Microbios vs Eterna juventud

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Los investigadores sobre el envejecimiento, la enfermedad que aqueja al ser humano y sobre la que no se está destinando todos los esfuerzos del mundo (esto es como tener un asteroide dirigiéndose a la tierra y dedicarse a anotar planetas o ver de qué manera se puede fabricar una mejor bomba atómica), parece haber encontrado hace tiempo que hay una relación clara entre microbios y juventud. Porque se sabe que tanto las bacterias como los virus se relacionan con enfermedades y deterioro de nuestro organismo. 
 
A esta altura se sabe lo obvio, considerando somos una especie de colonia de virus y bacterias, y nuestro organismo no puede vivir sin las mismas, pero también muere por los microbios que no son benéficos. Los microbios intervienen en el desarrollo de todas las enfermedades relacionadas con la edad. 
 
Hay virus que usan sustancias del cuerpo antienvejecimiento, por ejemplo, la espermidina (que podemos encontrar en el Germén de Trigo , entre otras cosas). A medida que crecemos producimos menos espermidina, porque el cuerpo necesita limitar los virus, algo que trae como consecuencia la vejez. 
 
Otros virus fabrican proteínas que engañan al organismo y se relacionan con hormonas relacionadas con el envejecimiento. Otros generan exceso de estrés oxidativo. En efecto, no solo pueden los microbios enfermarnos: nos traen la vejez. Si los combatimos, o preservamos los que son benéficos, podríamos combatir el deterioro orgánico. 
 
Un notable experimento que verifica esto fue con los Killis, un pez que tiene muy poca esperanza de vida por los microbios de su intestino. Cuando se les dio antibiótico vivieron mucho más que su esperanza de vida usual. No solo eso. Les recolonizaron el tracto intestinal con bacterias procedentes de peces más jóvenes. Y vivieron muchísimo más todavía. 
 
Esto reflejaría que muchas bacterias intestinales nos ayudan a mantenernos jóvenes y son esas mismas las que con la edad vamos perdiendo. Según los estudios, las que prolongaban la vida de los killis pertenecían en su mayoría a especies que subsisten gracias a la fibra alimentaria. Para mantenerlas hay que darle su alimento: fibra. 
 
“A cambio, producen un compuesto denominado butirato que provoca diversos efectos beneficiosos para la salud. El butirato entre otras cosas interactúa con el sistema inmunitario” nos dice el autor de La Medusa Inmortal. 
 
Los investigadores llegaron a la conclusión de que para producir al menos el rejuvenecimiento del sistema inmunitario, que después de todo es el encargado de evitar las infecciones que nos asolan, la clave es un órgano concreto: el timo. Sin el timo, con la edad, empiezan las inflamaciones en todo el organismo, lo que hace prender las alarmas del sistema inmunitario en vano. 
 
Es el declive del timo lo que trae aparejado un sistema inmunitario débil. Volverlo joven de nuevo al timo es volvernos jóvenes de nuevo. Al menos, internamente: enfrentaría a los virus, bacterias, todo tipo de infecciones que a la postre nos envejecen. Limpiaría las células zombies, lucharía mejor contra el cáncer, incluso la gripe que se lleva a tantos ancianos, se podría eliminar eficientemente con un timo joven. 
 
Investigadores rusos pusieron a prueba esta teoría. Y le trasplantaron a ratones viejos el timo de los jóvenes. Y en efecto, los viejos pudieron enfrentar enfermedades infecciosas y vivir más tiempo. También se sabe que la administración del Zinc ha regenerado parcialmente a los ratones, parece los suplementos de este metal sirven a este propósito. No sólo en ratones, que sospecha que los suplementos de zinc también sirven para reducir el número de infecciones en personas mayores. 
 
Ahora bien, si esto mismo lo extrapolamos a las preparaciones de los antiguos alquimistas, con sus rocíos con nitros aéreos, sus antimonios minerales, sus pulvis Solaris nitrosos,  sus rancios mercurios tóxicos ¿de qué manera aquellas sustancias, que no tienen efecto antibacterial (salvo la estibina con tártaro en casos conocidos) podrían mejorar los microbios que nos dan la juventud?  Ninguna. De ninguna manera.
 
Ya nos dice todo sobre tales preparaciones antiguas y que en mi último libro podrán encontrar un mayor análisis. 
 
Pues bien, así como envejecemos nosotros, estas colonias de microbios se deterioran. Sobre todo, quizá, porque no reciben el alimento que necesitan para su subsistencia, o simplemente porque el organismo empieza a fallar. Y entones prevalecen los microbios no benéficos, y las infecciones, aun las más simples, nos traen la muerte. 
 
Si queremos prolongar la vida hay que acabar con las infecciones. En la novela de ciencia ficción Tiempo para Amar, de Robert A. Heinlein, el inmortal menciona que una de sus características notables es que , desde joven, no tenía infecciones, sus dientes no tenían caries, y de esta manera, durante 300 años, antes de clonar su cuerpo y vivir más tiempo, no tuvo problemas de ningún tipo. 
 
Ahí está la clave. Dejo un video, elaborado hace años atrás, en plena pandemia, sobre los "bichos del aire" a colación de este artículo y vuelto a subir por este mismo motivo.



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