El cerro Uritorco: la montaña sagrada de fenomenos humanos

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Vista del Valle de los Espíritus : Foto SJ : año 2008


¿Conoce usted aquel cerro tan popular internacionalmente gracias a los aportes de J.J Benítez?.

Bueno, yo sí. Y , de hecho, conozco un poco más profundamente la historia desarrollada allí desde hace unos años.

En más de una oportunidad –exactamente cinco veces – he visitado aquel cerro mal denominado 
Cerro que truena” o “Montaña sagrada”. He tenido oportunidad siempre de pernoctar en el valle de los espíritus, a medio camino de la cima, o en su defecto en La Toma, al pie mismo del macizo.

Esta montaña de más de 1950 metros de altura está enclavada en el corazón de la Argentina, concretamente en la provincia de Córdoba.

Que se ven luces extrañas sobrevolando la región, que en el año 1986 apareció una gigantesca y anómala mancha en los prados de la zona no es noticia nueva. Tampoco que hacen de las suyas los humanoides y Ets y duendes asustando o simplemente dejándose ver ante atónitos testigos.

Pero, ¿saben lo único que vi? Un ovni. Sí. Es increíble, pero lo vi. Es decir un objeto volador no identificado sobre las montañas. Por supuesto se trataba de una luz, pero todos los testigos lo definieron sin más como un ovni con esa intención de dejar zanjado el asunto extraterrestre. Y sería tan caprichoso aquel ingenio “volador” que todas las noches se dejaba ver a una misma hora. Y sería tan antojadizo que siempre lo veíamos el grupo que integrábamos ansiosos de un contacto ET.

Huelga decir que me sentí un Benítez de pie en medio del desierto peruano. Pero claro, quise ir un poco más lejos. Y averigüé, investigué. Y saqué conclusiones. Y ahora van a ver los hechos cómo son realmente. Y cómo se comercia, una vez más, con la ignorancia ajena.

Vista del Valle de los Espiritus a 1400 mts de altura. El de la foto es quien esto escribe.


LA LUZ QUE ES UN OVNI

Ver para creer. Sí, no quise quedarme con la idea simplemente de lo que vi. Y decidí hacer una pequeña escalada a la montaña. Y allí, amparado por unos arbustos, noté la procedencia del ovni. Sendos hombres con unas poderosas linternas, parapetados en la roca del risco de la montaña, haciendo señas hacia el “grupo contacto”.

En efecto, la distancia y el anhelo por ver otras civilizaciones foráneas a la tierra hizo el resto para formar la ilusión.

El encargado del grupo es el archiconocido contactado Francisco Chechi, otro de la misma especie que Dante Franch. Dicen ser contactados. Dicen que los Ets les responden a sus mensajes telepáticamente.

Y dicen que para citarlos es conveniente un lugar calmo y alejado como el popular Cerro Uritorco.

¿Qué apropiado verdad?

Pero destapemos esta moda.

Buscando cuevas perdidas. Lo único que encontré, y no es poca cosa, fueron mujeres desnudas bañándose en la vertiente.


El cerro Uritorco se hizo conocido allá por los años 80 por la revista de seudociencias “Conozca Más”: allí salieron unas exclusivas fotos de un campo yermo donde se aprecia una especie de huella ovalada de pasto quemado.

La famosa huella de pasto quemado.


Ciertamente son muchos los investigadores que hoy por hoy saben que dicha huella fue producto de una complicidad de los “contactados” con el municipio del lugar.

Patrocinada por “Hombres/ Contacto” , luego de su aparición en el suelo de la zona conocida como El Pajarillo, se hizo muy rentable la región. Y de -como ejemplo - 1000 turistas al año que concurrían ahí casualmente, la moda de la Nueva Era trajo más de 2000 turistas cada fin de semana.

Y claro, ahora había que abonar la ascensión al cerro porque ya había dueño nuevo. Al menos, esta es una de las teorías más popularizadas por los escépticos.

Hoy día, canales de cables como INFINITO se encargan de seguir explotando las supuestas y dudosas fenomenológicas que ocurren en aquella región. Es más: hasta hacen publicidad a “especialistas” que trafican con la ignorancia de la gente (recuerdo el “atraigo al ser amado, soluciones inmediatas”, del clarividente de sonrisa perversa.)

Lo cierto es que nada de ovnis. Nada de criaturas asombrosas. Pero si mucha publicidad desmedida; sí mucho comercio y venta de libros de la ciudad intraterrena de Erks y otras semejantes. Sí, los tours famosos en busca de los rastros ovni.

Bueno, algo semejante ocurre en el macizo de Montserrat, en Catalunya, donde pernocté durante tres noches investigando y averiguando entre la gente lugareña. Y nada, desde luego. Como digo, lo mismo.


Salto desde la Cascada de La Toma


Campamento en La Toma: Foto SJ


La última vez que visité el cerro y acampé allá arriba. Foto SJ. Amigos y mi ex pareja (Milena)de ojos cerrados.


Que engañen a la gente de esta forma, llevándolos a regiones fantásticas con atractivo paisaje y con una tradición misteriosa no es moneda nueva.

¿Y qué se puede hacer para evitarlo? Seguramente mucho. Pero es muy complejo acabar con los tinglados de canales, radios y contactados que creen ser elegidos de la providencia y , lo más patético, hacen creer a los demás sus fábulas.



ALLÍ ARRIBA, ALLÍ !! ¿NO LOS VEN?.

Y ahora que lo veo a la distancia sonrió para mis adentros. Aquello fue definitivamente innovador. Y casi persuasivo. Y si no lo hubiéramos visto como ellos lo veían seriamos unos tontos ingenuos.

Pero será mejor que me explique.

Era mi cuarto viaje a Capilla del Monte, donde se aloja el Uritorco. Tras pernoctar dos noches rodeados de la más bella vegetación y contraste montañoso, me dije y les dije a mis compañeros de aventuras – curiosos por vez primera del lugar – que fuéramos a visitar a Hugo Jaime, un supuesto Contactado de la zona que vive en su campo de varias hectáreas, rodeado de construcciones de cuarzo para fervor de los turistas insatisfechos.

Como figura en los índices de turismo del pueblo de Capilla –como La Posta del Silencio, nombre en honor a la apacibilidad que otorga la geografía -  no nos fue difícil llegar hasta su domicilio. Y allí nos quedamos por una noche, abonando lo que corresponde. O casi. Pero ya me explicaré.

La región era imponente y eso ayudaba a hacerlo todo más ameno. Había un numeroso grupo reunido en torno a Hugo Jaime, aquel flacucho anciano de mirada vidriosa y ademanes sosegados.


Don Jaime enseñandonos sus fotos de Ovnis. Foto: SJ


Estaban hablando de Erks –la supuesta ciudad escondida en las entrañas del Uritorco o en sus zonas lindantes – y los viajes de contactado de Don Jaime a bordo de naves espaciales.

Tenía tanta seguridad sus palabras –cuando no en sus gestos atentos – que uno hubiera pensando que aquel viejito no podía estar mintiendo para nada. Hablaba de cuestiones espirituales y trascendentales y la gente sentada a su lado se regodeaba de estar ante él.

La noche llegó puntual. Y nos advirtió Hugo Jaime que estuviéramos listos, pues veríamos , tal vez, algo especial en el cielo. Mis tripas crujieron. Y creo que mis amistades hicieron otro tanto.


Las construcciones de cuarzo de Hugo Jaime. Foto: SJ


Se había quedado un numeroso grupo de gente también contactada –y aprendices de Don Jaime - y estaban anhelantes de ver lo que la noche deparaba.

Lentamente, a paso firme, fuimos ascendiendo a donde las edificaciones laberínticas de cuarzo de Hugo Jaime. Y al ver unas baterías sobre las rocas le pregunté a Don Jaime para qué era aquello, intuyendo su respuesta.

“ Se cargan las pilas aquí”, dijo y prosiguió el sendero a la cima de La Posta.

Ya desde allí se dominaba toda la fachada del Uritorco. Entonces oímos a Don Jaime decir con voz suave y armoniosa:

“ En noches especiales se puede ver el perfil de la ciudad intraterrestre de Erks”.

Y creo , como digo, que el lugar ayudaba. Y la condición que cargamos como seres humanos también.

Todo es válido para respondernos grandes preguntas. Incluso un anciano que nos ve con mirada paterna y nos enseña los cielos con un gesto majestuoso, mientras el viento de las alturas le agita el poncho y los cabellos canos.

Queremos que se nos enseñe y hay muchos que se toman el atrevimiento de hacerlo. 

Era medianoche cuando el cielo estrellado y diáfano mostró para los reunidos allí unos ovnis voladores. Y de inmediato, tras el primer aviso, la gente se congregó para ver aquel espectáculo. Y decían “ no lo ven”. “Allí, allí, pasan raudamente”.


En esta cima estuvimos viendo el flanco del Uritorco y ...nada mas. Foto: SJ

No hace falta decir que escudriñé los cielos desesperado. Pero –para despecho de los contactados de aquella noche - lo único que vi fueron anhelos, esperanzas y ojos lagrimeantes (es cierto, un meteorito cruzó en mi visión en una oportunidad, quiero creer que lo fabuloso que veían no era eso ¿ o tal vez sí?)

Al otro día empacamos y regresamos muy desilusionados.

Los acólitos de Hugo Jaime habían visto algo y nosotros no. Y hasta sospeché –en esa época creía en todo y en casi nada, no es extraño que sintiera desilusión de las cosas mágicas cuando no ocurrían a mi alrededor - que no éramos aptos para la visión de seres del espacio.

En rigor, Don Jaime mostró finalmente sus intenciones al despedirnos.

Ocurrió que no teníamos efectivo porque uno de mis compañeros había extraviado el dinero, por lo que al pagar nuestro alojamiento que equivaldría a 15 euros, le pagamos con 13 euros, prometiéndole que buscaríamos un cajero en el pueblo y luego …

Pero no nos dejó hablar.

Aquel anciano se transformó. Y oímos al verdadero Jaime gritarnos que no, que no podía ser así. Que éramos unos sinvergüenzas. Que todo le costaba a él, y que aunque no habíamos consumido nada, y sólo habíamos dormido en una casucha mal refaccionada repleta de telas de araña, teníamos que pagar como fuera.

Igual, nos fuimos. Pero con el enojo de Don Jaime y con aquella mirada tan alejada de lo que una persona que se contacta con seres de otros mundos puede ofrecer.



VALLE DE PORROS

Estar en el cerro Uritorco en Pascua es un aquelarre. Porque, amen de ver chicas bañándose desnudas en los resquicios de las montañas, al mejor estilo Hippie, hay toda una procesión de Contactados, y gente adicta a la droga que alza sus tiendas de campaña y escrutan los cielos.

Y siendo así, es del todo natural que luego vean cosas. Y proliferen la leyenda de un lado a otro.

Y todas estas cosas estarían bien. Aunque atentaran contra la sanidad orgánica de cada uno.

Vivo comercio Ovni de la región. Foto: SJ  
 
 
Que haya contactados, bien. Que haya sectas en torno al Uritorco, bien. Que comercien libros y viajes, bien. Pero que los tours en busca de ovnis desencadenen en una muerte y violación ya no es asunto de poca cosa.


Una muestra de los tours ovnis. Foto: SJ


Y sí. No pensaba involucrarme escribiendo sobre aquel afamado cerro. Pero los hechos recientes, está vez criminalisticos, terminaron doblegándome. He ahí el por qué de esta retahíla de anécdotas.

Todo ocurrió no hace muchos días atrás (21/10/2004). . Una pareja, ansiosa por conocer el enclave mágico de Capilla del Monte, decidió contactarse con un guía de montaña para ser guiados, Ariel Arévalo de 25 años.

Ya en la montaña y de noche, una tormenta empezó a rugir en toda la región. Y el inestable clima obligó a la pareja a pernoctar en la zona. Y mientras el guía se iba con el novio de la joven – Matías Fernando Puget , de 21 años - a por leña, la mujer acondicionaba el refugio ubicado a unos 1400 metros de altitud.

Horas más tarde, el guía regresó sin el muchacho.

Y le dijo a la mujer que había desaparecido, se habría extraviado por algún lado, que seguramente más tarde lo encontrarían. Y acto seguido, terminó violándola desalmadamente.

Cuando se esclareció esta noticia comprobaron que el joven había sido asesinado de un mazazo por detrás propinado por el guía. Luego, su cuerpo sin vida, había sido arrojado desde un barranco.

Es obvio que aquel guía era uno de los tantos improvisados que explotan la fama de la región paseando a los curiosos. ¿Qué hubiera pasado si se tomaran las medidas correspondientes con los guías y no hubiera personajes que aprovechan la ola mística de la zona? ¿Qué hubiera pasado si la pareja en lugar de contratar un guía de lo insólito hubiera ido sola a acampar o conocer la región?.

La fama del lugar llama. Pero luego hay que pensar quienes nos llaman por detrás.



Vertiente al pie del Valle de los Espíritus. Foto: SJ
Vista desde el cerro del pueblo de Capilla del Monte. 


Desde un flanco de La Toma. Foto: SJ


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