Las hipotesis terribles de Charles Fort

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Hacia el siglo pasado, hubo un coleccionista empedernido. Se llamaba Charles Hoy Fort y tenía la manía de recopilar diarios y revistas con artículos relacionados con eventos extraordinarios y/o sobrenaturales. Quizá haya sido el primero en destapar la moda por lo "extraño", dejando un legado de miles de archivos X en sus modestos libros, aún no traducidos al castellano.

En esos libros vemos desfilar ideas fantásticas que, como buen precursor, dio pie a toda una serie de hipótesis del todo escalofriantes (aunque es más recordado por sus celebres lluvias extrañas). 
 
¿Cuáles? Como que somos un condumio de otras inteligencias más desarrolladas que nosotros. Como que no puede ser que en un mismo marco geográfico ocurran lluvias extrañas, vampiros, hombres lobos y apariciones de la virgen. Que “alguien” o “algo” nos exprime sin misericordia “disfrazándose” a conveniencia, adoptando la apariencia de nuestras peores pesadillas según convenga.

Es cierto que aquel neoyorquino nunca salió de la biblioteca o de su casa para corroborar las historias que leía con fruición. Sólo se limitó en su vida a archivar en modestas cajas de cartón los miles de recortes increíbles que desfilaban por sus agotados ojos.

Al morir se creó una fundación que lleva su nombre y continúa el penoso trabajo de este investigador de biblioteca.

Imagino que en el mundo deben de haber muchos como Fort que, presas de curiosidad, se aíslan de los demás y buscan afanosamente datos curiosos en los periódicos.

Conocí a uno de ellos en Argentina, llamado Fabio Picasso, un hombre que posee un archivo de recortes de diarios sobre casos imposibles, más de 40.000 (bueno, cuando lo conocí, ahora debe tener mucho más). Pasó gran parte de su vida arrinconado en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, lupa en mano a veces, otras en la Hemeroteca, transcribiendo aquellas noticias inexplicables de diarios provinciales de toda la Argentina. Un trabajo, ciertamente, encomiable.

Y siguiendo la misma línea que su predecesor, estaba persuadido que una inteligencia foránea estaba condicionándonos generando anomalías en todo el orbe, disfrazándose ora de la virgen, ora de ovnis, ora de criaturas antropomorfas, ora de duendes. Así, al menos, lo mostraban los recortes y sus estudios.

Durante algún tiempo también me volví un forteano investigando en diarios y revistas noticias increíbles, tuve acceso a los archivos de Picasso y corroboré lo que a simple vista parecía ser un gigantesco puzzle de fenómenos extraños. Puzzle que conformaba, al final, una imagen macabra como explicación a las fenomenologías.

En un mismo año se sucedían miles de noticias insólitas desde apariciones de hombres lobo en San Juan hasta seres alados rondando por los descampados de la provincia de Mendoza. 
 

 
Durante muchos meses nos dedicamos con Picasso a recopilar todas las noticias sobre vampiros y hombres lobo en argentina acaecidas en el año 1972 y recientemente en el año 2001. Mi libro Cazador de Misterios lo aborda junto a la investigación de campo que hice para cerciorarme de que no era una falsa noticia y conocer pormenores de cada episodio. Todos los casos que me tocaron investigar han sido genuinos, con sus denuncias radicadas en cada jefatura, pero con un exceso de difusión de los medios que volvió algo paranoica a las personas.

Hay un hecho muy importante en cuanto a los recortes de diarios y sus noticias. Según pudo corroborar el propio Picasso, aquellos eventos anómalos parecen propagarse en los momentos de gran tensión social, en tiempos de disturbios políticos o de enorme caos poblacional, casi como si fuera una especie de inevitable cable a tierra que desconecta a la masa de los acontecimientos mundanos.

No hemos podido –ni podré tampoco, porque sé que es una empresa dificil sin recursos - investigar uno a uno los miles de recortes de noticias extrañas. Pero es indudable que algo pasa, y algo pasó en el momento de dar a conocer tales noticias: hubo un punta pie inicial que jalonó las historias para más tarde tergiversarse por completo.

Como decía John Keel – otro entusiasta seguidor de Charles Fort, admirado por Picasso - en el comienzo de su libro : “ Dondequiera que usted se encuentre en este planeta, alguien que vive a menos de 300 km de donde usted habita ha tenido contacto directo con alguna aparición aterradora , o algún monstruo inexplicable en el transcurso de la ultima generación. Quizá se trata incluso de un primo suyo o del vecino de al lado.

Y tiene toda la razón. Ahora la pregunta que me hago es si lo que los testigos ven es "sobrenatural" o producto de una alucinación, sueños vividos, abusos enmascarados o simple afán por inventar. Entre una de esas anda o entre varias. Sin contar la retroalimentación periodistica que ayuda a que la leyenda cobre una dimensión que quizá jamás la tendría.
 
 
LO QUE PENSABA Y COMO VEIA A LO IMPOSIBLE CHARLES FORT
 

 
Vamos a exponer algunas de sus teorias en un esquema de pensamiento como lo vería Fort. Y vamos a criticar esa postura desde luego.

Ciertamente, entre todo, el Revival religioso de 1904-1905 se me viene primero para exponerlo.

Este movimiento - liderado por carismáticos evangelistas – arrasó de tal manera que aún me preguntó qué habría tenido que ver con los movimientos religiosos tradicionales.

Y leyendo el libro “Lo!” - todavía sin traducir al castellano -, y a medida que profundizo en sus párrafos, una cierta nostalgia se apodera de mi alma. Súbitamente me veo transportado al invierno de 1904, en Shatley Bridge, Inglaterra (casi “veo” los deshojados arboles gimiendo por el viento.)

Un lobo, que se suponía pertenecía al capitán Bains, se escapa para inmediatamente dedicarse a la faena de matar ovejas. Pero hete aquí que, de acuerdo con los reportes, tal animal no existiría. Aunque si, como leemos, un gran “Perro Diabólico”. En rigor “algo” estaba matando ganado por placer. Mutilando algunos animales. Devorando otros. Y convenía llamarlo con un nombre misterioso.

Las matanzas fueron tan numerosas que ciertos granjeros organizaron batidas. De hecho hasta ofrecieron recompensas. Se llegó a contratar a uno de los mejores “sabuesos” de Inglaterra , pero todo resulto en balde.

¿Acaso no hay un parecido con esta historia y la ocurrida en Francia entre 1764 y 1767 en Gévaudan?

Un acontecimiento, dicho sea de paso, que tuvo como protagonista a un ser –según las señas –horripilante, bautizado como “La Bestia de Gévaudan”.
 

La vida de casi un centenar de aldeanos –mayormente mujeres- cayó en desgracia bajo las afiladas fauces de “aquello” que rondaba en las gélidas noches francesas. Es más: según los archivos de las aldeas, puso en vilo a Luis XV quién decidió que era hora de terminar con el asunto y enviar algún grupo oficial. El final de esta historia es controvertido. Pero todo indicaría que de la “Bestia Verdadera” no se volvió a tener más noticias.
 
Una escultura que refleja la leyenda que se convirtió en una palpable realidad en Gévaudan.


Y como decía. Mientras sucedía aquello en Inglaterra –como apuntó fielmente Fort- el Revival religioso se extendía desde Gales hasta tierras inglesas.

En Rhymmey, Gales, la gente se volvía eufórica. Extrañas luces y sonidos desagradables se percibían en uno de los centros del Revival. En las Barrancas del ejército de salvación. Esto ocurre, precisamente, el 15 de febrero. Una semana más tarde se reportaban “anónimos” golpes en propiedades y una mujer muere inexplicablemente. El oficial de justicia era rotundo: “no hay ni el más mínimo signo de muerte”.

Nos decía Fort al respecto:

Yo soy demasiado turbio en mis consideraciones acerca de posibles correlaciones. Para ser más preciso mi idea es que la catalepsia ordinaria es de rara ocurrencia. Tengo datos sobre tres personas, quienes en ese período (Invierno 1904-5) se salvaron del trauma de haber sido enterradas vivas. Hay datos de extraños suicidios que pasaré sin detenerme a exponerlos.”
¿Extraños suicidios como los que pude relevar en la provincia de Chaco, Argentina, en la década del 90? Ahí mismo, por una breve temporada, imperó la moda de lanzarse desde un edificio municipal. Similar a lo ocurrido con los “suicidios” masivos de animales que se arrojaban al Río de la Plata por la misma época.

Pero no nos detengamos.
 

Las muertes de ganado seguían al orden del día. A consecuencia de las matanzas de Northumberland algunos granjeros guardaban bajo llave sus animales. Otros colocaban potentes luces en sus campos. Pero no había caso. Cuatro ovejas fueron muertas en Low Eschelles (y una en Sedhan) en el transcurso de una noche.

Ya para diciembre de 1904 se habían organizado cacerías. Guardabosques. Leñadores. Granjeros. Cazadores deportivos llegados desde remotas aldeas. Y nada al fin.

Los fenómenos paranormales, sin embargo, seguían su curso en Brigliton. Sea lo que fuera “algo” arrancaba notas musicales a un instrumento. Un ciclista fantasma rondaba por lúgubres callejuelas. Y en el Journal of the Society of Psychical Research se publicaba un informe referido a un testigo que, en inmediaciones del pueblo Hoe Benhan, había visto un enorme perro convirtiéndose en un burro.

Y mientras se registraban sonidos extraños, ruidos de campanillas alertando a los policías (incapaces de desvelar el origen de tales manifestaciones), Fort meditaba en su departamento ornado de recortes periodísticos.

Y se decía: “Pero en ninguno de estos sucesos es mencionado el hecho de que simultáneamente se estaban produciendo otros episodios

Y, quizá, digo yo, acariciándose el mentón y el montaraz bigote, su mente rondaba en el Revival.

En rigor, no era para menos:

Según el Liverpool Echo del 18 de enero de 1905: Gales bajo el dominio de fuerzas sobrenaturales. Esta expresión surgía en alusión al desarrollo del frenesí en medio del Revival y las cosas o seres humanos que lo acompañaban y que habían sido reportados”.

Y entonces “gatillaba” su profundo –y poco reconocido –razonamiento:

El dominio era ejercido por una suerte de locura. La excitación era combustión o bien psicoelectricidad o casi cualquier cosa excepto lo que se suponía que era. Y quizás cuando de las “baterías” de los seres humanos fluye una fuerza ésta es tomada para su uso por las “cosas” luminosas que cuelgan (en el cielo) a su alrededor. Puede ser que esas cosas se alimenten de esas fuerza y luego crezcan, brillen, iluminándose con la nutrición que les provee el éxtasis (religioso) Vemos casos acerca de sorprendentes crecimientos de plantas al recibir algunos tipos de radiación o estimulación.”

Y como si hiciera falta algo más, se agregaban a tan inusuales eventos las combustiones espontaneas de objetos y humanos.

Blyth News, febrero de 1905. Vecinos denunciaron una columna de humo escapando desde la ventana de una casa. Inmediatamente ingresaron al domicilio por la fuerza. En un sofá, con los restos carbonizados, estaba Barbara Bel de 77 años. Su cuerpo parecía haber sido lanzado en medio de una proficua hoguera. Terriblemente chamuscado.

Según los trabajos de Harrison y Jenny Randles en su “Fuego del Cielo” (1980), habría una mayor incidencia de víctimas femeninas relacionadas con estas combustiones. Y no olvidemos - so pretexto de analizarlo en algún momento - que esta saña por el sexo femenino también parecería –curiosamente- reflejarse con los ataques del mítico Chupacabras. También de la bestia de Gevaudan. Esta entidad –o fragmento de otra cosa - parecería divertirse en clavar “su” ponzoña a las hembras.

Pero continuemos.

Febrero de 1905. En Londres, una mujer que estaba sentada frente a la chimenea, súbitamente descubre que su cuerpo se halla en llamas. En el mismo mes, cerca de Southhampton, los vecinos del matrimonio Kiley oyen un sonido chirriante. Entran a la casa y hallan envuelto en fuego a la pareja de ancianos.

Y ahondando en el meollo de la cuestión, Fort razonaba:

Pienso que nuestros datos están relacionados no con combustiones humanas espontaneas, sino con seres o cosas que por algún proceso flamígero consumen hombres y mujeres. Pero igual que los hombres-lobos o supuestos hombres-lobo mayormente atacan mujeres”.

Poco tiempo después –y a la saga de tremendos episodios– cuando las matanzas de aves cesa, se reportan, cerca de Newcastle, fenómenos de tipo Posterguéist.

Firmado por el reverendo A.C Custance, un informe salía a la luz en el Journal of the Society of Psychical Research. Se hablaba de una joven sirvienta responsable de generar manifestaciones pirokineticas que acabó sucumbiendo a sus propios e incontrolables fuegos. En el Liverpool Echo se publicó una carta enviada por un facultativo en donde se sostenía que una frazada – o manto - fue hallada ardiendo en una habitación sin chimenea o fuego próximo.

Y mientras acontecían estos sucesos, “algo” se ensañaba nuevamente con los pollos de una granja. Fueron todos encontrados muertos de la misma sufrida manera: los cuellos retorcidos. “De 250 aves –afirmaba el señor White- salvé solamente veinticuatro” La piel alrededor del cuello, desde la cabeza al pecho, fue extirpada; la traquea removida de su lugar habitual. Pese a custodiarse el gallinero –y en sí esto es curioso- día y noche, cada vez que se lo inspeccionaba surgían cuatro o cinco aves muertas.

Y ante semejantes informes alguien dirá: ¿pero se trata de sucesos reales o son sólo productos de unas mentes sugestionadas y alteradas bajo los efectos de, quizá, algún alucinógeno?

En rigor, podríamos decir que las alucionaciones son más frecuentes de lo que imaginamos, y que la gente muchas veces ve lo que quiere ver. Otras, son víctimas de engaños descarados. Las combustiones expontanéas fueron explicadas como un proceso que se produce cuando una persona está en cercanía a algún fuego, (sea incluso un cigarrillo) y sus prendas de vestir están formadas por algún material combustible. Generalmente se quedan dormidas, (o sedadas por el alcohol, droga ) y para cuando sucede y se dan cuenta es demasiado tarde. Otras, se trata de atentados, o asesinatos, donde a la persona se la rocía con gasolina y luego se culpa a las combustiones espontanéas.

A todo esto: ¿qué pasaba en el Revival religioso?

Locuras. En las grandes tiendas los empleados empezaban a batir palmas, dejando absortos a los clientes. Las mujeres, dirigidas por subrepticias visiones, detenían los automóviles, plantándose en medio de las calles. Con incesantes voceríos se trataba de acaparar seguidores. Un hombre en Tunbridge Wells, entendiendo de manera literal una frase se amputó la mano derecha. Por las noches surgían desconocidos que, liderando una tétrica procesión, marchaban empujando “sus ataúdes”. Y lo mismo ocurría en todos los ámbitos ingleses. No por nada, el Liverpool Echo decía:
Cuando veas una de esas procesiones, debes escapar como si lo hicieras de un toro embravecido
En una ciudad, un hombre iba de tienda en tienda devolviendo cosas que jamás había robado. Gavillas de chicas, que vagaban por las calles, entraban precipitadamente a las iglesias quebrando la monotonía del lugar. Batían palmas. Estaban alucinadas. Gritaban. Y algunas lloraban.

¿Qué ocurría? ¿Es qué todos se estaban desquiciando? ¿Por qué tanta excitación popular? ¿Será posible que una población, sumida en el primitivismo por un movimiento religioso, genere tales eventos sin explicación? ¿Es la misma comunidad la culpable de los fenómenos insólitos cundiendo por doquier o hay “algo” que dirige con detalle sus pasos, como decía Fort, hacia la “infantilidad” ?

Como sea, las extrañas manifestaciones (ora combustiones, ora hombres-lobo, ora luces celestes, ora ángeles y fantasmas) chocan duramente con las mentes criticas. Y también con la “Policía Oculta” atareada en “resolver un problema solamente para fabricar otro, fijándose en la convencionalidad de los pensamientos humanos para perpetrar un encubrimiento” (cita de Charles Fort)

Ahora bien, de acuerdo con Scott Rogo , el Revival de Gales fue una autentica “locura”. Con lo cual concuerdo totalmente.

Que fue una “locura” no me cabe duda. ¿Por qué fue? Es otra pregunta que habrá que plantearse con seriedad. No obstante, las manifestaciones pueden suceder por eventos inverosimiles, como la muerte de un chico de 15 años (que sucedió en Grecia hace poco) O cualquier otro tipo de situación que haga que la población se altere, y luego dé paso a una histeria colectiva. Todo depende de la cultura  y en especial de la época en que suceden, hay que ver el contexto historico y social para tal vez entender qué puede ser el factor que desencadena tales movimientos. 

Pero sobre los episodios imposibles o anomalias, sinceramente, me llaman poderosamente la atención tanto absurdo, casi como si fueran eventos arrancados de los sueños de una persona, o de sus más oscuras pesadillas. Parece tener la incoherencia de esto mismo.

Existe una leyenda antigua que dice que mientras dormimos vivimos otra vida, en los sueños, y que a veces, cosas de los sueños escapan y aparecen en la vigilia. Quizá es una forma de decir que el hombre es demasiado fantasioso y recurre a la fantasía para negar la muerte que le rodea a cada paso, la única verdad entre tantas mentiras. 

!Si estará segura la muerte de ganarnos en esta carrera, que nos dio toda una vida de ventaja!.


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