Schopenhauer : la muerte y la voluntad universal

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La imagen que vemos de estos cristales, podría representar muy bien lo que definió Schopenhauer como la voluntad. Nosotros seriamos cada cristal original, y aunque cada uno es diferente entre sí, todos formamos parte de lo mismo: nacemos de un sustrato en común: la voluntad

Pero analicemos una o dos cosas sobre este filósofo alemán. Para Schopenhauer el mundo era una representación que nos hacíamos como seres cognitivos. Y detrás del sustrato de lo observable, estaba una fuerza que identificó con la voluntad. 

Cada acto, desde el más pequeño y microscópico, hasta el más elevado y macroscópico partía de una voluntad la cual, para Schopenhauer, era omnipresente, pero “no está sometida al principio de razón”. 

Dice, por ejemplo: 

“Los cristales se descomponen, se mezclan con otras sustancias y de ellos brota una vegetación: un nuevo fenómeno de la voluntad: y así se puede seguir hasta el infinito la misma materia persistente y ver cómo ahora está y ahora aquella fuerza natural obtiene un derecho sobre ella y se aferra a él indefectiblemente para aparecer y revelar su esencia”. 


Y añade: 

“Todo tiempo existe (la voluntad) únicamente para su fenómeno y carece de significado para ella misma: durante milenios dormitan las fuerzas químicas en una materia, hasta que el contacto con reactivos las libera: entonces aparecen; pero el tiempo existe solamente para ese fenómeno, no para las fuerzas mismas” 

Y está el ejemplo de Pettigrew quien mostró unas semillas de trigo que Sir G Wilkinson había encontrado en una tumba de Tebas, datadas de 30 siglos atrás, y fueron sembradas y obtuvo de ellas plantas que crecieron cinco pies (Times, 21/09/1840). 

Schopenhauer descubre estas insólitas afirmaciones luego de estudiar detenidamente lo que llama “la naturaleza carente de razón”. Pero de insólito no tienen nada, en realidad es algo lógico y comprensible si observamos los hechos. 

Y fueron estos planteos filosóficos los que le hicieron comprender mejor el fenómeno de la muerte. Y es ahí a donde quiero arrimarme. 

Para Schopenhauer, que abrevó bastante en las filosofías hinduistas a las que respetaba más que a ninguna otra, el mundo era una representación, algo así como una ilusión. Y esa representación se formaba a través de una “voluntad sin razón”. 

De modo que al morir, jamás moría la voluntad; pues la de cada ser es la misma que concibió a cada organismo y a cada cosa existente en el mundo; y se reunía con la voluntad universal que estaba presente en todas las cosas, incluso las más pequeñas (todas parten del mismo  "sustrato"). 

Esta visión es semejante a lo que propone el budismo en lo respectivo a la fusión total con el Nirvana, pero probablemente más comprensible entendiendo que nada se movería en el mundo sin esa voluntad que empuja a la existencia, que empuja aun a la molecula más pequeña.
 
Desde luego, si buscas el consuelo de mantener tu conciencia, tus memorias, todo lo que nos define como lo que somos, con Schopenhauer no encontrarás nada de esto. Pero sabrás que en realidad el universo depende tanto de nosotros como nosotros de él. 

Y que, en palabras de Schopenhauer: 

"La voluntad de vivir dispone del infinito en el espacio, en el tiempo y en la materia, y que tiene abierta una ocasión inagotable de volver..."

Por algo Platón dice: Voluptas omnium maxime vaniloqua. (La voluntad de todos es la máxima palabra)

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