Esta historia, que se me ocurrió el otro día, refleja un poco esas diferencias que tiene la Ciencia con la Religión, sobretodo para aquellos que tratan de refutar la ciencia diciendo que los que seguimos el pensamientos científicos estamos haciendo una religión de la ciencia, lo cual, como verán en esta linda metáfora, no es así.
Sentados en la plaza, en aquel banco de madera que tantos años los había recibido, ambos hombres, un científico y un religioso, conversaron sobre existencialismo por enésima vez.- ¿Conoces la metáfora de la linterna?.- No, cuéntame.- Imagina una habitación oscura donde no sabes que hay dentro, aunque puedes imaginártelo. Ingresas con una linterna e iluminas buscando lo que deseas encontrar. En el caso de que quieras un collar, buscarás las perlas que lo conformen. Removerás sillones, cuadros caídos, frascos repletos de enseres, mesas, sillas, arcones, etc. Así darás con lo que buscas y podrás armar tu collar.
- Sí,¿Y?.
- Tú como creyente haces esto mismo; con tu linterna buscas lo que quieres encontrar, escoges arbitrariamente lo que necesitas como evidencia de la existencia de tu creador. En cambio la ciencia, cuando ilumina con su linterna no se detiene a contemplar algo. No le interesa arrimarse a una porción de verdad bajo la premisa de un preconcepto. No para, aunque le lleve generaciones, hasta evaluar por completo todo lo que contiene la habitación a oscuras. Y recién ahí, se forma una imagen de que lo quiere, que nunca coincide con sus deseos personales, sino con lo que realmente tiene.
- Por una vez, no puedo discrepar.
- Pero no es sólo eso.
- ¿Qué más?
- En el camino de busqueda, puede comprender la necesidad que tuviste para armar tu colgante de perlas: la necesidad de sacar algo de inmediato de la oscuridad para darle sentido a tu búsqueda con la linterna y perder de esta forma el miedo a la propia oscuridad.