Como alargar la vida : longevidad en la puerta

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¿Por qué envejecemos? Lo que nos lleva a la pregunta de ¿Que es lo que tenemos en común todos los seres humanos?. Se trata de un circuito de supervivencia. Es algo que proviene de los tiempos primitivos, cuando todavía la vida se estaba desarrollando en los lodos del mundo. 

Ese circuito, a la vez que fue nuestra salvación y dio lugar a las especies, es hoy día nuestra perdición para evitar la vejez y decrepitud. Todos los daños severos que se producen en el organismo, cadenas rotas de ADN que son inevitables (radiación solar, estrés, mala alimentación, etcétera) terminan sobreexplotando el circuito de supervivencia, lo que es llamado “ruido epigenético” que produce, según la moderna teoría de David Sinclair, envejecer. 

Y que no es otra cosa que “Perder Información”. 

Así es. Todo parece indicar que envejecer está asociado a una pérdida de información en nuestro organismo, sometido, por supuesto, al principio de Entropía. Del Caos se formó el ser humano y las especies: y al Caos, si no hacemos algo, volveremos. 

Ahora bien, estos señaladores epigenéticos se saturan de responder a tantos ataques y daños celulares, y entonces sus encargadas, las sirtuinas, dan vueltas por todos lados para repararlo, dejando así de lado sus responsabilidades habituales y a veces incluso yendo a partes del genoma para silenciar genes que no deberían hacerlo. 

El resultado es que al ocuparse de tanto se produce una falla completa celular y nos volvemos viejos, empezamos a arrastrar dolencias y enfermedades. A veces simplemente las sirtuinas viajan a sectores de las células para nunca más regresar. 

En países con alta cantidad de longevos, como Okinawa, se comprobó que la alimentación y reducción calórica (RC) era responsable directo de la mayor estimación de vida. Y el consejo consiste, en gran medida, en consumir más verduras, más legumbres y más cereales integrales, y menos carne, lácteos y azúcar. 

¿Qué pasa cuando comemos menos o hacemos ayunos intermitentes? 

Lo que sucede es que se activa el circuito de supervivencia, que avisa a los genes de la longevidad para que hagan lo que han estado haciendo desde tiempos primigenios: estimular las defensas de las células, mantener a los organismos con vida en épocas de adversidad, proteger de la enfermedad y del deterioro, minimizar el cambio epigenético y ralentizar el envejecimiento. Es decir, nos devuelve la juventud y la energía perdida. 

Por eso, en su Discurso de la vida sobria, Luigi Cornaro, noble veneciano que vivió por los siglos XV y XVI aconseja el comer moderado. 



Hasta los 40 y pico de años se dio a todos los placeres de la vida entre los cuales la comida no podía faltar: fue lo principal. En Italia de aquellos años los banquetes eran fastuosos, y se comía demasiado. Demasiado bien y en exceso. 

Cornaro se replanteó la vida y comenzó a comer 1 vez al día nada más: unos 300 a 400 gramos y dos copas de vino tinto. Eso le permitió alcanzar la edad de más de 100 años y disfrutar de una vejez vital, con mucha energía, al punto que escribe sus libros a los 80 y tantos. 

Hoy día los estudios genéticos demuestran la efectividad del RC,la Restricción Calórica, tanto en laboratorio como con personas voluntarias. Nuestro estilo de vida moldea el epigenoma, y en base a eso, podemos activar genes de longevidad que nos beneficien. 

Pero si no podemos con un estilo de vida, se está trabajando a través de sustancias o moléculas que interactúen con nuestras enzimas, que son la base de nuestra existencia. Por ejemplo, cuando inhibimos la enzima conocida como mTOR se obliga a las células a gastar menos energía en el proceso de división y a gastar más en el proceso de autofagia, que recicla las proteínas dañadas y mal plegadas. Y nos dice Sinclair: 

“Este proceso es bueno para prolongar la vitalidad en todos los organismos que hemos estudiado. Lo que estamos aprendiendo es que mTOR no solo se ve afectada por la RC. Si quieres que mTOR no se active mucho o con demasiada frecuencia, limitar la cantidad de aminoácidos que consumes es un buen comienzo, así que inhibir este gen de la longevidad en particular es tan simple como limitar tu consumo de carne y lácteos.” 

A lo que comemos y cuanto comemos, debemos sumarle lo que llaman “adversidad física”, es decir, hacer deporte. Es la forma de estresar el cuerpo y esto aumenta los niveles de NAD lo que a su vez activa el circuito de supervivencia: 

“que aumenta la producción de energía y obliga al músculo a crear más capilares para el transporte de oxígeno. Los reguladores de longevidad AMPK, mTOR y las sirtuinas se ven afectados para bien por el ejercicio, independientemente del consumo calórico, pues crean nuevos vasos sanguíneos, mejoran la salud pulmonar y cardíaca, fortalecen a la gente y, sí, extienden los telómeros.” (Sinclair) 

Hoy día se sabe que los que hacen más ejercicios tienen los telómeros más largos. Pero de nuevo: no hace falta te mates haciendo ejercicios. Un reciente estudio demostró que quienes corren entre seis y ocho kilómetros a la semana, que para la mayoría de la gente es un ejercicio que puede hacerse en menos de un cuarto de hora al día, reducen la probabilidad de morir en un 45 por ciento y de morir en concreto por un infarto en un 30 por ciento. 

Pero por supuesto, activar los genes de longevidad requiere ejercicio intenso. Eso nos hace jóvenes de nuevo a nivel celular. Hacer flexiones es lo mejor. Y también, si queremos seguir estresando el cuerpo nada mejor que las duchas heladas. Este estrés celular es bueno para nuestro epigenoma porque estimula los genes de la longevidad. Porque, como explica Sinclair: 

“Activa AMPK, inhibe mTOR, estimula los niveles de NAD y activa las sirtuinas, el equipo de emergencia para los desastres, para así poder superar el desgaste normal que supone vivir en el planeta Tierra.” 

MEDICINAS Y LONGEVIDAD 


La activación de los genes de longevidad a través del circuito de supervivencia se puede alterar con la RC (Restricción Calórica) o bien estresando al cuerpo. Pero a través de medicinas también se puede lograr esto: simplemente modulando químicamente las enzimas. 

Un ejemplo de ello es el Resveratrol encontrado en el vino. Que al respecto dice Sinclair

“no solo habíamos encontrado un mimético de la restricción de calorías, algo que alargaría la longevidad sin pasar hambre, sino que lo habíamos encontrado en una botella de vino tinto.” 

En efecto, el mito de Dioniso no estaba lejos de la verdad. Pero lo interesante es por qué se produce el resveratrol: por estrés a la planta. El resveratrol lo producen en mayor cantidad las uvas y otras plantas sometidas a estrés. También se sabe que muchas otras moléculas que mejoran la salud, así como sus derivados químicos, las producen en abundancia las plantas estresadas. Esto nos abre una puerta a los buenos preparados de Ens. 

Y dice Sinclair: 

“conseguimos el resveratrol de las uvas; la aspirina, de la corteza del sauce; la metformina, de las lilas francesas; el galato de epigalocatequina, del té verde; la quercetina, de algunas frutas; y la alicina, del ajo. Esto, creemos, es prueba de la xenohormesis: la idea de que las plantas estresadas producen químicos por sí mismas que les dicen a sus células que se detengan y sobrevivan. Las plantas también tienen circuitos de supervivencia, y creemos que podríamos haber evolucionado para percibir los químicos que producen en épocas de estrés a modo de una especie de sistema de alerta temprana, para avisar a nuestro cuerpo de que también se tiene que detener.” 
 
No obstante esto, al final, resultó que el resveratrol no era muy potente ni muy soluble en el estómago. Más útil a las ratas de laboratorio que al ser humano. Pero llevó a investigar otras moléculas para activar las sirtuinas, más potentes que el resveratrol a la hora de estimular el circuito de supervivencia y alargar la vida. Por ejemplo los estimuladores de NAD. 

Se sabe que sin suficiente NAD las sirtuinas no trabajan bien: no pueden eliminar los grupos de acetilo de las histonas, ni silenciar genes ni alargar la esperanza de vida. Desgraciadamente los niveles de NAD disminuyen con la edad en todo el cuerpo. Y así encontraron una sustancia química prometedora la «mononucleótido de nicotinamida» (NMN, por sus siglas en inglés), un compuesto creado por nuestras células y que se encuentra en alimentos como el aguacate, el brócoli y la col. 

En el cuerpo, NR se convierte en NMN, que a su vez se convierte en NAD. Dale a un animal una bebida con NR o NMN y los niveles de NAD en su cuerpo aumentan hasta un 25 por ciento en las siguientes dos horas, más o menos lo mismo que si hubiera estado ayunando o haciendo mucho ejercicio físico 

Otros laboratorios han demostrado que NMN puede proteger contra los daños renales, la degeneración neuronal, las enfermedades mitocondriales y una enfermedad hereditaria llamada «ataxia de Friedreich» que deja a veinteañeros activos en silla de ruedas. 

Otras moléculas para regenerar o mitigar el ruido epigenetico que provoca envejecer es la metformina y la rapamicina. Sinclair trae la experiencia de su propio padre que con 80 años al consumir estas sustancias recuperó la energía perdida en la juventud. Su vida dio un giro completo al sanarse y percibir la vitalidad en su cuerpo.

El propio genetista dice que toma por día esto mismo y se mantiene saludable y con la vitalidad de la juventud: 

“Tomo un gramo (mil miligramos) de NMN todas las mañanas junto con un gramo de resveratrol (mezclado con yogur casero) y un gramo de metformina. • Tomo una dosis diaria de vitamina D y vitamina K2 y 83 miligramos de aspirina.” 

Por supuesto, no lo tomen como axioma, porque Sinclair se hace estudios de sangre todo el tiempo , y además, el NMN no es económico para nada y parece que el tiene ahí intereses creados. Yo mismo consumí por meses NMN y no me reportó las propiedades que asegura Sinclair.

PARA CERRAR 




Como dice Sinclair: 

“LOS TRES CAMINOS PRINCIPALES DE LA LONGEVIDAD, mTOR, AMPK Y LAS SIRTUINAS, EVOLUCIONARON PARA PROTEGER EL CUERPO EN ÉPOCAS DE ADVERSIDAD ACTIVANDO LOS MECANISMOS DE SUPERVIVENCIA. Cuando se activan, ya sea mediante dietas hipocalóricas o bajas en aminoácidos o el ejercicio físico, los organismos se vuelven más sanos y más resistentes a las enfermedades, por lo que viven más tiempo. Las moléculas que alteran estos caminos, como la rapamicina, la metformina, el resveratrol y los estimuladores de NAD, pueden imitar los beneficios de las dietas hipocalóricas y del ejercicio físico, así como alargar la esperanza de vida de diferentes organismos.” 
 
Ahora bien, no debemos olvidar la acumulación constante de células senescentes, las que llaman células zombis. A medida que tenemos más, es que la vejez empieza a apoderarse de uno. Pero existen algunas medicinas llamadas senolíticas que acaban con esas células inservibles que se acumulan (y que generan inflamación y ruido epigenetico.) 

Es clave entender que el ADN almacena información de forma digital, indestructible, al punto que si nos clonan de viejos, no clonarán un anciano. Sin embargo, el epigenoma lo almacena de forma analógica y aquí está el problema, de aquí el ruido, la entropía. 

Pero estamos a pasos de hallar la solución del problema y esto que investigué quizá les sirva mientras alcanzar el codiciado elixir de vida.

Ahora sabemos un poco más sobre como debería funcionar una auténtica medicina.

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