Las mentiras de los dioses y Sai Baba

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Debo reconocerlo. Me sentí profundamente escéptico cuando me enteré que Dios había bajado a la tierra y estaba en nada menos que la India.

Como Ilusionista que he sido, siempre tiendo a dudar de tales afirmaciones sorprendentes. Pero mi incredulidad no quita que mi curiosidad profundice en tales afirmaciones.

Así me topé con Sai Baba. Aquel gurú que –dicen por ahí- es una potencia paralela al estado de India. Que se autodenominara Dios no era nuevo. Ya desde los tiempos bíblicos hemos visto como tantos hombres –fanáticos y dirigidos por el ego– creían representar la divinidad omnipresente.

Pero cuando vi que hacía supuestos milagros, materializaciones y toda una gama de fenómenos paranormales, me dije, “es hora de echarle un vistazo a este hombre”.

Y los videos fueron rotundos. Amén de “pescarlo” in fraganti en sus trucos simples de prestidigitación (y que tiempo habrá para que los revele aquí), cuando uno profundiza en su leyenda y sus milagros, se topa con otras cosas mucho menos espirituales.

Hablo de las acusaciones sexuales que recayeron contra este gurú. Testimonios de ex fieles que lo acusaban de pedofilo y demás “lindezas”.

No quiero ni puedo inmiscuirme en tales afirmaciones terribles. Sólo mencionar que documentales televisivos se han encargado de demistificarlo como corresponde, agregando aquellas difamaciones que posiblemente sean verdaderas.

Mi objetivo –modesto, escueto– en este artículo es hablar de su hipotética divinidad. Una divinidad que pone en Jaque a otro que también hizo milagros y salvó a multitud de personas: Jesucristo. Porque si uno descubre a Sai Baba y sus engaños hoy en día no es porque esta generación sea más sabia y más instruida.

Simplemente porque hay medios de comunicación tecnologica que se encargan de esclarecer estos asuntos. Y desmistificarlos cuando y cómo corresponde (en otros casos, es cierto, los exageran y crean “gatos donde hay liebres”).

Pero vayamos al grano.

En estos tres fotogramas se aprecia cuando materializa su “divino” huevo de oro. Aquellos que tienen el privilegio de verlo -empresarios, actores, gente muy conectada en todos los niveles-
quedan librados de todo pecado. El truco es muy simple: se lleva a la boca un pañuelo -con el pretexto de expulsar algo y de paso distraer a la audiencia- donde oculta el “huevo” empalmado entre su mano y la tela. El resto es distracción, actuación y farsa de la peor calaña.


DEL CIELO A LA INDIA

Más de 150 millones de individuos siguen a Sai Baba en todo el mundo. Ha fundado instituciones y tiene representantes en todas partes.

¿Nadie se preguntó que sería de aquel hombre y sus engaños si no hubiera sido desmistificado por grandes profesionales como, por ejemplo, Enrique Marquéz, también ilusionista?, ¿Qué hubiera sucedido con el fenómeno Baba si no estuviéramos en la era moderna?

Sospecho que quizá estaríamos yendo a la Iglesia de Baba a leer los textos sagrados del divino swami. Es en virtud de la tecnología y la ciencia que podemos desnudar estos fraudes y liberarnos de las ataduras de la mentira.

Hoy por hoy casi nadie pone en duda –salvo los adeptos y el lector no instruido– que Sai Baba no es más que un mero prestidigitador (mediocre, por cierto) y que capta fieles a través de falsos prodigios, un poco al estilo de Jim Jones, aquel carismático e “inofensivo” líder espiritual que llevó a la muerte a sus seguidores en Guayana en 1978.

Cuando descubrí que empalmaba relojes, anillos y sus “cenizas sagradas” del modo que explico en la fotografía,(y que podéis ver un ejemplo del mismo Sai Baba, en el fotograma arriba donde se lo pescó con las manos en la "Tiza") me dije “Así que tú te autoproclamas DIOS”.

Y pensé naturalmente en Jesús de Nazaret (o mejor: el Nazareo). Y me dije ¿Qué sería de aquel hombre si estuviera en estos días haciendo sus milagros?.

Situémonos hace dos mil años atrás. Imaginemos la misma cantidad de fieles clamando fervorosamente por sus milagros. El rostro bondadoso multiplicando panes y peces. El cuerpo atlético caminando sobre las aguas. O ya lacerado, saliendo de la tumba al tercer día.

¿Lo imaginan?, Pues resulta que ninguno de nosotros lo vimos.

¿Entonces?, Simplemente creemos que es así.

Ahora imaginemos situarnos con una actitud crítica ante aquel “enviado”.

¿También le era necesario hacerse de prodigios para que crean en su divinidad?

Y sé que alguien pensará: Que Baba sea un fraude no significa que nuestro Jesús lo sea. Ese es el razonamiento espejo de la tradición. Nada sencillo es cortar con miles de años de cristianismo. El peso de dicha creencia es superior a cualquier argumento escrito por sensato o razonable que sea.

Y aunque tiempo habrá para que volvamos a mi misterio favorito (Jesucristo) les adelanto:

Existen dos o tres puntos –en realidad muchos más, pero debo ser moderado en espacio en este artículo- que ponen en duda la autenticidad de Jesús como Enviado de los Cielos.

Primero: Que se rodeara de seguidores como estilan hacer los gurues de masas.

Segundo: la concepción de Mesías judío estaba muy alejada de lo que actualmente, en nuestro occidentalismo, pensamos. No esperaban un Dios, sino un Mesías político, que instaurara Israel a su poder, esclava entonces del poder romano.

Tercero: si quitamos los paralelos -por no decir plagios- que tiene el cristianismo con los antiguos cultos mistericos y solares, como el Mitraismo, Budismo, etc...

¿Qué nos queda?

Una incipiente religión que debía competir con los Dioses locales que imperaban en Roma y que debió recurrir a un movimiento propagandístico -primero por Saulo de Tarso, luego por Constantino- para que llegara a donde llegó.

Pero esto no es sino la punta del Iceberg.




PRISIONEROS DE LA FE

Vamos a aclararnos. Durante años fui un fiel creyente de Cristo -Baba, lo siento: pero no pasó de una mera visión por vídeo y unos cuantos testimonios y sus milagros de resurrección.

Como Pablo de Tarso, pensaba que si la resurrección no existió vana es nuestra fe. Y cuando me dispuse a estudiar, durante años, la vida y pasión de Cristo, no pude dejar de desilusionarme con cada nuevo descubrimiento.

Allí los cultos milenarios que eran un calco con el cristianismo, en especial con el tema de la resurrección. Allá, los nuevos hallazgos arqueológicos en el Mar Muerto o Nag Hammadi que nos explicaban un poco cómo se vivía en aquella época. Y por aquí la lógica y el sentido común que me hacía poner los pies sobre la tierra.

Sé, hoy por hoy, que muchas cosas deseamos creerlas y lo hacemos para no sentirnos insatisfechos con las escasas –o nulas– respuestas existenciales que tenemos. Mi propósito fue y siempre será hallar la Verdad, con mayúsculas.

Es por eso que no puedo ni quiero auto-engañarme con cultos, autores o libros revelados. Persigo algo que sólo la experiencia –buena o mala– pueda enseñarme. No me importa que estas líneas no salgan a la luz, o que sean criticadas o que se me tilde de escéptico. No temo porque ¿qué más quisiera que tener vuestra fe?. Pero, como digo, no puedo cuando siento que se me engaña.

Luego de años de estudiar los cultos, de pertenecer a varios y de infiltrarme en muchos no dudo de sus propósitos: esclavizarnos y dormirnos. Porque sólo la búsqueda personal de la verdad, y su encuentro, puede despertarnos y cambiar el mundo. Así lo veo yo.

Y puede ser placentero aquel estado soporífero que fecundan las religiones y creencias sagradas, pero definitivamente es un estado desatento. Porque mientras esperamos que se abran los cielos y baje un Dios montado en nubes de fuego, aquí abajo la gente muere de hambre y la injusticia gana un nuevo palmo día a día.

Quizá sea hora de dejar de cruzarnos de brazos esperando “enviados”...y poner cartas en los asuntos. No me cuesta imaginar lo que 150 millones de individuos podrían hacer por la humanidad, en lugar de venerar a un gurú Indio que vende milagros, (e incienso, y postales, y videos, y libros). Y no hablo de actos de violencia, en vez de donarles a ellos su tiempo y dinero hacerlo con causas humanitarias reales.

(La carta de Sai Baba. ¡Hasta con el sello de su divino rostro y todo!¡Este Dios sí que sabe posar para las cámaras!)

Y finalizo con estas preguntas:

¿Necesita Dios, Yahvé, Jehová -o como quieran llamarlo- de representantes en la tierra?. Si es así, ¿no creen que hay un grave fallo en su diseño?. Pues se le ha pasado decirnos cómo es el asunto, y utiliza sus representantes como parches para arreglar lo que debío incorporar de "fabrica". Pero el asunto es que al final ni son parches ni se incorpora otra cosa que sedación a  la población, en tanto se llenan los bolsillos de todos nosotros.






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