón sin publicar. Aún así, seguiré buscando mi oportunidad. Pero no en este país. Ya no. 



Buscando Departamento Los Angeles, Estados Unidos


Todavía no encontré departamento, por increíble que parezca. Hoy fui a ver algunos, caminé bajo el inclemente sol de California, y nada. Todo se torna difícil en está gran ciudad, con tantas distancias a recorrer. Si no es el precio del departamento, te piden mil y un requisitos para la renta. Y como sea que sucede, todo cuesta caro aquí. Encima sin trabajo, la situación se torna árida. 

El baño público de LA. Foto: SJarré ©
Mi trabajo online puede ser rentable para vivir en Buenos Aires, pero para Los Ángeles la cosa es más drástica y hay que usar todos los recursos, todos los ahorros. Mañana voy a preguntarle a un gerente de un sitio de comidas rápidas (Dennys) si está contratando personal. Es la única persona que conocí que se ofreció para ayudarme para rentar, a través de una mujer conocida de él. Quizá y tiene puesto de trabajo. No pide papeles además, y lo tengo a media cuadra. Ya veré. 

Hoy una gringa que conducía un Bus, se bajó en medio de la calle para meterse raudamente a un Burger a cagar por lo que me dijo su acompañante. Me quedé viendo por la ventanilla e imaginándome un ser humano sentado en un baño a monedas con los pantalones por los tobillos.



A punto de rentar en Los Angeles Los Angeles, Estados Unidos


Hoy visité un departamento en Hollywood que me gustó. Y llené la aplicación correspondiente pero regateé pagarla. Porque eso de perder dinero, sin que nos digan si aplico para el depto, no me gusta. La cuestión es que el portero o leaser reflexionó, llamó al dueño y superiores comentando mi caso. Y dado que soy extranjero evité los 30 dolores de la aplicación. 

Pero claro, la cosa no iba a salir tan fácil. 

Debo pagar el doble del alquiler más un mes por adelantado. O sea, en números: 2550 dólares. El alquiler vale 850 por mes. Pacté con el leaser que mañana me mudaría pero al llegar a Sylmar, a mi hotelito, medité el asunto. Y eso de dar así como así 1700 dólares de depósito no me gustó. En ningún lado he dejado tanto depósito. ¿ Y si quiero mudarme? ¿ Y si quiero irme del país? Pierdo el depósito. 

A unos metros de aquí iba a rentar un excelente depto. Foto: SJarré ©
La realidad es que sin trabajo todavía, debo pensar muy bien donde poner mi dinero. Puedo rentar un depto en Hollywood, Santa Monica, pero perder de un tirón gran parte de mi economía. Apliqué a varios trabajos pero todavía no me llamaron de ninguno. Miento: me llamó un gringo para uno, pero refirió que deben esperar unos días para ver si no aplica un gringo, que tienen prioridad según le dijo. 

La verdad es que no tenía pretensión de contratar sino de explicar su burocracia.Quizá, un religioso con recargos de conciencia. Como sea, al regresar, entre dos gringos alcoholizados y generadores de disturbios sentados en el bus (uno con una lágrimas tatuada al costado del ojo), me dije que lo mejor es continuar probando desde el hotel, y apuntar a un negocio online donde recibir los pagos vía Internet. Pues en el hotel tengo al menos WiFi, cama, luz, Tv y aire acondicionado y , sobre todo, puedo irme cuando quiero. 

La gringa me rebajó a 45 dólares la noche más taxas, que da algo asi como 50 dólares. De modo que algo de respiro da, sale caro, desde luego, pero más lo es poner 2550 dólares de un tirón, luego comprar cama, no tener aire acondicionado, ni wifi, y ni mesa o televisor (está vacio el depto). 

Después de todo, si la cosa se me complica, en el pasaje de regreso me detengo en Miami y veo de probar ahi trabajar. He pensando que toda la burocracia para alquilar, la verificación de antecedentes y lo demás que piden se debe a que al haber frontera en el país con méxico, muchos criminales se dan a la fuga desde su país y cruzan para estos lados. No tienen nada que perder y lo hacen. Pero ciertamente en Miami los inmigrantes que llegan lo hacen por extrema necesidad, saliendo de países como Cuba, sea en balsa o extraditados. Los mueve forjar un futuro, y quizá por eso siempre he oído que ahí la cosa es más fácil. También oí que donde hay latinos es mejor alejarse. 

El Barrio Chino. Foto: SJarré ©
Como sea, vamos a ver qué rumbo tomar. Pienso que posiblemente mañana telefonee a un depto que vi en el centro, cerca de una iglesia, para montar un negocio en el depto. Vale 660 dólares, no hay aumentos misteriosos. Tiene pago luz, agua, gas, y sólo el deposito vale 660. Montaré ahi el negocio, y veré que tal es de noche la zona. 

Bueno, todo esto es teoría desde luego. El tiempo dirá. Y hablando de ello. El tiempo pasa vertiginoso aqui. Me quedan 15 días para cambiar o no el pasaje de regreso y decidir qué haré. Nada es sencillo en este país sin documentación légitima, sin saber inglés fluído y sin conocidos, amigos o familiares. Las calles están llenas de Homeless, o vagabundos gringos, que me hablan de algún modo sobre la vida y las posibilidades que está ofrece. Pues he visto muchos gringos que hacen trabajos ordinarios o que se dan a la delincuencia a pesar de ser ciudadanos americanos. 

Yo pienso que las oportunidades las tendrás tanto en tu país como en cualquier otro. Y no dependen de un país sino de ti mismo. Luego, todo depende de ti. Absolutamente todo. El tema es donde se siente uno cómodo: yo en Argentina o Venezuela no me sentí confortable nunca. Bueno, Argentina no es la palabra: Buenos Aires. En San Carlos de Bariloche me encantaría vivir! Lo mio ha sido y será siempre el viaje. Lo nómada. Es ahí donde, a fin de cuentas, me siento cómodo. 

Aquí, es cierto, sentí como que algo en el ambiente estaba mal. Despido estática en cuanta puerta toco, y el aire y su aspereza es un eco de lo que es el país. Pero así y todo , estoy en el centro de las creaciones, en el lugar donde se mueve la creatividad expresada en las películas. Aquí nacen las ideas que recorren el mundo. Y aquí, después de todo, es donde debo estar. Ojalá y pueda ser así. El tiempo, la perserverancia y el dinero - sobre todo el dinero - lo dirá. 



Que pasa en LA? Los Angeles, Estados Unidos


Pues veo pasar mucha gente con deformaciones, tullidos, enfermos, si, mucha gente enferma en los metros y en los autobuses. Mucha gente desequilibrada mentalmente también. Como aquella pareja que me hizo recordar vivamente a la película Masacre en Texas (la de la foto que pego aquí: iban gritando, con cara alucinada, besándose sin parar con la lengua afuera como una serpiente; él calvo con barba blanca y gafas de sol, ella con rostro de anciana y ojos azules desorbitados. Sale borrosa, a no preocuparse). 

Desquiciados a bordo del metro. Foto: SJarré ©
Me pregunto a qué se deberá tantos enfermos y tullidos: ¿las pruebas químicas, la contaminación ambiental o del agua? Y los locos: ¿será la frialdad del gringo que ante un pesar muy grande se desequilibra y quedan alocados?. Tanto sentido puesto en la materialidad. Sin éxito, sin dinero, no eres nadie. 

Como aquella mujer que vi ayer en el metro que se sentó delante mío y, tapándose el pecho con el cabello, empezó a peinarse y acomodar sus enseres uno a uno, clasificándolos encima de sus muslos.

Tenía las uñas muy sucias y parecía haber vivido una temporada en la calle. Aún así se la veía joven y saludable. Yo que vengo de un país del tercer mundo como Argentina, viajé por varios lugares de Latinoamerica, y no vi nunca tanta gente mala. Si he visto gente con hambre, tristeza en sus rostros, pero no desquiciada o malformada. 

Como sea que ocurre, hoy estuve a punto de desistir de permanecer en Los Angeles. Fui a ver un empleo que quedaba muy lejos, como a 5 hs de Sylmar Y fui. Y llegué tarde. Desganado, con hambre, me metí en Dennys. Afortunadamente allí me hice un amigo, una gran persona, que me atendió enseguida y , entre conversación y conversación, me ofreció trabajar allí mismo. 

Me refirió la dureza del vivir en LA. Y lo bueno que se torna todo cuando se tiene trabajo para mantener el nivel de vida que el país exige. Haberlo conocido y hoy hablado sobre el tema, fue providencial. Son esas cosas de las que uno se agarra para tolerar la frustración. Todavía no he decidido si empezar en Dennys, pero mañana mismo lo haré para que mi economía no se debilite aún más. Yo estoy buscando casi de lo que sea. 

El tema es meterse, para que la cultura se vaya asimilando a uno, y uno pueda meterse donde quiere realmente meterse. Me desespera, en mi caso, no poder expresarme: no poder hablar con la soltura de mi idioma, y no saber bien responder en inglés preguntas puntuales y muy rápidas. Mi inglés, ya lo dije, no es fluído. 

El tiempo corre, pasa veloz en LA. Las distancias, - ya lo he dicho - son muy largas. Pero hay grandes atractivos y me siento hasta cierto punto bien en LA. Me pone mal tan solo ver tanta gente enferma y desamparada. Tantos desdichados que hay en una nación como es Estados Unidos. Y la desidia de muchas personas. 

Colmena en la puerta de la habitación del hotel. Foto: SJarré ©
Me pregunto qué sucedería si cualquiera de nosotros se enfermara ya que aquí no te venden en las farmacias medicamentos. Y menos a un ilegal que no tiene obra social. Pero la voz y la experiencia de mi amigo, encargado de Dennis, Néstor, fue un refresco en el desierto, ante esas preguntas que me venía haciendo hoy. Poder se puede. 

Él lleva muchos años en el país, y es un ejemplo loable de que perserverando se puede. Me alegra, por vez primera, haber conocido una persona buena después de tanto tiempo sin ver una. A propósito, una curiosidad. 

En el hotel donde me alojo: me tuve que mudar de habitación. Aunque parezca increíble, una colmena de abejas se mudó enfrente de donde estaba. Pego aquí una foto. 



Todo lo que sea por sobrevivir en LA Los Ángeles, Estados Unidos


Y así lo he hecho. Todavía sigo sin encontrar departamento. Y no sé, la gente, el aire, las distancias, el olor, todo me impele a salir de este país. Un mexicano nos comentó hoy que estuvo cerca de 2 años buscando departamento y viviendo en un automóvil (la foto es tomada en pleno Hollywood, pero los ves en todos lados). Pedía en un club que le dejaran ducharse a él y a la familia. Y así iba de lugar en lugar, buscando un futuro. 

Buscavidas durmiendo en su coche. Foto: SJarré ©
Yo lo único que sé es que es un país duro, y que se está poniendo más hostil contra el inmigrante. Hoy salió una propaganda donde una persona va a comprar algo a un Kiosco y le piden el Social Security para ver si es residente, sino, no le venden nada. Esto salió en las noticias. 

Da una idea de lo racista que son aquí. Pero racistas no sólo los que venden en comercios, sino los que alquilan, te contratan para trabajar, etc. Y no importa ya que sean gringos nacidos de aquí: sólo basta alguien en un escalón superior al tuyo para que te discrimine. Puede ser Hindú, Mexicano, Chino, etc. 

He visto en la tienda de comidas rápidas Panda a un chino darle órdenes a una chica mexicana para que se subiera sobre un canasto de basura y presionara con su cuerpo todo de forma de comprimirlo. Ella lo miró dubitativa, y se animó a hacerlo, llenándose de inmundicias. Y así y todo fue a atender la caja. 

Otra fue una Hindú que me pidió más de 3500 dólares para tramitarme la visa H1 si quería trabajar con ella en su empresa. No me habló de sueldo, de chance de trabajo, de nada sólo del dinero que debía llevarle para que me tramitaran la visa. 

En fin, ni hablar de los latinos que, ahora que los conozco mejor, me doy cuenta de lo que son: están los que humildemente te ayudan, que les ha costado, pero en una gran mayoría se creen más de lo que son y no te ayudan en nada. Cierran la puerta y te miran de soslayo. En especial las mujeres. 

¡Es increíble ver como un ser humano cambia ante el dinero y creyéndose con poder encima del prójimo! 

Dentro de los Studios Universales. Foto: SJarré ©
Como sea, esta es la última semana. Y lo último que escribo, cansado, desde esta habitación del hotel. Quizá mañana consiga un alquiler a 600 dólares cerca del centro, no es muy lindo, pero es algo en tanta búsqueda. También mañana iré al Hilton que buscan empleados. Si todo fracasa mañana, entonces será hora de empacar en este hotel donde estoy, en este pozo que es Sylmar,  y retornar al Plan B (siempre tengo un plan alternativo). 

Estoy evaluando la posibilidad de pasar por Nueva York al regreso, al menos para conocer y ver cómo viene la mano ahí, si es más fácil rentar. Aunque no lo creo. Están por las nubes los alquileres según he visto. Más caro que Los Ángeles me ha parecido. 

Anédocta reflexiva: los insectos. Me picaron unos mosquitos indeseables que, tras 3 días con las ronchas, siguen picándome bastante. Son impresionantes, chiquitos, no se los ve volando, pero te devoran los brazos y cualquier parte desnuda, dejandote por días con picazón. Si no hubiera capturado alguno no hubiera creído que tal ponzona existe. Son muy pequeños, negritos, y rapidísimos. 

Quizá sea el viento árido, las distancias, los mosquitos devoradores, la dureza y frialdad que tienen todos, gente que hizo su América y , aunque latinos, se creen reyes. Quizá sea que hay algo mal en el ambiente. Quizá sea que esto no es lo que imaginaba. Quizá sea que cada vez que viajo por los transportes de aquí, en especial el autobús, la gente despide un olor terrible. No hay aseo ni perfumes. Las mujeres ni usan nada de eso. Se ve a leguas el desaliño de la persona. La desidia donde uno vaya. 

En los Studios Universales. Foto: SJarré ©
No sé. Pero no forma parte de mi plan padecer esto cuando en mi país, Argentina, no lo padecí nunca. Y puedo vivir cómodamente con mi profesión y mi negocio online. Además de poder trabajar en mi Secreto (mi laboratorio). 

La situación a la que son reducidos los inmigrantes obliga a todos a sobrevivir como pueden. Trabajan más de 14 hs diarias. No tienen tiempo más que para seguir ayudando a fortalecer la bestia americana que los usa , exprime y luego, cuando ya no les es útil una persona, lo lanza de regreso a sus países como desperdicio. 

Casos de gente que vivió años en EUA y fue expulsada por la "Migra" (como suelen llamarla) sobran en California y Estados Unidos en general. 



Viajeros nos salva Los Ángeles, Estados Unidos


Sin alquilar, con Buenos Aires a la vista 

Y en efecto. Tuvo que suceder. Y debo ahora agradecer al portal Viajeros por haberme salvado de aquella pesadilla. ¿De qué estoy hablando? 

Pues de aquel departamento que casi alquilo. Cuento qué sucedió. 

Peatonal de disfrazados. Foto: SJarré ©
El alquiler estaba en 600 dólares (pese a que me dijeron que era 500 por teléfono y eso decía en el diario: 500 alquiler, 500 depósito) y lo regenteaban unos simpáticos mexicanos. 

Era una familia, y me parecieron sinceros. Yo veía al señor, un hombre mayor, como un hombre curtido por una dura experiencia de vida en este territorio. Y cuando me ayudó a mover el colchón, uno rancio que había por ahí perdido, me dije que era un gran individuo. Y pacté para ir hoy a rentarlo.

Pero apenas llegué, con mis valijas, muchas valijas por desgracia, y me metí en la habitación (porque no era más que una habitación que valía 600 dólares, con un baño incorporado, pero extremadamente chica) me di cuenta donde estaba realmente. El olor debió advertirme. Y cuando salí a inspeccionar los alrededores me di cuenta: estaba lleno de desperdicios.

La gente que vivía ahí se la veía bastante marginal. Y la habitación tenía una enorme y asquerosa araña. Vamos, he visto arañas muchas veces y serpientes, y aunque no me aterrorizan, dormir con un nido de arañas no es lo mío. Luego, el baño no andaba bien. Y lo que sería un lavamanos estaba lleno de mugre, y una pasta asquerosa -reconocible pero indescifrable- que impedía que el agua desagotara correctamente.

Deseé intensamente no alquilar ese lugar. El problema era cómo salir de este atolladero: ya había dado casi mi palabra. Había movido un colchón con el hombre.

Dentro Studios Universales Foto: SJarré ©
Y mientras el sol descendía, a km de mi viejo hotelito, con estos tratos, valijas indeseables, pensé en Internet. Entonces, usando mi Ipod Touch, me conecté con una red Wifi, y - lo resumo ahora, pero no fue fácil - reservé un hotel en el centro de LA. Lo hice ingresando a Viajeros, que en aquel entonces tenía al costado de la página una forma de acceder a hoteles de todo el mundo.

Hice la reserva y, de inmediato, preparé todo para irme (disculpándome con el señor que me ayudó con el colchón por no reservarles la pieza).

Por eso, hoy escribo esto desde el lobby del Hotel donde me encuentro. Está repleto de afroamericanos, y me topé con unas argentinas que estaban de visita. Su impresión de LA fue exacta como la mía. Mañana me mudaré a otro hotel por North Hollywood, que sale lo mismo, y está en mejor zona. El conserje me aconsejó que no saliera por mi seguridad, de noche. Dice que es peligroso andarse por ahí por la cantidad de pandillas sueltas caído el crepúsculo.

Las pandillas zumban peores que mosquitos.  Ya lo comprobaré. Es todo por hoy.



Adios a LA Los Ángeles, Estados Unidos



Y sí. A la noche pasaron los patrulleros zumbando como moscardones. Se ve que la noche, en el centro de LA, es bastante agitada. Pedí una pizza al hotel, y la devoré desde las alturas desde donde estaba alojado. Los edificios enfrente estaban vacíos, probablemente porque fueran oficinas.

La noche en Los Ángeles. Foto: SJarré ©
Había algo tétrico en el hecho de ver desde las alturas de un hotel, en una ciudad que no es la tuya,  los edificios iluminados en la noche. La gente escasa caminando allí abajo. Coches que he visto con perforaciones de balas en todo su flanco. Algo desolado, algo gótico cercano a la depresión. No hubiera deseado morir en la soledad de aquel cuarto por nada del mundo. La noche, y esa ciudad, tenía algo casi trágico y amenazador. No sé explicarlo.

A la mañana, luego de una reserva online que hice desde Viajeros con otro hotel, me mudé de inmediato. Los afroamericanos me miraban de hito en hito cada vez que me los cruzaba en los pasillos. Vaya a saber por qué.

El día en Los Ángeles: nadie. Foto: SJarré ©
Hoy fue un día de charlas con latinos trabajando en Hollywood. Ya estoy en un hotelito muy bonito y , sobre todo, barato. Lo manejan unos Hindúes. Me dieron un plano en donde puedo llevar la ropa para lavar, y allí, un ecuatoriano me contó su historia de vida y cuánto ama a la cultura americana.

Me relató las muchas posibilidades que le dieron en este país que en su país no encontró. Es cierto esto. Muchos salen en busca de mejoras en sus países, en países realmente en conflicto, países donde las guerras, las luchas sociales y las pandillas arrebatan las vidas de miles. Lo justifico en esos casos salirse del país para una mejora y para, sobretodo, sobrevivir y tener libertad. Pero no es fácil. Yo reconozco que no tengo un país, Argentina, tan malo como pensé en un primer momento.

Y por eso, pese a que cambié el día del pasaje, voy a regresar a Buenos Aires. Es el ambiente, el aire, si tal cosa es posible, lo que me impele a irme. Se siente la frialdad del corazón humano de forma descomunal. Se siente la soledad y la ambición detrás de las fachadas humanas. Nunca percibí algo así de manera tan palpable. Como si está ciudad y todo lo que esconde me mantuviera obligado a estar a una distancia infinita de mis ideales de vida.

Show Waterworld Foto: SJarré ©
Un Hindú, todo un personaje, me relató que la vida es extremadamente dura en Los Ángeles, y que, según sus palabras " No es buena gente la de aqui". Me contó su historia, por qué estaba aquí, y yo no dejaba de verle el rostro cuajado de miseria. Un rostro andrógino, con pelos mal depilados.

Yo he llegado a pensar , ensimismado con quedarme o morir en el intento en tierra americana, en trabajar como disfrazado de la peatonal de Hollywood, allí hay innumerables personajes que hacen gala de su simpatía y de sus trajes de Batman, Superman, Hombre Araña, etc.

Pensé que, sin dar la cara, podría disfrazarme de V de Vendetta. ¿Qué les parece? Es triste ver que el ser humano, aquí en LA, es como un robot mecánico que sólo quiere dinero y más dinero y tener su sueño americano. No le importa nada más que eso. Pero todo sueño termina con el que es eterno.

En fin. Ya dejo de contar anécdotas, voy a disfrutar los últimos días como si fuera un mero turista y no un inmigrante. De esa forma, me llevaré lo más valioso que tenemos los seres humanos: los recuerdos bellos. 


Asi pude haber terminado. Pidiendo limosnas disfrazado.
Nota final: No fue un delirio mental lo de disfrazarme.

Llegué a comprar el traje de V de Vendetta, que estaba a unos 110 dólares, traía máscara, peluca, dagas, etc.

Pero me sentí intimidado ante mi falta de estado atlético en aquel entonces, y no me animé a salir a la calle vestido así.

Hubiera dado más lástima que admiración que portara un traje tan ceñido a mi cuerpo.

Debí haber bajado de peso, y estar en forma para usarlo, y quizá está anécdota no hubiera sido escrita.

¿O si?.

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