Brujeria ¿que las hay las hay?

0


Maldición Gitana – Daños por encargo – La estafa de los medios – Un resabio inevitable: Brujería – Dolencias por la fe.


Y sí. Aquella imagen arquetípica de la anciana encorvada, batiendo lentamente una gran cacerola con restos humanos, me viene a la cabeza ahora que toco teclado.Y diría que es parte de mi tradición y la de muchos ver aquello. Podrá ser(?).

Pero estas escrituras nacen especialmente de una carta de un amigo, estudiante de medicina –cuyo nombre no deseo ni puedo divulgar – que está convencido de la existencia de los maleficios y los embrujos. A tal punto que , conmovido, me pidió algún talismán o fetiche para protegerse.

Y alguien podría pensar que está chiflado (yo mismo, siendo franco, lo pensé). Pero su relato sincero le llega a uno, y lo hace meditar largamente sobre su problemática. Porque sé que su problema es el problema de muchos otros, de tantos como supuestos brujos de turno.

Pues bien, tras reflexionarlo, me pareció conveniente que esboce mínimamente qué pienso sobre la magia , la brujería y toda esa gama de supersticiones que tanto atraen al ser humano y cuyo influjo siembra siempre zozobra.

Y es que en esta era actual donde al parecer ya hemos podido teletransportar partículas de luz (el experimento lo hizo la universidad de Viena, véase diario Clarín 19/8/2004) o fotones, que es lo mismo, veo que aquellas supersticiones que tanto atemorizan al ser humano son un serio lastre a la evolución mental de cara a la ciencia. Y aunque habrá quien crea a raja tabla en los poderes divinos y la brujería, espero que el relato de mi amigo pueda convencerlos de su error, y los lleve de la mano hacia delante, porque el paso, como digo, está en la Ciencia.

Y ya lo digo, seré escueto. E iré directo a lo que pretendo demostrar.


Empecemos con la historia de mi amigo.La carta decía que iba caminando con su novia por unas callejas un tanto deshabitadas y de pronto se toparon con una gitana que le pidió algo de dinero. Al ver la negativa de la pareja, llamó aparte a mi amigo y le susurró que “ Una mujer te ha hecho un daño terrible, tienes un mal en tu sexo y vas a morir de eso”.

Obviamente mi amigo salió ensimismado, cavilando aquellas proféticas palabras. Y digo “proféticas” porque, como se entenderá, la mujer había acertado en su “diagnostico”.

Mi amigo, más tarde, recurrió a un especialista –tras padecer ciertos trastornos sexuales con su pareja al cabo de algunos años–y le detectaron un tumor en los testículos.

Pues bien, aquello sobrecogió notablemente su espíritu, y recurrió a toda suerte de protecciones para evitar la brujería que le habían hecho. Estaba convencido que la gitana había estado hablando de su antigua pareja como la responsable del trance.

Al fin, los médicos le decretaron que no era un tumor, sino alguna especie de quiste, extrañamente alojado en aquella zona anatómica. Huelga decirlo: aquello no hizo más que remover el avispero. Y ya convencido totalmente del daño brujeril se comunicó –como mencioné - conmigo por un articulo que escribí hace tiempo.

Antes de analizar este caso en detalle, repasemos un poco el origen de la creencia en la magia y la brujería, y algunas pequeñas –o no tanto –paradojas en el asunto.

DAÑOS POR ENCARGO

Lo que a priori me nace es pensar que si existe el poder de la brujería, - y entiéndase ésta como un poder a distancia capaz de someter a un individuo al arbitrio de otro – los presidentes de turno, demagogos y tiranos insufribles deberían estar muertos o, cuando menos, con miles de trabas y complicaciones en sus vidas. Y es que no es poca cosa la concentración en sus nombres –y familias - de más de media civilización que los aborrece porque no hacen bien las cosas. Pero no. Parecen ser inmunes a este influjo de energía de la sociedad. Pero ¿habrá tal energía?

Estamos hablando de miles, millones de personas de todas partes del mundo que se focalizan en un sujeto, un rostro, un nombre y le desean secretamente lo peor a aquel personaje. Aunque sólo sea por un momento, en una marcha de desempleo, en una huelga de hambre, donde y como sea. Sin embargo, el tirano parece no achacar nada de ese odio visceral hacia su persona.

Este es el ejemplo más sencillo de ver y corroborar en la propia vida. Si existiera aquel susodicho poder, si existiera la brujería ¿acaso no la emplearían para derrocar a los presidentes o los grandes tiranos de la sociedad?.

(Uri Geller y sus farsas)
Y alguien objetará: “ Pero tienen brujos laborando y contraatacando”. Y yo me río. No puedo evitar imaginar a los presidentes –desalmados todos, desde luego, porque para llegar al poder tuvieron que pisar muchas cabezas, o como diría Fedor Dostoievski:Quien desafía a los hombres y los desprecia es quien conquista su respecto y llega a ser su legislador” –rodeados de un séquito de adivinos y brujos escoltándolos de lado a lado en sus aviones presidenciales.

Vamos, un puñado de “poderosos” brujos bailando desnudos y sudando copiosamente ante las velas contra la humanidad disconforme…de no creer.

Ahora bien. Cierto es que si existiera alguna persona con un dote divino ya lo hubiéramos reconocido mundialmente por sus prodigios. Y no. Mis queridos lectores, Uri Geller no es un psíquico, sino un ilusionista y gran carismático. No sé en Europa, pero en América ya ha sido marcado con la cruz de los estafadores, engatusadores y simples comerciantes de portentos.

La historia la pueden hallar mejor explicada en la página de James Randi, colega - en la magia, la prestidigitadora, desde luego – de quien relata esto.

Básicamente se han divulgado muchas pruebas del gran engaño de Geller. E incluso se ha filmado un documental de sus trucos baratos (muchos de los cuales me los ha enseñado Randi en un simposio de Ilusionismo celebrado en Buenos Aires).

Así y todo, aún noto que el fervor en sus dudosisimos poderes no termina de desencantar a muchos españoles. Es más: he conversado con varios investigadores del misterio –como Pedro Amorós, presidente del SEIP - que creen que Uri podía detener con la mente ¡ un teleférico en movimiento.!.







Uno de los efectos más impresionantes del Ilusionismo: la levitación. En este caso Quevedo mostrándonos sus dotes de mago



Pero la evidencia más palpable de que no existen tales hombres y sus poderes está dada en el premio que ofrece James Randi a quien demuestre poseer algún atributo sobrenatural. Ofrece nada menos que 1 millón de dólares para quien certifique sus poderes y con ello de un paso adelante en el conocimiento empírico de los fenómenos paranormales.

Sobra decirlo. No se presentaron a dicha convocatoria más que farsantes y estafadores de la peor calaña. Y fueron descubiertos “in fraganti”, en pleno tramite de engaño. ¿Adonde habrán ido a parar los brujos de turno, adivinos y curanderos dotados que publican diariamente en diarios y cobran miserias –es un decir, en comparación con lo que ofrece Randi - por sus trabajos de magia negra o blanca?.

Seguramente estarán batiendo sus cacerolas…

Sino, no me explico cómo rechazar semejante oportunidad. En lugar de quemar velas en sus casas para matar al enemigo, lo tendrían que hacer en una sala con cámaras y con el enemigo en la otra punta del país…o incluso viéndolos fijamente.

Claro, dirán que es la presión de los escépticos que los traba en sus trabajos…Y vuelvo a reír. No hablamos de inofensivos gurúes o adivinos del montón, hablamos de gente que dice poder matar a distancia o someter a voluntad a las personas. No creo que se inhiban tan fácilmente ¿no creen?

Y seguirán publicando en diarios y revistas para provecho suyo e ignorancia de la gente. Esos “trabajillos” sí pueden cumplirlos.



LA ESTAFA DE LOS MEDIOS

Pues bien. En Argentina se han efectuado muchas cámaras ocultas que demostraron una y otra vez el aserto en lo que digo.

Se descubrieron supuestos sanadores, curanderos, brujos que cobraban por trabajo varios sueldos de incrédulos esperanzados. Claro, lo único efectivo fue lo que se llevaron a los bolsillos. El resto fue un golpearse y caerse duramente contra la ineficacia de sus poderes.

Y ahora ojeo el diario y leo: “ Atraigo a su pareja en el acto”. Y vuelvo a sonreír. Y me rió esta vez de buena gana – perdón, pero no lo hago por usted , sino por el comportamiento humano. Y veo el canal de Infinito, señal de cable, y vuelvo a sonreír como un poseso. Y es que otra vez surge aquel hombrecillo de calva brillosa prometiendo ante las cámaras la efectividad de sus dones para atraer al ser amado (debajo unos números telefónicos, “¡llame ya!”).

De no creer. Aquel canal, que solía presentar potables documentales sobre antiguas construcciones como las pirámides, ahora ha decantado en el comercio de los adivinos y los brujos. Nada qué hacerle. Así es el progreso basado en la ignorancia ajena.

Y no es que ahora haya más gente nacida con dones (vuelvo a sonreír), sino que la sociedad, tan convulsiona por los eventos del mundo - donde el sacerdote de turno abusa de menores y la religión ha fracasado como gran iluminadora - debe recurrir a otras explicaciones alternativas a sus aflicciones diarias.

Y así vuelve sin quererlo –o intuyéndolo subrepticiamente - a los tiempos primitivos donde las supersticiones de esta clase tuvieron su origen. Y lanzan en la bolsa lo mismo: el enigma de los ovnis, las bestias criptozoologicas, los fenómenos paranormales, las criaturas de la naturaleza , el espiritismo, y las brujas: los mismos fenómenos antiguos adaptados a la era moderna . Y es más: hasta parecería que hay un intento por domesticar aquellos misterios, condicionándolos al capricho del momento (hay cursos de ufología, de Gnomología, de brujería , de parasicología, etc).

Separemos de la lista –ya mismo- la brujería y el espiritismo. Ambos grandes autoengaños deliberados e inevitables en el ser humano. El espiritismo por obra y gracia de dos peculiares mujeres – las hermanas FOX - que atosigaron a una entera sociedad con sus trucos de ilusionismo, imponiendo una moda con el tiempo. Y la brujería que desde siempre fascinó al hombre pensante y rodeado de azares inexplicables en su existencia.

Y, a propósito, vayamos al pasado.



UN RESABIO INEVITABLE: BRUJERIA

La brujería nace del temor ancestral a las fuerzas de la naturaleza –truenos, lluvias, sol, luna, viento, etc – fecundado por la ignorancia.

El hombre primitivo se veía afectado de modos diversos ante los avatares de la existencia y , al no hallar explicaciones satisfactorias a la vida, lentamente fue formulando un concepto del más allá, y de espíritus laborando y colaborando con el hombre.

Era la única forma de explicarse por qué las cosas ocurrían como ocurrían.

El terrible peso de las vicisitudes, como digo, angustiaba – y sigue haciéndolo aún- al hombre primitivo que se veía rodeado por algo invisible que –pensaba – continuamente lo hacía sufrir para acabar muriendo.

Así, como digo, formuló pequeñas “recetas” para hacerle frente a aquellos demonios que lo acosaban. Eran como un guiño a lo desconocido que lo rodeaba, a los supuestos espíritus que incordiaban su vida.

Por eso fabricaba talismanes, fetiches y toda una serie de trucos hábiles para ganar el favor de los espíritus.

Los rituales nacen de esta necesidad. Las oraciones también. Eran – insisto - el modo indirecto que concebían para influir en los espíritus de manera que no intervinieran en sus vidas.

El hombre antiguo era sumamente supersticioso, tanto que solía enterrar sus restos fecales por temor a que algún brujo pudiera utilizarlos para un trabajo de magia negra. Creía en todo y en todas las cosas. Pensaba que la naturaleza toda estaba viva y vigilante. Un piedra tenía un espíritu. Un árbol otro. Un río varios.

De esta creencia hoy llevamos todos – incorporado con nosotros - un resabio sencillo de verificar en muchas de nuestras actitudes. ¿Cuántos de nosotros nos hemos golpeado contra un puerta y luego “castigado” a punta pies aquella puerta como si fuera un ser viviente.? ¿Cuántas veces nos lastimamos la cabeza con alguna ventana y de igual forma arremetimos con aquello que nos lastimó.?

Es inevitable. Llevamos dentro aquel germen – o herencia genética -primitivo por lo mágico. Y aunque la ciencia – y la propia evolución, basada en la selección natural -nos ha puesto en su lugar, de cara al futuro, continuamente intentamos girar la cabeza irremediablemente hacia atrás buscando una respuesta en el pasado, puesto que el porvenir –como todo destino – se atisba nebuloso y difuso.

A medida que pasó el tiempo, el hombre primitivo confeccionó otros adversarios contra los qué luchar. Y así , pasó de espíritus a demonios y llegó a los Dioses. Había que buscar un responsable a sus sufrimientos y , lentamente, - como digo - lo fueron encontrando.

Hoy día, ¿quién no culpa a Dios de las problemáticas de la existencia, de las negligencias del propio ser humano.? Y es que aquello está tan arraigado en nosotros que es difícil ver bien las cosas. Además, es más fácil echar la culpa a los demás –aunque estos sean invisibles e inexistentes - que a nosotros mismos.

Y no quiero ni debo decir que no exista tal Fuerza (aunque los últimos avances de la física y la biología dejan poco lugar para Dios en el universo). Nada más alejado de lo que pretendo. Pero los acontecimientos del mundo son elocuentes –en cuanto a su hipotética intervención divina - en este sentido. Matemáticamente podríamos decir que el planeta esta dividido en un 80% de injusticias, crueldades, guerras y vejaciones, y sólo un 20 % de bondad y justicia. Y me digo y les pregunto ¿A qué se deberá esta desproporcional desigualdad?. ¿A los dioses o a los hombres y su pasado genético?.

Secretamente muchos intuyen que Dios no participa de los dramas humanos. Que ni los ángeles, ni los demonios se involucran. Que el mérito o fracaso depende del hombre mismo. Por eso escribo estas líneas. Porque aquellas cegadoras creencias siempre cuestan caro y es más sencillo – insisto - cruzarnos de brazos qué hacer algo por nosotros y nuestra doliente humanidad.

Hoy el brujo de turno que estafa a una joven crédula siembra caos y extirpa la posibilidad de crecer creativamente en todo sentido. Lo hace porque ese brujo piensa por nosotros –una hora, unos minutos, el tiempo es dinero – antes que nosotros empleemos nuestras capacidades que, ciertamente, son grandes.

Seguramente jamás podremos levitar, mover vasos con la mente, proyectarnos astralmente o atraer a nuestro ser amado (que más quisiera más de uno, ¿verdad?) pero sí podremos diseñar nuestros sueños, creando vacunas contra enfermedades incurables, tecnologías revolucionarias como ésta en donde escribo, creando lo que muchos considerarían magia pura y que es ciencia y arte.

Porque el hombre que abraza la ciencia verdadera nota de inmediato los esfuerzos penosos de ésta por avanzar de peldaño en peldaño en el tiempo y la historia; nota como la propia naturaleza , como una madre bondadosa, se abre para que podamos extraer de sus fuentes los secretos que buscamos. Esos secretos que tan caro nos cuesta, y que muchas veces –por no decir todas –terminan siendo mal empleados.

Pero volvamos a mi amigo.



SUGESTION POR ENCARGO

Y dije que a mi amigo le advirtieron de un daño. Y que se cumplió.

Pues si lo analizamos notaremos dos cosas. Por un lado, debo reconocer que mi amigo es muy sincero y gran creyente en estos temas de misterios, eso, lo quiera o no, le abre la mente a muchas influencias negativas. Y está demostrado - hoy día - que los llamados “lavados cerebrales”, - siempre que sean verbales o dirigidas a un público por ademanes – pueden acarrear una fortísima autosugestión.

Es el poder de la creencia –y la aceptación por lo arcano - lo que puede generar la efectividad de los supuestos trabajos realizados por brujería. Y siempre lo digo. Quien quiera hacer un trabajo que lo haga y que no lo diga, veremos si surte el mismo efecto que confesándolo abiertamente a la persona, dejándole fetiches o misteriosas sustancias y velas derretidas en la puerta de su domicilio.

Todo es un tema de sugestión. Pero la sugestión es poderosa, transforma a los hombres débiles en titanes y a los titanes en débiles.

Y en este sentido mi amigo fue fatalmente alcanzado por la persuasión que suelen tener las gitanas (la persuasión, por otro lado, esta psicológicamente demostrado que puede generar fascinación y adoración , sino vean lo que ocurrió con la masacre de Guayana en 1978, donde cerca de mil personas sucumbieron envenenadas por un carismático e “inofensivo” reverendo, Jim Jones).

Fue su creencia en la posibilidad, su – llámela si quiere así – fe en que era sensato (¡a qué cosas se le dan atributos de sensato, cuando chocan con lo lógico y razonable!) lo que motivó que su cuerpo respondiera con toda una gama de reacciones fisiológicas – a lo largo de los años, incubándolo en conjunto con su aversión a dejar embarazada a su mujer - ceñidas a la dudosisima clarividencia.

Así, una profecía lanzada por la malicia de no recibir unas monedas se convirtió en un serio problema médico.
Existen algunos ilusionistas que logran eliminar el dolor 

Y aún hoy, mi amigo sufre la congoja de no saber qué le ocurrió y cómo le ocurrió.

Es difícil aceptar que se nos han timado y engañado descaradamente. Y que, encima, eso sirvió de aliciente para que condicionemos nuestros cuerpos a una enfermedad. Claro, esto no ocurre siempre, no todos respondemos igual. Pero sí hay gente que puede estrellarse contra su propio edificio de creencias.

Y lo digo por experiencia.

Y porque son media docena de casos semejantes los que he recolectado para llegar a esta opinión. Algún día, si tal cosa es posible - y si no me dedico a escribir simplemente novelas - , los rescataré de mis archivos y los redactaré para un libro.

Por el momento, creo que estas líneas fueron justificadas.

Pero vuelvo a insistir: es peligroso creer demasiado en algo. Y más aún creer en cuestiones relativas a lo sobrenatural, la brujería y los poderes del averno.

Es peligroso porque somos inconscientes de cómo responde nuestra fisiología y las emociones que nos desbordan.

Y doy un pequeño ejemplo.

Conocí a una señorita, muy bella y recatada, que estaba por contraer nupcias con su novio. Durante toda su vida fue sana y muy deportiva. Pero hete aquí que cuando llegó la noche de bodas, en plena luna de miel, - y ante la inevitabilidad de perder la virginidad – un sarpullido empezó a corroerle las mejillas. Y luego se extendió. Y tanto que llegó a cubrirle todo su cuerpo.

Aquel sarpullido le pasaba siempre –me decía –por una cuestión nerviosa. Pero en el momento de la boda se exacerbó y terminó en tres meses –repito: tres meses – padeciendo una deplorable psoriasis irremediable que no sólo estropeó sus ánimos, sino su cuerpo.



El famoso Tussan, ilusionista argentino ya fallecido que decia ser mentalista y doblar objetos con la mente. 

Esto demuestra que estamos expuestos a muchas influencias de las cuales no siempre podemos dominarnos y dominarlas. Y muchas veces –tal es el caso de mis ejemplos – terminan doblegando a la persona a padecer cosas que nunca imaginó –conscientemente , claro- tener.

Un consejo final. No crean en Nada. Y duden de todo. El ser humano es un gran mentiroso.

No por nada dijo Voltaire:

La gran creadora de la Verdad es la mentira”.


Publicar un comentario

0Comentarios

Telegram del autor:@SJarre