Que se siente exactamente en el momento de morir

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En lo que nos lleva almorzar, mueren casi 7000 personas. La cifra es por hora, y es algo ineludible. Quizá se hayan preguntado lo que sucede en ese minuto final de vida a medida que nuestro cuerpo y nuestra mente se desconectan de esta realidad. 

Según James Hallenbeck, especialista en cuidados paliativos de la Universidad de Stanford, nuestros últimos días en la Tierra son lo que se conoce como la fase de “agonía activa”. Rápidamente, comenzamos a perder nuestros impulsos naturales y la mayoría de los sentidos. Según Hallenbeck, este el orden del proceso (siempre que sea de muerte natural y no por un accidente) : 

 1. Dejas de tener hambre. 

2. Dejas de tener sed. 

 3. Dejas de ser capaz de hablar. 

4. Dejas de ser capaz de ver. 

5. Dejas de ser capaz de oír. 

6. Dejas de ser capaz de sentir contacto. 

Debido a la carencia de oxígeno puede suceder que haya confusión mental, un estado de depresión y ansiedad. Lo que sucede es que el cerebro reduce las funciones al mínimo para mantener, aunque sea por escasos momentos, tu supervivencia. 

La piel se pondrá fría y de una tonalidad gris azulada. La debilidad será tan extrema que te costará toser o tragar y tu respiración se convertirá en lo conocido como “estertor de la muerte”: un ruido perturbador que generarás con la garganta por el enorme esfuerzo de respirar. 



 ¿Suena espantoso este panorama verdad?. 

 Lo es más cuando el cuerpo se libera y la pequeña actividad cerebral se desvanece. Se pierde el control de todo tipo: esfínteres y todo el organismo en general se desploma. Es en el momento en que pierdes esta conexión con tu cuerpo que el cerebro prepara la conciencia para lo que se aproxima. 

En estos instantes, las personas suelen tener Experiencias Fuera del Cuerpo, sensaciones de plenitud y contacto con el universo: la clásica luz al final del túnel y a Jesús. 

Según una investigación de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, mientras más cerca de la muerte estamos, más positiva es la visión que se tiene sobre ella. 

Esto se produce en gran medida por las visiones que asolan al moribundo: como comprobó un estudio en el centro de hospicio en Buffalo, Nueva York, las personas que mueren tienen muchísima más actividad onírica de lo normal. 

Según este estudio, el 88% afirmó tener sueños o visiones que parecían más reales que los sueños tradicionales. 



Para estas personas, esta clase de sueños y visiones les reconfortaban. Y el miedo a la muerte disminuye. Estos son los fenómenos percibidos: 

• Un estado mental hiper consciente, o una conciencia muy clara. Esto puede ser en un estado de vigilia o sueño. 

• Una experiencia fuera del cuerpo, por lo general en la forma de que se cierne sobre su propio lecho de muerte. Posiblemente causado por la unión tempo-parietal de su cerebro (TPJ) que se daña por la falta de oxígeno. 

• Tu vida parpadea ante tus ojos. Muchas personas ven momentos significativos en su vida que regresan a ellos. 

• Una reunión con seres queridos perdidos (a veces incluso con antepasados que nunca conoció en vida). O tal vez visitar un mundo extraño y conocer seres hechos de luz. La falta de oxígeno en el cerebro puede causar alucinaciones. 

• Una abrumadora sensación de paz y descanso, posiblemente desencadenada por una oleada de endorfinas. 

• Una luz blanca brillante en el extremo de un túnel. Tu sistema visual se excita excesivamente y se inunda con dióxido de carbono, haciendo que sea mucho más sensible a la luz. También tiene otros sentidos elevados por un breve período de tiempo. 

Es difícil saber qué habrá después de la muerte. Lo que si se sabe que en muertes naturales el cerebro hará su mejor trabajo para que la transición sea lo más benéfica posible. Si así lo hace el cerebro, cabe preguntarse con qué interés lo haría. 

Si fue un desarrollo evolutivo sin intencionalidad detrás (tal como la selección natural Darwiniana afirmó siempre) ¿que importancia tendría para la supervivencia y el papel de nosotros como organismos biológicos hacer más llevadero partir hacia la nada? ¿Acaso la selección natural es compasiva? 

Esta serie de preguntas se podría hacer una persona que no conoce al alcance de los mecanismos de la supervivencia basado en la selección natural. Yo mismo, en su ocasión, me las hice.

El asunto se resuelve muy simple: en todos los animales, incluido el humano, existen estructuras fisiologicas que permiten tolerar el dolor, el miedo y un gran estrés psicológico: se llaman endorfinas. Y actuan cuando una persona - o animal - se encuentra en situación estresante. No es un mecanismo de relojería suiza, pero casi siempre funciona.

Es lo que hace que el soldado, chorreando sangre, a punto de desfallecer, continué la lucha y , una vez acabada, suspire. Lo que hizo que Filídipides, en su carrera contra la muerte, resistiera más allá de sus posibilidades fisícas y salvara un pueblo (vease mi libro El Hemerodromo donde retrato esta crónica real).

En suma: es un mecanismo evolutivo ancestral, desarrollado por la evolución natural en tiempos en que cualquier cosa podía poner en peligro al ser humano, donde los depredadores acechaban las 24 horas del día. Gracias a ello, la especie humana pudo sobrevivir y  ser lo que es hoy día.

Por eso, en inminencias de morir, casi siempre - no siempre - se activan esta suerte de "opiáceos internos", haciendo que sea más llevadero el final. Una consecuencia de ser como somos.





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