Hombres lobos en el pasado y en nuestros días

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Desde la Edad Media, época en la que proliferaron centenares de relatos, la creencia del hombre lobo es algo que estimula y excita a la vez a las personas.

En un universo mágico donde todo es posible para la mente del creyente, estas historias tienen su abono asegurado.

Lo mismo, las de vampiros y toda esa fauna oscura y espantosa que puebla nuestras imaginaciones.

Pero la leyenda del hombre Lobo, como expliqué en mi libro donde recopilo casos autóctonos en Argentina, es una mezcla de folklore, ignorancia y estados no ordinarios de la conciencia, sumado a la explicación de la Hipertricosis.

Desde luego que también se le suma la posibilidad que aquel hongo, conocido como cornezuelo, haya producido efectos alucinógenos en muchas poblaciones como se ha demostrado hoy día.

Incluso, el LSD es un derivado directo del cornezuelo.


EXPLICACION : HIPERTRICOSIS

Como digo, hoy día la explicación más elemental y firme es la de la hipertricosis.

Este mal cubre el cuerpo del afectado de excesivos vellos, tal y como las fotos y grabados aquí debajo demuestran.

Según las crónicas, el mismísimo rey Enrique II de Francia, en la Edad Media, contaba entre sus excéntricos gustos de rodearse de un niño de 10 años con aspecto lobuno que, a todas luces, padecía Hipertricosis.

Pero este mal, amen de horrorizar a los primitivos, ponía en evidencia nuestro parentesco animal, el cual hasta la época victoriana no habíamos tomado conciencia con profundidad.

Ya en aquellos días oscuros del medioevo, un ser que se alzara con esa rara fisonomía era suficiente para relegarlo a los bosques, allí donde el terror ancestral siempre ha morado.

















ASESINOS EN NOMBRE DE LOS LOBOS

Si bien es cierto que esto explica la leyenda y el mito, también la licantropía ha sido un excelente justificativo para asesinos seriales.

En efecto, el comer partes de seres humanos y matar se podía hacer pasar en la antigüedad como un “mal lobuno” cuando en realidad era otra cosa.

Sin ir más lejos, está el caso del famoso asesino serial Richard Ramírez - el merodeador nocturno - que, tras ser apresado, confesó que asesinaba en nombre de Satán.

El justificativo puede ser cualquier cosa. Y en la antigüedad, ser hombre lobo servía muy bien.

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