Vida y obra de Vicent van Gogh

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Toda vida, entraña una muerte. No hay luz sin la oscuridad. Quizá la mejor síntesis biográfica sobre la vida del pintor, Vincent Van Gogh la tengamos en la novela Lujuria por Vivir de Irving Stone. 

Como esperaba, está excelentemente documentada hasta en las mínimas descripciones físicas de los pintores con los que se cruza Van Gogh. 

Para el que no lo sepa, Van Gogh fue un impresionista. Y esto es, un hombre que supo tomar las impresiones de escenarios del mundo y volcarlos, tras el filtro de su personalidad, en la tela. Sus trazos son lo que esperaríamos encontrar de la impresión que nos deja determinada escena, aquello que contiene de trascendente. 

Es una mirada profunda/superficial a las cosas. 

Lo que me atrapó de Vincent Van Gogh es que había sido un fanático religioso que se convirtió en evangelista y fue a ciertas regiones mineras a ocuparse de los más pobres, los llamados “hocicos negros”: la gente que trabajaba diariamente en las minas. 


Pero al descubrir las condiciones insalubres, la extrema necesidad y la marginalidad con la que vivían empezó a dudar de su Dios y de su misión. Poco a poco fue volviéndose ateo, un hombre sin dios. Dio todo por las clases más pobres, llegando al extremo de poner su vida en juego. 

Y sin embargo, como Emile Zola le dijera en cierta ocasión, aquella gente no cambió en nada cuando él se marchó de las regiones mineras. Siguieron generación tras generación igual. 

Los pequeños de 8 años trabajando en los hornos infectos y calurosos de las minas con 15 minutos para comer, respirando trabajosamente día a día. 

Ni él, ni Dios, podía lograr algo por aquellos pobres diablos. Finalmente todos conocemos la historia de la oreja que se corta a pedido de una puta, pero en realidad imbuido de una locura por insolación, depresión, y esquizofrenia. Tal vez, porque abandonó la fe que tanto necesitaba...

Su estado nervioso lo conducen a un loquero y ahí pasa sus últimos días, pintando, y esperando el momento final. 

Cuando sale del hospital mental, no dura mucho más, llega su trágico final a los 37 años.

¡Qué entrañable ha sido la vida de este hombre que tenía un hermano, llamado Theo, ocupado en su bienestar.! Siempre a su lado, en los momentos más difíciles, velando por él y dándole parte de su sueldo para que Vincent siguiera con su obra pintando, para que no abandonara el sueño de ser un artista y pudiera dejar el esbozo de su ser en la historia del mundo. 

Lo ayudó, que no haya dudas, a conseguir la inmortalidad. Y él, al hacerlo, se unió a la misma. Al final, Dios (Theo) terminó ayudando al ateo.


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