La autobiografia de un "Yogui"

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Conozco el libro hace años. La intención con esta reflexión es únicamente relatar mi opinión o la impresión que me ha causado el libro en cuestión. Confieso que la primera vez que lo tuve en mi poder no pude acabar de leerlo.. 

Me pareció un relato demasiado fantasioso y repleto de experiencias sobrenaturales imposibles de verificar. Le di una segunda oportunidad, y esta vez me lo leí todo por completo, tras enterarme que Steve Jobs le había fascinado aquel libro. 

¿Qué tenía de especial entonces?. 

Paramahansa Yogananda, es el supuesto autor de Autobiografía de un Yogui. En su biografía narrada por él mismo, cuenta cómo toda una serie de acontecimientos en su vida, aparentemente casuales y extraordinarios, definieron su trayectoria como Yogui. 

Ya desde temprana edad su padre le relató su conversión gracias a la visión increíble de su propio gurú, Lahiri Mahasaya, quien, entre otras cosas, tenía la facultad de bilocarse, esto es, transportar su cuerpo a otro lado. Lo mismo que el Sawmi Pranabananda, a quien conoce el autor en una época de su vida y corrobora, en apariencia, dicha translocación. 

Los prodigios son ensalzados por su propia familia. Su padre, testigo de un milagro de Mahasaya; su madre, a quien se le materializa un amuleto de plata, que un viejo Sadhu le había profetizado que aparecería de la nada en sus manos, para su hijo, este es, Yogananda (tras encontrar a su maestro auténtico dicho talismán habría de desaparecer, y así lo hizo, según el autor del libro). 

Cuando Yogananda se topa con Gandha Baba, el Santo de los perfumes, aquel le confiesa que aprendió sus secretos de materializar aromas de perfumes a través de un Yogui en el Tíbet. Un maestro tibetano que había alcanzado la friolera edad de 1000 años vivo. Paramahansa Yogananda confiesa su estupor cuando Gandha Baba le materializa en la palma de la mano un aroma de su elección. 

Y no sólo eso: Gandha Baba también podía materializar frutas fuera de estación. La explicación que ofrece Yogananda a estos fenómenos es la siguiente: “Despiertos en Dios, los verdaderos santos efectúan cambios en este sueño del mundo por medio de una voluntad armoniosamente concordante con la del Soñador de la Creación Cósmica”. 

También conoce, entre otros “Santos”, a Bhaduri Mahasaya, “El santo que levitaba”; al maestro Mahasaya, el cual favorece una visión que tiene de la Madre Divina (quien le habla y deja una música celestial en el ambiente). Luego, aquel maestro le dice a qué hora fue la visión y cómo fue, demostrando así un conocimiento sobrenatural de los hechos. 

No sólo eso. 

Cuando Yogananda camina con aquel maestro, se topa con un charlatán que no para de hablar de cosas sin importancia. Uno de esos insoportables que aburren a la primera mirada. Como les molesta ese “pretencioso”, piden a la Madre Divina que los aparte. Y misteriosamente deja de hablar, y se marcha. Más tarde concurren al cine, y como no le agradaba a Yogananda, de nuevo la Madre Divina interviene: se apagan las luces de la sala. No más películas. 

¿Como evaluaría usted, queridísimo lector, está serie de interpretaciones que da el yogui a eventos ordinarios?. 

Se me disculpará, pero yo ofrezco una generosa duda. Al salir de la sala, Yogananda experimenta una visión omnipresente de todo su entorno, como si la gente caminara mucho más lento que él y pudiera ver con ojos a sus espaldas y a los lados. 

Pero hasta aquí aun no había encontrado a su maestro. Y , como muchos, le agradaba rondar por lugares lúgubres para encontrar la iluminación, al estilo de los Aghoris. 

Dice al respecto: 

 “Los terrenos adyacentes a los lugares usados para la incineración de los cadáveres, horriblemente desolados por las noches, son considerados altamente atractivos para los yoguis; aquel que busca la esencia de la inmortalidad no puede sentirse sobrecogido por la presencia de unos cuantos cráneos descarnados. La insuficiencia humana se pone de manifiesto claramente ante el macabro espectáculo de un osario. Así que mis vigilias de medianoche eran de muy diferente naturaleza de l as de mis compañeros escolares”. 

Por eso, insiste: "La meditación en lo divino, en medio de cadáveres, es una camino corto para la obtención de un diploma en la escuela secundaria"

EL ENCUENTRO CON SU MAESTRO Y GURU 

Finalmente una noche conoce a su maestro: un Yogui de pie en una callejuela viéndolo fijamente, impidiéndole avanzar con la fuerza de su voluntad. 

Su nombre era Swami Sri Yukteswar Giri. Aquel maestro tenía la capacidad de permanecer sin respirar por varios minutos, según atestigua el autor: "Coloqué un espejo debajo de su nariz, y ningún vapor de aliento apareció en él. Para cerciorarme bien, cerré por varios minutos su boca y sus ventanillas nasales con los dedos. Su cuerpo estaba frío y sin movimiento. Azorado, busqué la puerta para pedir socorro" 

Y claro, luego despertó. Además, el maestro tenía la particularidad de curar enfermedades incurables: epilepsia, tuberculosis, diabetes, parálisis, etc. 

Y como si fuera poco domaba cobras mortíferas con su “amor” y leía la mente de las personas como telépata. Lo mismo que el “Yogui que nunca Duerme”, Ram Gopal, que parecía ser omnisciente. Lograr la iluminación le había costado a aquel yogui casi toda su vida: 

 "Durante 20 años ocupé una gruta secreta, meditando 18 horas seguidas. Luego me fui a una cueva inaccesible y permanecí allí por 25 años, entrando en unión yogística por 24 horas diarias. No necesitaba dormir, porque siempre estaba con Dios. Mi cuerpo estaba más descansado y en completa calma en la supraconsciencia, de lo que puede estarse en el ordinario estado subconsciente". 

El autor luego narra su contacto con la Conciencia Cósmica, gracias a un “toque” de su maestro en el pecho: de pronto tuvo una visión omnisciente de todo el entorno, de sus poros emanó luz, y sintió que su identidad no era representada por un cuerpo físico sino por algo más. Con su maestro, Yogananda presencia todo tipo de milagros absurdos. 

Entre ellos, un día de agitado calor, con temperaturas sofocantes, le pide a Dios que calme un poco el clima y , acto seguido, se cubre el cielo de nubes y llueve . Su maestro le dice entonces: “¿Ya ves como Dios siente y cuida de nosotros?. 

Dios contesta a todos y trabaja para todos. Así como Él mandó la lluvia a mi ruego, así El cumple cualquier deseo sincero del devoto" Además de este tipo de “milagros” o rupturas del orden natural de las cosas, Sri Yukteswar Giri, como mencioné, sanaba de enfermedades incurables a personas desahuciadas, por pedido de su discípulo Yogananda a veces, por misericordia otras. También podía teletransportarse de una región a otra… 

Finalmente, a través de las técnicas de Yoga, el autor del libro, Yogananda, consigue cierta iluminación. Sabe que su misión es difundir los conocimientos adquiridos. Y para ello, por supuesto, su libro (video con su maestro: click aqui). 

Entre sus experiencias sobrenaturales como yogui narra su levitación: cómo se dio cuenta que nuestra esencia es luz y, en posición de loto, su “cuerpo perdió peso” y se elevó. 

EL INMORTAL MAESTRO DEL HIMALAYA 


Luego narra la existencia de un avatar en los Himalayas, ( Babaji )el mismo que le enseñó las técnicas al famoso Lahiri Mahasaya (que resucitaba muertos, entre sus proezas), y que tendría miles de años viviendo en este planeta bajo la forma corporal. 

Según dice Yogananda, estaría en comunión constante con Cristo. Y juntos estarían planeando cómo mejorar el planeta : 

"La obra de estos dos grandes iluminados maestros, uno con cuerpo y el otro sin él, es la de inspirar a las naciones a desterrar las guerras suicidas, los odios raciales, los sectarismos religiosos y los males de boomerang del materialismo" 

Babaji, el inmortal de los Himalayas Babaji, el inmortal de los Himalayas La historia del misterioso avatar inmortal de los Himalayas al parecer fue respaldada por muchos yoguis que Yogananda conoció en su vida. Entre ellos, su propio maestro. Uno de ellos le narra esta espectacular historia: 

“En una ocasión, el grupo sagrado de Babaji fue conturbado por la llegada de un desconocido. Había ascendido con habilidad y arrojo inauditos los casi inaccesibles desfiladeros cerca de donde estaba el campamento del Maestro.

 - Señor, usted debe ser el Gran Babaji. - El rostro del hombre brillaba con inexpresable reverencia 

- Durante meses he mantenido una búsqueda incesante a través de estos inaccesibles despeñaderos. Yo le imploro que se sirva aceptarme como su discípulo. 

Como el Gran Gurú no hizo además de responder, el hombre, señalando el precipicio que se abrí a sus pies, le dijo: - Si usted me rechaza, me tiraré de esta montaña. La vida no tendrá para mí ningún valor si no puedo obtener su guía para alcanzar la Divinidad. 

-Entonces, ¡Salta! - le dijo Babaji sin inmutarse- No puedo aceptarte en tu estado actual de desenvolvimiento espiritual. 

El hombre se tiró al abismo inmediatamente. Babaji dio instrucciones a sus asombrados discípulos para que subieran el cuerpo del hombre. Cuando regresaron con el destrozado cadáver, el maestro colocó su divina mano sobre el cuerpo y se hizo el milagro; el desconocido abrió los ojos y con humildad se prosternó a los pies del omnipotente. 

- Ahora ya estás listo para el aprendizaje - dijo Babaji sonriendo a su resucitado Chela - Valientemente has pasado la difícil prueba. La muerte no volverá a tocarte; ahora eres uno de los inmortales de nuestro rebaño. Luego pronunció sus palabras acostumbradas de partida: "Dera danda uthao". Todo el grupo desapareció de las montañas.” 

 Al parecer, una de las zonas que frecuenta este inmortal es en el sitio de los Himalayas llamado Ranikhet (Ranikhet, en Almora, está situada al pie de Nanda Devi, el más alto pico de los Himalayas.) 

El inmortal Babaji, además, desea que se expandan las enseñanzas de Oriente, al grado que dice: “Oriente y Occidente deben establecer un verdadero "sendero dorado" de actividad y espiritualidad combinados" 

Y le dice al yogui maestro (Sri Yukteswar) de Yogananda: 

"Tú, Swami, tienes que representar tu parte para lograr una futura armonía entre Oriente y Occidente. Dentro de algunos años te enviaré a un discípulo en yoga para la difusión de esta enseñanza en Occidente". 

Y claro: aquel discípulo fue Yogananda, el autor del libro que vengo comentando. ¿Qué mejor entrada que aquella para incorporar su filosofía en occidente? Nada menos que enviado por un inmortal del Himalaya. 

En una profecía del inmortal Babaji a Lahiri Mahasaya, a través de Sri Yukteswar le dice que le queda poco tiempo de vida. De inmediato, Lahiri palidece, se torna grisáceo, y queda sacudido por la noticia. (Más allá de que resucitaba muertos, la noticia le afecta como a cualquier mortal) 

El gurú Lahiri Mahasaya El gurú Lahiri Mahasaya El gurú inmortal se aparece ante Yogananda y le dice: "Tú eres el que he escogido para difundir el mensaje del kriya yoga en Occidente." 

De nuevo el Kriya Yoga. ¿Qué es? Es una técnica que inventó Yogananda ( Como la Rosa Mística de Rajnneesh (Osho), la Meditación Trascendental de Maharishi Mahesh, o la Sudarshan Kriya de Sri Sri Ravi Shankar que fueron posteriores a Yogananda) pero que si la hubiera presentado por si mismo no habría tenido el mismo éxito y difusión que presentándola como algo revelado por un maestro yogui inmortal del Himalaya. 

¿Y para qué serviría el Kriya Yoga?. 

Dejo al inmortal Babaji que lo diga, en palabras de Yogananda, por supuesto: "El Kriya Yoga, la técnica científica de realización para conocer a Dios" 

Y finalmente, como sabemos, viaja a Occidente y funda su movimiento conocido como Kriya Yoga. 

CONCLUSION DE LA AUTOBIOGRAFIA 



Si existieron aquellos gurúes con los que se cruzó el yogui Yogananda, no lo sabremos nunca. Muchisimo menos si fueron capaces de los milagros que alude el autor. 

Ahora bien, más allá de esto, ¿Que tenía en común Yogananda con los otros maestros yoguis que vinieron a Occidente para enseñar su mensaje espiritual?. 

1: Que se afincaron en California, como sede para difundir su palabra 

2: Que hicieron fortunas y fundaron muchas sedes en todo el mundo. 

3: Que escribieron libros espirituales para transmitir sus enseñanzas. 

4: Que cada uno diseñó una técnica que creyó mejor a la anterior y mediante la cual se alcanzaba la supuesta realización divina espiritual. 

5: Que ninguno, absolutamente ninguno, dejó una evidencia de sus afirmaciones. La otro que me causó mucho ruido fue la alusión a Sai Baba de Yogananda. 

Antes que nada ¿quien es Sai Baba? 

Sai Baba se autoproclamaba dios. Decía que había encarnado en aquella forma humana y, para demostrar que lo que decía era auténtico, solía materializar cosas: cenizas, anillos, relojes, etcétera. 

Por fortuna hay numerosos vídeos grabados de este hombre que he podido analizar y no dejan margen de dudas sobre lo que hacía: simples técnicas de prestidigitación. 

Cualquier mago aficionado lo podrá descubrir enseguida. Que fuera un mago haciéndose pasar por avatar no es tanto el problema, en India abundan. 

El tema fue su popularidad, el rodearse de la farándula, y las acusaciones sobre pedofilia que recayeron en su nombre más tarde: click aquí para leerlas. 

¿Y que opinaba Yogananda sobre este personaje conocido como Sai Baba?. 

Dejemos que sea él quien nos lo diga: 

"Dios mismo está ahora encarnado sobre la tierra, en la India del Sur. Su nombre es Sai Baba. Cuando yo los deje, tú irás con él" 

Creo que es concluyente todo este análisis y usted sabrá, querido lector, si vale la pena perder sus horas en aquella autobiografía, como yo lo hice, sabiendo que tiene otras mucho más formidables y auténticas como, por ejemplo, la de Tolstoi 


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