El macizo de Montserrat y sus misterios

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El hotel donde me alojéHace años atrás visité Barcelona. Por aquellos días mis viajes eran dirigidos por el misterio. Me explico.

Donde se rumoreaba que sucedían fenomenos extraños ahí me aparecia para investigar en un anhelo por ver si eran genuinas aquellas cosas que contaban. Nunca vi nada. Y el tiempo me ha hecho muy escéptico de todo. Sin embargo, guardo mis diarios de viaje tal y como fueron escritos en su día. Este es uno, de los tantos. Retratan un camino, un rumbo a seguir.

Y ese rumbo a seguir es la pura aventura del viajar  cazando misterios que son tan inaprensibles como un perfume.
 
DIARIO DE CAMPO
(Todas las fotos son de quien esto escribe)

Diario de notas: Día primero. Domingo. 15:30 HS.

Buscando la Roca Foradada.

Acabo de llegar con el teleférico desde el pie de la montaña. Ya estoy arriba finalmente.Me hospedo en el hotel Abat Cisneros. Lo primero que hago es preguntar al conserje (una catalana de cabello color caramelo) sobre la roca Foradada. Su respuesta me desanima: queda a muchos KM, del otro lado de la montaña, sin auto ni lo intente. Pregunto por taxi. Y sonríe y me anima a que visite el museo.

Voy al sector de información de la montaña y chequeo la distancia a la roca. Desisto ir. Una mujer me indica que el camino está estropeado por no sé qué cosa. Cualquier pretexto es bueno para dirigirme a la ermita Sant Joan.

16:30 Hs.

Estoy subiendo en un teleférico en dirección a la Ermita donde aseguran que se concentra la mayor cantidad de fenómenos extraños. A mi alrededor un maremágnum de turistas de todo el globo. Ni uno solo habla el castellano. Ni uno solo es amigo del desodorante. Hace calor aquí dentro, y un tufo a mi derredor me descompone.

Monasterio en Risco, visto a la vuelta de las Cuevas de las Brujas16:40 Hs.

Aire, aire puro. ¡Por fin!

No espero nada. Y asciendo a paso ligero por una pendiente que, se supone, me conduce a una ermita, no sé si es la que busco. Sigo la intuición, o lo que me parece qué es la intuición. Al cabo de 15 minutos de caminata me llama la atención un restaurante abandonado y una especie de casucha en lo alto de un risco. Fotografío la casucha, tiene buena pinta y contrasta hermosamente con el bello paisaje de fondo.

Al rato advierto que la "casucha" es nada menos que la ermita Sant Joan. Lo que son las ventajas de no reconocer lo que uno busca y , a la vez, sentirse atraído por algo que, a la postre, resulta ser lo buscado.

Retorno al monasterio a las seis de la tarde. Es una estafa lo que vale el teleférico. Nota mental: buscar un camino opcional para retornar de noche a la Ermita Sant Joan.

El poco resto de día, lo dedico a explorar el ámbito del monasterio, a tomar fotos, y a recabar entre la gente, algún que otro tímido testimonio. Pero no hay suerte. Nadie sabe nada. Los turistas vienen a apreciar el paisaje no los misterios.

21:00 Hs.

Ermita Sant JoanExploro una ladera de la montaña, y termino conversando con un policía que vigila la zona. José me pregunta que si yo era periodista y si tenía equipo para sacar fotografías. Le respondo afirmativamente. Y empezamos un diálogo de las cosas que, dicen , suceden en el ámbito montañés, del contactado Grifol y otras yerbas. Le pregunto si sabe algo al respecto o -mejor- si , en alguna de sus noches de vigilia, vio algo que le llamó la atención.

José resultó ser un ferviente creyente de la vida extraterrestre. Pero en sus años de vigilia en la montaña, sólo vio zorros caminando por la noche.

Mi estómago cruje. En todo el día no probé bocado alguno. Me despido de José y me dirijo a un restaurante. Pero todo está cerrado ya. De la inmensa cantidad de turistas (las mayoría chinos o japoneses) no queda nada. Ya en el hotel chequeo la carta del restaurante. ¡ Carísimo! Increíblemente, el hambre voraz de hace rato se extingue. Salgo a caminar por la montaña.

23:00Hs.

Estoy sentado frente al monasterio con la vista a la distancia de lo que debe ser Barcelona (para un lado) y Manresa (para el otro), bebiendo un pocillo de café capuchino, con un barra de chocolate que extraje de una oportuna máquina de monedas.

Termino el café y me marcho a la cruz que se halla en un mirador con vista panorámica. El camino es una boca de lobo, tanta espesura de arboles cubre toda entrada del reflejo lunar. Un silencio incómodo me rodea. Practico algunas palabras en Francés de mi suspendido viaje a Rennes-le-Chateau.

00:00 Hs.

¡Exquisita vista!

La ciudad , encendida a lo lejos, parece tan reducida, tan insignificante en comparación con el manto estrellado como raso, que se me antoja imposible que no exista vida en otro mundo. El clima está bastante fresco, un viento incómodo enturbia mi contemplación del cosmos. Es hora de regresar.

Día segundo. Lunes . 08:30 Hs AM

Amaneció hace poco tiempo. Estoy desayunando en el hotel. Tremendo desayuno , repleto de comidas, jugos, postres, más que desayuno parece un almuerzo. A las 10:00 hs abren el museo y la visita a la moreneta.

La moreneta es una estatuilla tallada de la virgen y el niño, perdida , según parece, desde los tiempos de la conquista musulmana. Cuenta la historia que la figura surgió envuelta en un halo de luz resplandeciente, emanando un vaho agradable.

Aunque hay varias razones para suponer que quizá la que se exhibe en la parroquia no es la original hallada prodigiosamente en el año 880 , por intermedio de unas arcanas luminarias. Y que su color se debe a un cambio en el pigmento de la pintura al verse importada a través de los mares del mediterráneo y ser expuesta al sol.

09:30Hs.

Termino de asearme en el baño y oigo sonidos procedentes del cuarto. Me ajusto la toalla a la cintura y salgo lentamente. Me sorprende la mucama con los ojos alelados (estaba haciendo la cama) Le sonrío y ella se disculpa dando un breve escrute a mi humanidad y se marcha sonriente con un "luego regreso".

10:00Hs.

Misterios de MontserratEsta cola es un asco. Me refiero a toda esta gente congregada para ver la moreneta. No veo la hora en que abran las puertas del templo. A mi alrededor un grupo reducido de turistas ( todas mujeres inglesas de cachetes colorados y apariencia -cejas y cabellos- casi albina) están festejando como si estuvieran por entrar a la disco de moda del momento. Una de las turistas -sensata- aconseja silencio y un poco de respeto. Obedecen a regañadientes.

Por fin abren las puertas. Marchamos con lentitud religiosa (valga la redundancia) por un pasillo atiborrado de figuras y dibujos religiosos, ángeles por aquí, ángeles por allá, velas adornando a cristos representando la morbosidad humana(esto es: clavado y sangrando). Y avanzamos por un pasillo casi en tinieblas, hasta una escalera que conduce hasta la capilla donde -detrás de una vitrina de vidrio- se venera la moreneta.

Todas las personas se santiguan y tocan el cristal que protege la estatuilla y se marchan silenciosamente. Llega mi turno y me paro frente a la vitrina y tomo dos rápidas fotografías.

La Moreneta16:30 Hs.

Acabo hace unos 15 minutos de emprender el camino a las "covas de Salnitre". La idea de contemplar el lugar donde se practicaban aquellos rituales brujeriles de antaño me tiene obsesionado. Ya me han dicho que solamente abren la cueva durante los fines de semana y a grupos de turistas. Aún así, testarudo, sigo descendiendo el empedrado sendero, repleto de curvas, algunas malezas aquí y allá, y bellos acantilados.

Aunque sea quiero ver la zona , tomar algunas fotografías y regresar al hotel y ducharme. El día ha sido agotador: moreneta, el museo, la Pla de les tarántules (aun me pregunto a que viene su nombre, espero que no a los arácnidos) el monasterio de Santa Cecilia, y una exploración de algunas laderas de la montaña donde me topé con unos obreros en construcción de no sé qué. E indagué sobre los misterios de la zona :no saben no contestan.

A cada paso se me vienen a la cabeza las palabras que leí sobre los aquelarres en la cueva.

¡Dios mío este si que es un camino de difícil transitar! A la distancia contemplo lo que me falta, es decir, veo demasiado poco lo que falta. Sé que voy bien, para el lado de Collbato esta la "Coves de Salnitre".

El sol a la distancia va perdiendo su influencia. ¿Y si cae la noche cuando ando por estos lares? Si de día están tan solitarios estos caminos, de noche, mejor ni hablar... No te preocupes, me digo, traigo linterna. Aún así la imaginación me juega una mala pasada. La imagen de unas mujeres ataviadas con túnicas oscuras, largas, desgastadas por el tiempo, parecen cobrar vida en mi mente. A cada paso me parece verlas bajar, descender la montaña, con sus piernas fibrosas, sus rancias vestimentas, sus rostros alucinados.

18:00Hs.

¿Adonde me estoy metiendo?. Me acabo de caer tres veces sobre unos arbustos atiborrados de pinches y rocas filosas. La fortuna quiso que no cayera sobre algún nidito de serpientes. Aquí abundan las salamandras y el Lucion. Realmente no sé si por donde ando habrá, pero la posibilidad siempre está presente, más en una montaña como esta.

Si marcho bien, en breve me toparé con las cuevas. A cada rato , amenizo la marcha y contemplo de donde vengo, adonde voy, y saco una foto. Unas indicaciones rojas y blancas en el camino me guían por una ladera empinada repleta de plantas con espinas.

18:30Hs.

¡ Llegue a la cueva ! Como un poseso tomo una fotografía velozmente, y oteo el derredor. Sí, es un lugar de difícil acceso. Diría , además, que es sumamente agotador dar con él. Como se esperaba, esta cerrada. Pero al menos conozco el lugar. Medito algunos minutos a ver si percibo "algo". El sol a la distancia me quita de la abstracción y con una celeridad apremiante asciendo la montaña.

Poco a poco las gotas de sudor empapan mi camisa. Jamás sudé tanto. El estorbo de la mochila y la cámara me fastidian. Preferiría ascender en cortos y en cueros.


19:30 Hs.

Un reflejo mortecino queda del sol -otrora imponente- oculto hace minutos detrás de las montañas. Me parece que veo los Pirineos nuevamente. O ya no sé qué veo, sólo deseo llegar al hotel y asearme. No hace mucho pasé un cartel de señalización que indicaba dos rutas posibles a tomar hacia el monasterio: por el camino de Sant Miquel o por el camino de Santa Cova (elegí este último)

El paisaje que me rodea es sumamente encantador: montañas, formaciones rocosas, pueblos en miniatura, lagos como lágrimas, arbustos verdes, y ...una ermita o monasterio enclavado en una esquina de la imponente montaña. Veo unas cortinas. Alguien debe vivir, quizás unos monjes como antaño. Tomo foto.

Día tercero. Martes.

Son las 06:30 Hs de la mañana y ando caminando en la aún oscura montaña rumbo a la Ermita por la que pase la vez pasada.

Mi objetivo: filmar el amanecer, y tomar algunas cuantas fotos.

Anoche, en una de mis incursiones nocturnas por la montaña, al cambiar de rollo, advertí un serio problema: extravíe dos rollos con fotografías, con fotos no sólo de Montserrat, sino de otras zonas que visité, como museos, valles, Barcelona, etc. Y lo que es peor: las fotos de las "covas de Salnitre". Por enésima vez me reprocho la pérdida. Es verdad, soy un , como dicen aquí en España, "Zumbado"(pero, me tranquiliza saber de que lo filmé.)

09:00 hs.

Todo bien, fotos y filmación. Me acabo de duchar y me recuesto en la cama a descansar mi estragado cuerpo. Sin advertirlo me duermo.

10:00Hs AM.

Me despierta un sonido en la habitación. Abro los ojos y me topo una vez más con la mucama que me contempla de hito en hito, desde el vano de la puerta, con una media sonrisa. Esa mirada me hace sentir desnudo. Y lo digo de manera literal: mi vestimenta se reduce a sólo un Slip. Me pongo de pie velozmente y le pregunto a la mucama, como quien no quiere la cosa, qué opina de los misterios que se cuenta en la montaña. Me vuelve a escrutar sin inhibirse y agrega un sugestivo " a la noche regreso". (aún me pregunto si es común que se cambien las sábanas por la noche)
(. . .)

Conclusión Montserrat

Más allá de lo real o no que se geste en el ámbito montañés, lo cierto e indiscutible es que el lugar tiene encanto, belleza, y magia. La leyenda, el aire místico, la energía que se percibe, los paisajes, son constantes reales que, tanto para el explorador del misterio como para el turista común, no le serán indiferentes. Ya han transcurrido más de 9 años desde que visité este lugar. No obstante, todavía las imagenes de atardeceres, noches estrelladas, y viejos monasterios pegados en riscos me recrean y dan sentido a mis futuros viajes. Son contrastes inevitables de lo que ahora tengo en mi memoria y lo que quizá mañana tenga.

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