La secta lucrativa del Arte de Vivir

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Desde hace tiempo viene infiltrándose en los estratos más poderosos de la sociedad Argentina. Y quizá por ello – o porque estoy en plena investigación de todo lo concerniente a las filosofías hinduistas – escribo este breve informe.

La fundación El Arte de Vivir no es cosa a la ligera. Fundada por Sri Sri Ravi Shankar, hoy día cuenta con el apoyo entusiasta de Sony, Marcelo Tinelli, Jorge Telerman, Domingo Cavallo y el rabino Sergio Bergman que, más allá de que muchos son políticos de dudosa reputación, otros contribuyen a estropear la cultura con sus programas televisivos bochornosos de peleas entre artistas.

Y aquí no queda la cosa. Nada menos que el jefe de la provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri ha apoyado a esta secta para que instruyera espiritualmente a la policía metropolitana.







El gurú Sri Sri Ravi Shankar está presente en instituciones en más de 150 países. Su técnica de Yoga consiste en el Sudarshan Kriya, una técnica de respiración patentada por la organización.

Pero patentar es algo necesario si se trata de una creación original, no cuando dichas técnicas no son otra cosa que las antiquísimas técnicas de Yoga que se imparten gratuitamente y sin registro en India.

Ahora bien, si indagamos en los orígenes del movimiento, y en quien ha sido el maestro de tan publicitado gurú, nos daremos cuenta por donde viene la cosa. Su maestro fue nada menos que Maharishi Mahesh Yogi.




LA VIDA Y OBRA DE MAHARISHI MAHESH

“Descendí de los Himalayas con una técnica que puede elevar la mente y el corazón humanos a alturas donde el verdadero conocimiento puede ser alcanzado. Llamo a mi técnica meditación. Por medio de ella, el hombre puede alcanzar la esfera más interna de su existencia en la que la vida, la esencia, la creatividad, la sabiduría, la paz y la felicidad residen”.

Aquellas palabras prometía el gurú Maharishi Mahesh, popular entre otras cosas porque Los Beatles y Mia Farrow viajaron a su ashram en el Himalaya para conocerlo y meditar, lo que, indudablemente, empujó su fama a los cielos.



Aquel hombre fundó lo que se conoce como Meditación Trascendental (MT) y su exitoso movimiento sectario, con más de 1200 centros de MT en el mundo, lo convirtió en el primer gurú (y yogui) más poderoso de occidente.

Y es que, amasó nada menos que la fortuna suficiente para adquirir las Torres Mentmore, la gran mansión del campo de Inglaterra, donde estableció su sede principal, su ahram de MT.

¿Cuánto le costó este emprendimiento? La friolera de 25 millones de liras.

Evidentemente el movimiento fue exitoso como todo movimiento Made in India.

Pero Maharishi Mahesh no ha sido el único que creyéndose mejor que otros seres humanos fundó una secta y se hizo millonario.


LA VIDA Y OBRA DEL GURU RAJNEESH

Rajnneesh no es otro que el popularizado OSHO. Hoy día la gente lee sus libros, refritos de otros, y se siente encantada. Pero ¿cuántos de ustedes conocen su oscura historia?. Sí, un libro puede ser bello leerlo, pero hay que saber quien lo escribió .

En el caso de Osho (Rajnneesh) tenemos denuncias que incluyen violaciones a los derechos de inmigración, casamientos ilegales que, entre otras cosas, le valió la deportación de Estados Unidos.

Sin embargo, en 1981 había llegado a América con la típica frase de batalla Hindúe:

Soy el Mesías que América ha estado esperando”.

En sólo 4 años se hizo groseramente rico. A su colección de Rolls Royce, se le añade la “ciudad” que había armado con más de 5000 fieles devotos donde intentó armar su poderosa secta. En la foto aquí debajo vemos las filas de fieles esperándolo a su gurú.



Y de nuevo, Rajnneesh fundó la meditación de la Rosa Mística, cuya doctrina estaba inspirada en una mezcla de Yoga y psicoterapia pseudo-ocultista occidental (C.G.Jung, Gurdjieff, Ouspeasky, R.D. Laing)





LAS SECTAS MADE IN INDIA
 
Existen muchos más movimientos que alcanzaron la cumbre en occidente. Probablemente porque existe una necesidad visceral en el ser humano de estar mejor, de sentirse en paz con la vida, y como la religión cristiana ya está “pasada de moda” necesitan algo nuevo, ( aunque eso nuevo sean técnicas antiquísimas de otro país).

Otro movimiento sectario es el que fundó otro “yogui”, Bhaktivedanta Swami Prabhupaba: el “Hare Krishna”.

A menudo los vemos en la calle con sus cabezas rapadas, vestidos de color azafrán, entregando panfletos y libros al mejor estilo Testigo de Jehova.



Cuando prolifera el sufrimiento en una ciudad, momentos de intensa agitación social, ellos aparecen. Saben que es en estos momentos en que la gente está más vulnerable – y receptiva - a sus prédicas.

Su doctrina se basa en una constante adoración a Krishna, un fulano que dicen que existió hace miles de años y que murió muy parecido a Cristo (o viceversa, mejor dicho). Se alejan de todas las tentaciones y viven para su dios, rechazando el sexo (lo hacen sólo con fines de procreación).


EL ORIGEN DE LAS SECTAS


Las primeras sectas de ascetas surgieron en el siglo VI a.C a raíz de lo insatisfechos que estaban con los rituales védicos que, entre otras cosas, demandaban sacrificios humanos.

Así se formaron los primeros renunciantes que, desechando las “ilusiones” del mundo se embarcaron en alcanzar un mundo interior para lograr la autorealización.

Tanto Buda como Mahavira, los primeros maestros, pasaron parte de sus vidas como ascetas vagabundos, desprendidos de todo en pos de la iluminación. A veces, sometiendo sus cuerpos a dramas dolorosos como dormir en un pie, enterrarse la cabeza, o efectuar ayunos excesivos.

Ahora bien. Según algunos hallazgos arqueológicos, se puede inferir que hace 4000 años ya se efectuaban prácticas de Yoga, probablemente originadas de prácticas chamánicas.

La idea que guía a los ascetas es controlar su mente al extremo, de modo de poder manipular sus cuerpos y la percepción del mundo exterior a través del mismo.

Una historia cuenta que cuando Alejandro el Magno viajó a India en 326 a.C buscó a los filósofos indios.

En medio de la selva, sobre rocas calcinadas por el sol donde era insoportable estar de pie y menos sentados, estaban los yoguis renunciantes. Uno de ellos, llamada Kalanos, lo acompañó a Alejandro junto a su séquito de soldados.

Y en un momento de la travesía, les solicitó que armaran una pira funeraria donde procedió a autoinmolarse dejando al ejército de Alejandro sobrecogido por su intenso control de su cuerpo.

Podriamos pensar que es una vieja leyenda, pero hoy día hemos sido testigos de muchos actos semejantes. Sin ir más lejos, aquellos monjes budistas que, a modo de protesta, se prendieron fuego sentados en la posición del loto.



¿Con esto que quiero decir? Que existe gente que controla su cuerpo a través de técnicas de meditación o de yoga, pero que hay otros que usan dichas técnicas - sólo sus nombres, las técnicas reales no - para lucrar y volverse groseramente ricos con la ignorancia ajena y de esta manera forjar sus propias sectas. Porque en el fondo no quieren dinero, quiere que se los adore.

Aquellos gurúes como Sri Sri Ravi Shankar, Osho, Sai Baba, entre otros, viven de sus falsas afirmaciones (Sri Sri Ravi Shankar , por ejemplo, dice que puede curar el SIDA con sus técnicas)

Ahora bien,   los yoguis verdaderos dicen que los siddhis (poderes yóguicos) se deben guardar en secreto. Así también lo aconsejan los Yoga Upanishads, porque enseñarlos en público podrían “perturbar una vida de quietud”, y podría llenar de orgullo – o egocentrismo – al individuo, aumentando su Karma (del libro "India", de Richard Waterstone).

Ahora bien, si aquellos pseudo maestros espirituales creyeran en estas afirmaciones de su propia tradición ancestral India, no andarían por ahí materializando cenizas y relojes, fundando sectas, comprándose mansiones y Rolls Royce, violando leyes, tiñéndose la barba para aparentar ser más jóvenes (como Sri Sri Ravi Shankar ) o luciendo poses encantadoras para las fotos.

Deberían -según su tradición - estar alejados de ese superficialismo tan ajeno de la espiritualidad auténtica.

Pero ellos, habiendo usado sus poderes yóguicos – si existieran, si fueran reales - para lograr sus fortunas, no estarían haciendo otra cosa que prostituyendo sus poderes, rompiendo la regla de oro de los yoguis.

Pero claro, no existen tales poderes. Quedémonos tranquilos que el único poder que tienen ellos es el que les ofrecemos por creer en sus afirmaciones y por abrirles las puertas de nuestro corazón...y de nuestras alcancías.

CONCLUSION FINAL

En EEUU aparecieron profesores que definieron al Arte de vivir como una secta, ni más ni menos. Crearon un website Beyond the Art of Living, donde explican los engaños que hace la fundación cuyo único objetivo no es la iluminación sino obtener mucho, mucho dinero.

En Buenos Aires, asistir a un curso de El Arte de Vivir puede costarte hoy día 400 pesos. Se juntan, según me confirmó alguien que asistió, más de 100 personas por clase. Hagan la cuenta.

Esto sin contar los seminarios que imparten que suelen rondar en los 1900 pesos.

No se puede hacer nada por frenar el impulso que llevan estas sectas apoyadas incluso por el gobierno argentino.

La mejor forma de domesticar la mente de una persona es apaciguarla ante la injusticia, ante la corrupción, y cuando la religión no sirve, los gurúes vienen a la saga para resolver los “problemas políticos”.



Probablemente por eso reciban tanto apoyo por personajes importantes del ámbito argentino. Si la gente no ve lo que sucede a su alrededor, imbuidos por la metafísica y el trance de las sectas, mejor serán manipuladas por los gobiernos de turno.

La única solución que veo es informar. Y buscar la verdad siempre. Pero ¿ a cuántos les interesa esto?.
 
 

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